enero 28, 2013

Simulacro 09: Sin mascaras


Capítulo 9: Sin mascaras

Oscar me iba a seguir pero Ivy lo detuvo, aparentemente era algo que solo Isaac y yo debíamos hacer.

—Arriesgándome a que me vuelvas a golpear ¿cómo conseguiste reunir gente que trabajara para ti? ¿Qué no estábamos solos? —aventuré.

—¿Qué no dije yo que me encargaría de resolver esto? —contestó Isaac.

—¿y por qué necesitas un ejercito? —pregunté.

—Buscar a la chica que pusiste en peligro, por ejemplo —no me perdonaba, solo seguía el consejo de Ivy y solucionaría las cosas antes que seguir atacándome por mi error.

Yo no quería evitar la culpa y entendería perfectamente si decidía matarme pues sería un castigo apropiado para mi error. Por mi culpa Veritas había sufrido y que alguien sufra por mi inacción era imperdonable, tan imperdonable que incluso aquello se me atribuyen actos de heroísmo que yo no cometí.

Isaac suspiró.

—Mira, sé que parezco el peor de los villanos y Veritas y Oscar y tú decidieron no confiar en mi pero quiero asegurarte que yo solo busco lo mejor para el mundo porque soy el que tiene el poder para cambiarlo a través de personas como tú y Veritas. Para hacer un mundo mejor los necesito de mi lado —confesó.

—¿Y cómo harás un futuro mejor? —pregunté, no le creía del todo.

—Primero debo explicarte cómo está todo —el sacó el artefacto con el que lo había visto proyectar un holograma y me lo mostró, tenía muchos engranajes que giraban rápidamente y decía la hora, justo como un reloj— Este artefacto que tengo aquí es el causante de éste ciclo de un día al que yo nos forcé pero antes de que me acuses o intentes quitar el aparato déjame aclarar por qué fue que lo hice.

—Continua —al fin hablaba con honestidad.

—No entraré en detalles porque no los comprendo muy bien, pero si imaginamos el tiempo como una árbol de infinitas ramas, en algún momento del día siguiente esas llegan a su fin y se unifican, como si se acabaran las decisiones que podemos tomar —Su mirada parecía turbada, estresada, cansada—. Por eso yo hice un nudo en el tiempo hasta encontrar una rama dónde el tiempo pueda seguir fluyendo naturalmente y nuestras decisiones sigan teniendo peso sobre nuestra historia.

—¿Así que proteges la libertad de expresión? —me burlé.

—¿sabes cuales son las señales de que el tiempo va a volverse una línea recta? —preguntó.

—Están relacionadas con Veritas y conmigo —aventuré.

—Su muerte, para ser exactos y por eso, por más que quiera, no puedo matarte —reconfortante.

—¿Algún otro descubrimiento? —pregunté.

—No, esto es más una especie de anécdota —sonrió con melancolía por el pasado, era algo en lo que yo también solía caer de vez en cuando, por más que intentara evitarlo— Que me hace creer que alguien está jugando con el tiempo y con nuestras vidas.

—Adelante —le pedí— quiero saber quien, además de ti, quiere controlarme.

—Mis recuerdos eran ¿cómo llamarlos? eran agradables alguna vez —se pasó la mano por el cabello— recuerdo que tenía amigos y novia, me llevaba bien con todos ellos y tenía una familia que me apoyaba pero en algún momento en el tiempo, antes de que hiciera este nudo, algo cambió y mis recuerdos se volvieron agridulces, recuerdo perfectamente como cometí un error grave y todos dejaron de amarme.

Me recordó bastante mi historia, la diferencia es que el cometió un error y a mi se me inculpó de algo.

—debe ser raro tener dos pares de recuerdos en ti —no lo decía con malicia, realmente simpaticé con él y su apertura. Era tan parecido a mí y eso era lo que nos hacía odiarnos mutuamente.

—No los tengo, personalmente solo recuerdo lo segundo —su mirada se descompuso bastante ¿estaría luchando contra las lagrimas?

—¿Entonces cómo? —no terminé de formular la pregunta, no sabía como.

—Los tengo apuntados, en un diario —el guardo el objeto del tiempo y sacó un pequeño cuaderno— los archivos escritos sobreviven al tiempo, incluso a los cambios hechos en él— ¿Y cómo sabía que no se había inventado él, en un arranque de locura, ese pasado feliz?

—Ivy también lo hace —comenté— escribir muchas cosas— creo que él se lo había inculcado.

—Ivy —su tono fue de cariño— esa chica no tiene inmunidad ante el tiempo, o al menos no la tenía, y solo me recordaba por medio de los libros que pasaba todo el día escribiendo.

