marzo 09, 2012

Aunque tome toda una vida -Capitulo Tres: Confianza.

El filibustero salió a su encuentro con el apostador. Su camarada de futuras trastadas y viajes estaba tranquilo fumando un poco de tabaco que aparentemente él había liado con sus propias garras.
El tahúr expulso lenta y elegantemente el humo de su tabaco por las fosas nasales. Estaba tan calmado y parecía tan alegre como siempre. Era raro tomando en cuenta que hacia menos de dos minutos había puesto al límite la voluntad de un joven que, sin duda alguna, a la menor oportunidad trataría de calcinarle su lengua y el rostro.

—Todo bien ¿Verdad amici? —pregunto el hombre que confiaba en su suerte.
—Me preocupa el viaje que haremos. Temo que gracias a tu evidente habilidad para hacer enemigos, la travesía sea más larga y pesada de lo que esperamos.
—Bueno, no deberías preocuparte de lo que aun no ha sucedido— exhalo un par de bocanadas de humo en forma de círculos.
—Me temo que si no me preocupo yo, nadie más lo hará—puntualizo.
—Por favor, de haber sabido que ya viajaba con una mujer— Donovan señalo a Flogging con su cigarro sonriendo burlonamente— nos pudimos haber evitado todos los problemas y preguntas de hace unos minutos.
—No me agrada tu tono. No me ofende la comparación —la voz del filibustero sonaba como una sutil amenaza—, lo que me preocupa, es viajar con gente que no es lo suficientemente precavida. No he sobrevivido en esta “labor” solo por suerte.
—Yo tampoco aunque no lo creas— el jugador lo dijo con un tono fastidiado, como el que usa justamente la gente que está harta de ser subestimada—. No te contare mentiras sobre mis habilidades para pelear o para disparar una pistola, pero, si te soy sincero, soy más que una cara bonita que va por el mundo acostándose con mujercitas ingenuas, embaucando a viejos idiotas y aprovechándome de los imbéciles en general. Del mismo modo se que tu tampoco eres llamado dedos de oro por tu habilidad con la espada, para el robo o la pelea a puños limpios. Sé que tú tampoco eres un mercenario marino a sueldo más. Así que me gustaría que nos tratáramos con el “profesionalismo” que merecemos, no te mentiré, me gusta llevar las cosas de manera cordial, tener un trato agradable y divertirme. No te ganaría sin duda alguna en combate si me pusieras bajo esa prueba, pero tampoco creas que no me atrevería a responder. No confundas mi cortesía —Donovan miro a los ojos a Flogging y le regalo una sonrisa de piedra—, con debilidad de carácter ¿Quieres? — el discurso finalizo al mismo tiempo que le posaba una mano en el hombro a su colega.
—Hasta que no me demuestres lo contrario—lentamente hizo a un lado la mano de su compañero—, me temo que tendré que poner en duda tus habilidades. No te lo tomes personal, pero es la manera en que me gano la vida.

La mirada que había hecho Donovan, la sonrisa, el tono de voz y la pose eran un claro ejemplo de un tipo que sabía que su palabra valía mucho y se ejecutaba a la orden. Era la manera en que una persona de carácter noble o de alto rango se dirigía a los demás.
En el acto todo eso pareció un vil teatro al momento que los ojos color miel del filibustero se clavaron en los del apostador. Lo que en ellos se leía no era la dureza de una actuación bien ensayada y perfeccionada con la práctica, nada de eso. En esos ojos Donovan observo un temple inquebrantable, como una voluntad y firmeza que prevalecería aunque costara la vida llevar a cabo la tarea.

Ese tipo de mirada ya se la había encontrado antes, es más, sin duda el también la había tenido recubriendo sus ojos. Se le solía ver en tres tipos de personas, o al menos, era en ese tipo de gente en que el tahúr la identificaba: en las personas que se jugaban la vida tratando de sobrevivir a la muerte en una de sus múltiples facetas, a los que amaban de una manera tan intensa que estaban dispuestos a retar al destino y a los desgraciados que creían que ya no tenían nada que perder.

En ese instante, el se preguntaba mientras observaba esos ojos color miel, a cuál de las tres opciones pertenecía el sujeto con el que forjo su alianza.