—¿Entonces cada día ella lo olvida todo? —cuestioné, sorprendido, con renovado respeto por Ivy.

—Solía hacerlo, cuando era otra ivy —frunció el ceño, era expresivo cuando era franco, ya no me parecía el hombre frío y estatuesco que había conocido antes— Ésta Ivy, podrías llamarla una paradoja.

—¿Paradoja? —pregunté, confundido.

—Ella tenía un destino muy cruel —explicó—yo la salve el día de ayer, viernes, y la interné voluntariamente en este ciclo hasta que pude sanarla y dejo de ser cómo la Ivy de antes.
—Ya veo —así que por eso Ivy decía que le debía la vida.

—Antes Ivy solía desaparecer los días sin gente, cómo todos los que no están relaciones con esto —me explicó— pero conforme pasaba el tiempo comenzó a aparecer cada vez con mayor frecuencia en días seguidos y eso me alegró mucho, significaba que el tiempo la estaba aceptando y mi versión de la historia se estaban fusionando. Me sentí tan feliz el día que supe que ya era de los nuestros.

—¿Así que los días sin gente, son las ediciones que tú has hecho al mundo o influenciado en este día y los días con gente son cómo sería el día sin tu intervención y poco a poco se fusionan? —era una manera interesante de manejar los cambios al tiempo.

—No solo los míos, tú podrías haber causado por tu acción o inacción alguna consecuencia en el mundo con gente y no lo sabes, por eso debes de tener cuidado —se rio un poco— pero no te preocupes, que puedes tomarlo como un simulacro, debes de recalcar varias veces ese cambio para que suceda realmente a menos que estés tratando con alguien que ya es una paradoja de por sí, como nosotros. Es como un simulacro.

—¿Practicar para el presente real? —no sonaba nada mal pero…

—Sé que es malo que solo nosotros y los que elijamos tengan este poder, imagina si pudiéramos dárselo a todo el mundo y así evitaríamos tantas muertes y otras tragedias.

—Sinceramente, difiero —no estaba bien eso por una razón— se haría un mundo irresponsable porque solo podríamos volver y corregir nuestros errores, a veces nuestras decisiones tienen que tener consecuencias, así sean malas, para que podamos aprender a no volver a cometerlos.

—Solía pensar cómo tú pero, realmente, he cometido muchos errores y a veces considero que sería mejor que no hubiera existido.

Esa confesión me impactó. Negar su propia existencia era algo demasiado fuerte.

—Bueno, llegamos a dónde me indicaron mis hombres —efectivamente había más sujetos con pinta de “trabajo para Isaac” estacionados en un callejón.

—Están dentro del bar, es seguro —indicó uno de ellos y noté que todos llevaban armas de fuego. Me preocupé un poco.

—¿Cómo lo encontraron? —preguntó Isaac.

—Fue fácil —dijo, presumiendo, el hombre— no hay muchos disparos en el día de hoy, por lo tanto cuando escuchamos una serie de disparos y venimos corriendo dimos con el lugar.

—¿Mataron a los que estaban adentro? —preguntó con severidad. Comencé a preocuparme más.

—No, actualmente cuando llegamos todos estaban muertos —Incluso Isaac parecía sorprendido.

—¿Estás diciéndome lo que creo que estás diciendo? —tomo a su mandadero del os hombros.
—Si, Eric está muerto —confirmo el otro hombre.

Me tambalee hacía atrás, cada día era peor que el anterior pero si Veritas estaba bien, quizás, de una manera retorcida, esta matanza fue un golpe de suerte.

Avanzamos entre los cuerpos, el bar tenía el suelo tapizado de ellos y sus condiciones demostraban, incluso sin tener que verlos de cerca, que habían muerto porque algo había perforado sus cuerpos en muchos puntos, como si un objeto de pronto se dividiera en mil pedazos e hiriera a todos los presentes de muerte. Incluso me parecía escuchar como mis pies hacían ruido cuando pisaba mal y terminaban manchados de sangre.

Las paredes, los estantes, todo tenía hoyos pequeños y justo en el centro del bar, un lugar iluminado por la luz y dónde probablemente iría el espectáculo estaba una chica de rodillas, de espaldas a nosotros. Veritas.

Ella estaba rodeada por completo por una especie de manta color marrón con patrones color amarillo, no podía distinguir exactamente que eran. Me preocupé un poco por lo que le habrían hecho o la habrían echo hacer.

—¡Veritas! —grité y comencé a moverme más rápido.

—¡No te acerques, no están solos! —grito ella pero era demasiado tarde, un objeto esférico cayó de alguna parte y miles de agujas se dispararon en segundos contra Isaac, que me arrojo al suelo y me cubrió, y contra mí pero parecieron ignorar selectivamente a Veritas.

Un hombre que hasta ahora había permanecido a la sombra de las piernas del pequeño escenario salió a la luz, con su rostro oculto bajo un pasamontañas y cuya complexión era increíblemente robusta.

—Este tipo de sitios eran de los peores lugares para entretenerse en este entonces —hablo en pasado, al aire, jamás se dirigió a nosotros —todas las personas que vienen aquí no eran más que escoria y merecían el destino que se les dio ¿estás tú de acuerdo?

—Estoy de acuerdo… —Isaac se quitó de encima de mí y se levantó dolorosamente, a pesar de su atuendo grueso, había recibido muchos impactos en la espalda y sangraba bastante. Su sangre ya había pasado a mi ropa pero no la había sentido por el shock.

—Como lo esperaba, del sujeto que pone adolescentes a plantar bombas al buscar “un mundo mejor” —se burló el desconocido mientras rondaba la posición de Veritas.

—…Y aunque se lo merecen, es muy diferente pensar que lo merecen a hacerlo según tu propio criterio —gritó Isaac.

—Qué tenacidad —se burló el hombre— Incluso tienes energía para levantarte.

—Te mataré —Isaac sacó una pistola que escondía detrás de su espalda, atorada en su pantalón y disparó contra el hombre pero no tuvo efecto alguno. La mejor manera de expresarlo sería decir que la bala le atravesó sin causar daño alguno.

—¿Entiendes cómo funciona el tiempo? —el hombre seguía con su tono burlón— En este momento estamos jugando sobre dos días diferentes, dos sábados del mes de abril ubicados en la misma posición temporal pero solo uno de ellos podrá existir al final. Tu advocas un ideal irreal y soñadora de dejar el tiempo cómo estaba y aun así tener un final feliz  pero ni si quiera puedes entender nuestra circunstancia lo suficiente para entender por qué tu arma falló en matarme.

Intenté levantarme, debía ayudarlo,  al menos convencerlo de que nos retiráramos pero mi cuerpo no respondía. Noté que me dolían los oídos y escuchaba un ligero zumbido, mi pierna derecha tenía un dolor intenso y entonces noté que también había sido impactado.


—Eres un evento inevitable de nuestro futuro, por tanto, no puedo modificar lo que te vaya a pasar y, en el pasado, eres invencible —explicó Isaac mientras se apoyaba de una de las mesas para equilibrarse. La sangre seguía goteando.

—Aprendiste rápido para no tener ningún maestro, entendiste cómo funcionaba el tiempo y lograste volverte una instancia separada de tu pasado, convertirte en una paradoja y al mismo tiempo distanciarte de lo que realmente eras. Debió doler ¿No? Pero claro, era lo que debías hacer para salvar el mundo, el sacrificio no es nada para un héroe —el hombre avanzó más hacía Isaac.

Sentí como si esas palabras estuvieran dirigidas a mí.

—Te las ingeniaste para separarte del niño que realmente eras y aún si lo matara tu seguirías existiendo al mismo tiempo que preparaste a este ejemplar específico para encomendarle tu tarea cuando tu murieras —El hombre siguió hablando, Isaac no se movía y yo tampoco podía moverme pero vi las intenciones de nuestro agresor.

—¿No experimentas cierto Deja vu? —el hombre sacó una navaja— ¿No te recuerda a los inicios de un hombre el ver a su mentor morir después de verse envuelto en problemas relacionados con el tiempo? ¿Recuerdas lo inútil que te sentiste cuando ni si quiera habías podido moverte para salvarlo, ayudarlo o incluso protestar contra tu enemigo? ¿Qué se siente estar del otro lado? ¿Qué es peor? ¿Morir tú o verte morir a ti mismo?

Isaac disparó desesperadamente pero las balas seguían sin surtir un efecto más allá de ensordecerme. No podía seguir viendo, miré a Veritas y ella seguía inmóvil ¿Por qué no hacía nada?

—No sé qué tonterías estás hablando —Isaac intentó retroceder pero sus heridas eran demasiadas y solo logró caerse y voltear la mesa de la que se sostenía. Aun así no dejo de mirar de manera desafiante a su oponente, quería irse luchando.

—Tal vez aclare más las cosas si te recuerdo tu verdadero nombre— el hombre giró la navaja en su mano una vez y sonrió con sorna, me estaba mirando a mí— Isaías.