—Te compro tu idea—suspiro—, solo porque leo en tu mirada… honestidad—dijo despacio, tratando de medir la reacción de dedos ante esa palabra y el claro tono de duda y falsedad con que la pronuncio.
—No quisiera cuidar mi espalda de ti también —sorprendentemente, Flogging se relajo al decir eso—. Ya tendremos bastante de que preocuparnos en el viaje y quisiera poder utilizar tus servicios en el futuro, del modo en que ahora usas los míos en el presente.
—Ya me parecía demasiado hermoso para ser verdad—Donovan sonrió aliviado también—. Por un momento creí que estábamos a punto de darnos la mano en señal de amistad— dijo irónico.
—Me gusta ser claro—respondió secamente mientras arqueaba su ceja derecha—. Es así de simple.
—Bueno como sea. Sin resentimientos mein freund— la sonrisa de Donovan esta vez parecía nacida del alma—. Y para que creas en mis palabras, te agradezco que me salvaras la vida, dos veces seguidas allá adentro.
—Bueno, como te dije, quiero contar a futuro con tus servicios.
—Vaya que eres un tipo seco eh— la cara del jugador se volvió una cruza entre mueca de incomodidad y burla—. Bueno, dejando a un lado esto llego la hora de partir.

Al instante que dijo eso, el hechicero salió sudando por la puerta de la vieja casa. Se notaba realmente agotado y desganado, pero aun así, trato de mantener su aplomo lo mejor que pudo.
—No puedo creer que hayas salido tu primero stolto antes que tu amada.
—Estoy aquí—la voz carente de emoción de la mujer sobresalto al tahúr y al filibustero—. Salí detrás de dedos de oro.
—¿Qué tipo de brujería es esta? ¡Jamás percibí tu presencia! —Donovan estaba genuinamente impresionado.
—Yo tampoco lo note—Flogging se escuchaba menos sorprendido que shamrock, pero claramente también le había tomado por sorpresa.
—No es ningún tipo de magia—intervino stregone—, es una especie de habilidad natural que ella posee, así como el ser fría o carecer de emociones.
—Bueno eso es lo de menos. Pongamos en marcha— el filibustero le resto importancia a esa revelación con sus palabras.
—Ser invisible—Donovan miro a stregone con el semblante irritado ligeramente—, va más allá de ser una simple habilidad tonto.
—Realmente no es una habilidad—intervino la mujer—. Es fácil de entender tomando en cuenta que sus sentidos estaban focalizados en intimidar y discutir más que en lo que los rodea. Que como, dijo dedos de oro, cometas el error de no ser lo suficientemente precavido, no podría ser llamado habilidad.
—Supuse que estábamos en un lugar apacible —esas palabras sonaron más a disculpa que a explicación.
—Como dije, no puede ser llamada habilidad esa falta de pericia— finalizo la mujer.

Shamrock se molesto bastante al escuchar a la mujer refiriéndose de ese modo a sus “artes” de supervivencia. No le molestaba tanto el que señalara probables defectos, porque desde luego, el no daba crédito a que se equivocara. Lo que irritaba al pirata se encontraba en ese tono de voz carente de emoción. No podía saber si se burlaba, si lo decía para joderle, si le criticaba de modo positivo, es más, no tenía idea si era un comentario y nada más. Querer descifrar a esa mujer era como tratar de romper una piedra a puñetazos.
Controlando sus deseos de abofetearla para entender a que se refería, el tahúr opto por simplemente dedicarle su sonrisa zalamera más elaborada, darse la media vuelta, y atragantar en su garganta todos los improperios que se le ocurrían.
La mujer se quedo de pie, como estatua de pedernal mirando cómo se alejaba en el camino. Dedos les llevaba bastante terreno recorrido, Shamrock ya había marcado su distancia lo suficiente también.
En ese momento, stregone se acerco a su amada y la tomo con suavidad del brazo.

—Entonces, mi amada anam ¿Piensas que esos tipos se mataran a la brevedad?
—Tienen problemas. Combaten a sus miedos interiores, eso es todo.
—Pero, me gustaría sacar provecho de esta situación tensa que se les presenta, mi querida anima.
—Solo tienen problemas, eso es todo —la mujer comenzó a andar y alejo a su amado con gentileza—. Ellos tienen problemas, como todas las personas— dijo con un tono que por primera vez mostraba un brillo de emoción. Una molestia latente se palpaba en sus palabras—, mi amado hechicero.