—¡No! —Veritas al fin se levantó de su lugar y, sosteniendo con una mano la tela que la cubría, intentó lanzarse contra el hombre. Yo sentí como si algo en mi cuerpo se activara y en menos del tiempo que le tomo llegar a Isaac, yo ya había recorrido la distancia para interponerme. A pesar del dolor que tenía en la pierna, decidí tomar otra herida directo al vientre y caer de espaldas, justo a un lado de Isaac.

—Vaya giro en los acontecimientos —el hombre simplemente quitó el arma a Isaac, que casi estaba inconsciente y lo remató con ella. Sentí ganas de llorar pero ni si quiera eso pude hacer, solo sentía dolor penetrante en todo mí cuerpo.
                                                                          
—Decidiste sacrificar a uno de ellos y terminaste perdiendo a los dos —el hombre se dirigió a Veritas— debe ser molesto ver como tus planes nunca salen como lo esperabas.

Tenía sueño, deseaba dormir y que el dolor se fuera ¿qué tanto faltaba para que todo volviera a su estado natural? A que el tiempo raro hiciera su efecto y volviera a pelear con Isaac y hacer un duelo de palabras con Veritas.

Veritas salió corriendo y se puso frente a mí, interponiendo su cuerpo entre mi probable asesino y yo. No tenía sentido. Si lo hacía, solo moriríamos los tres.

—Y dime, tú que eres la dueña de este mundo —el hombre se giró a Veritas— ¿Qué quieres que haga con él? Debido a él todos los finales son malos, debido a él no puedes tener el mundo que tanto sueñas y sin embargo ahí estás, parada entre él y el arma.

—No sé de qué hablas —Veritas tenía dificultades para hablar, y podía oír como contenía las lágrimas.

—¿Y sigue tu farsa? —el hombre dejo caer la pistola y comenzó a reir— Vaya humor que tienes.

—Si lo matamos, no tendría sentido nada —argumento ella con cierta familiaridad en su voz.

—¿Acaso has caído por tu instrumento para conseguir un mundo feliz? —recordé vagamente lo que había aprendido de Veritas hasta entonces y algo que me hubiera gustado ignorar hizo click en mí.

Todos me describen como vital, ella no quería que el tiempo avanzara porque implicaría sufrimiento. Tenía sentido esa traición, tenía sentido que se fuera con este hombre que derrotó a Isaac, el único que quería que realmente avanzara en el tiempo.

Y paradojas como Ivy podrían o no aparecer mañana. Y mañana podríamos estar todos muertos.

Tenía sentido temerle al futuro ¿Por qué no lo vi antes?

—¿Estás segura? —preguntó el hombre. Veritas no se movió.

—Veritas —dije en un aliento, ella no lo escuchó o prefirió ignorarlo. Se levantó y ya no estaba llorando.

—Cómo usted diga, su alteza, la dama del tiempo —¿era una sonrisa cálida la que el hombre estaba haciendo?— pero tampoco podemos dejarlo aquí, si lo dejamos en estos días solo terminará como este otro.
El hombre pateó el cuerpo de Isaac.

—No, Isaías no puede, no debe morir —susurro ella— Él debe ser el primero, el pionero de un mundo feliz, quiero que él…

Su voz se hizo inentendible o yo estaba perdiendo el conocimiento.

—Entonces solo se borrará —el hombre se acercó a mí

Veritas se giró y susurro algo que no pude entender.

Mi vista se nublaba y me pareció verla con un semblante de tristeza como nunca la había visto ¿Le había fallado? ¿Le dolía hacer esto? ¿No debí involucrarme?

O quizás, guarde la casi nula esperanza, era algún plan y se estaba disculpando. Ella no quería hacerlo, ella jamás lo haría.

Mintiéndome respecto a Veritas, vaya ironía. Y así quede inconsciente.

1 comentario:

  1. Vaya viejo este capitulo por mucho es el mejor de todos los que he leído hasta ahora.

    Y ya que alguien explica que estas repeticiones son una especie de simulacro, tiene sentido todo, empezando desde el nombre. Como no lo pensé antes XD

    Me agrado mucho como te tomas tú tiempo para explicar la base de la historia en los diálogos, muy bueno, muy simple y por tanto muy acertado.

    Lo de Isaac-Isaias ya se veía venir, no me imaginaba hasta que grado todo podía ser pero bueno, no me toma por sorpresa pero no por eso pierde peso o deja de encantarme. Basicamente esto va de puta madre...

    Espero a ver que giros vienen ahora y sigue con este buen trabajo de dialogos.

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