Stregone se quedo petrificado ante ese último comentario. Fue tal su impresión que la fuerza en sus dedos se extinguió y sus pertenencias terminaron desperdigadas en el piso.
Y a pesar del ruido que sus objetos habían hecho al chocar con el piso, fue tal la impresión del hechicero que tardo unos instantes, no en notar que el piso parecía un improvisado puesto ambulante de rarezas mágicas, sino en regresar a la realidad y percibir correctamente el tiempo de nuevo.
Para alguien versado en el poder de las palabras y los pensamientos, como él justamente, un par de palabritas con el tono correcto, bastaban para hacer que deseara morir.

Después de caminar en silencio bastante tiempo, llegaron a los muelles, en concreto al atracadero siete.

—Vaya, de esto se trata la suerte —dijo el tahúr sonriendo con el cigarrillo en los labios—. The lucky seven mis amigos, es así y nada más.
—Es solo una coincidencia. No espero que bajes tu guardia por creer que la suerte te sonríe.
—Mi estimado dedos, así es como las personas de poca fe llaman a la suerte, azar. Yo en cambio, que por fortuna soy un hombre que forja su suerte, la llamo compañera y amiga. No bajare mi guardia, solo me he puesto de mejor humor.
—Yo a la única compañera que conozco es a la soledad —dijo seco y serio Flogging—. A pesar de todo, te agradezco que tomes en cuenta mis palabras y avisos.
—Bueno mi querido bandito, tu fama te precede después de todo, además, no tengo duda alguna de que la muerte a tratado de ser más que una amiga para ti.

Dedos dio la vuelta para verle a la cara. Se sostuvieron la mirada un par de segundos. El semblante del pirata no cambio ni un poco de esa cara alegre y animosa. No se notaba ni burla ni otra emoción en su cara. Flogging le sonrió de manera sincera y se dio la vuelta de nuevo.

—Tu nave es una urca —señalo la mujer de ébano.
—De todos me hubiese esperado que supieran, menos de ti mujer.
—Leo bastante de todo tipo de objetos, no te extrañe que conozca más cosas.
—Esa embarcación no es un objeto —la cara de Flogging mostraba cierto enojo por esa palabra—, es mi más preciada posesión. Su nombre era triunfo, así, a secas. El hombre que había destruido mi nave en ese entonces poseía esta belleza… fue de ese modo que mi vieja tripulación y yo lo combatimos a él y a sus hombres sin tregua y cuartel por tres noches. Fue una de las peleas más bestiales en las que he estado. Al final triunfamos. Le robe el triunfo y lo deje abandonado en una isla a él y varios de sus hombres, de acuerdo al maroon. Y este bello barco fue modificado un poco y se le rebautizo como el vendetta, en honor a la manera en que lo obtuve— finalizo orgulloso y cruzando los brazos en el pecho.
—¿Te enorgullece ese barco? —Donovan estaba genuinamente impresionado.
—Es un tesoro para mí. Cada tercer día venia a darle mantenimiento. A veces solo salía para eso. Lo cuido tanto como a mí mismo.
—Por lo que he oído de él, eso ya es mucho decir—dijo Stregone en voz baja a ánima.
—Tu fama sin duda alguna te precede amico.
—Eso es lo de menos. Este barco es muy valioso para mí. No solo ha sido una buena nave, me ha salvado la vida y me ha traído completo de muchos negocios, sino que además es una de las mejores embarcaciones que he capitaneado o incluso visto en el
mar. De manera que, agradecería que no se refirieran a ella como un pedazo de madera cualquiera— su voz sonaba una orden más que una petición amable.
—¡Quién lo diría! Tú también tienes sentimientos después de todo— dijo sonriente Donovan.
—Nunca dije lo contrario— el rostro del filibustero se torno serio nuevamente—. Creo que solo he puntualizado que a los malos pasos debemos darle prisa, y que no creo todo lo que se dice en el mundo —finalizo mirando a la mujer de ébano.
—Al menos hasta no verlo, como las sirenas— dijo ánima mirándolo a los ojos.
—¡Touche voleur!
—Es un punto que no puedo debatir— dedos miro fijamente a la rabdomante.
—Sin importar todos los lugares que hayas visitado, las personas que te encontraras en el camino y las habladurías que pasaran por tus oídos, debes recordar que el mundo es muy grande y guarda grandes misterios todavía.
—¡Deja de aburrirnos stolto!
—Te doy la razón en parte—dijo Flogging ignorando al tahúr—. La mente es sin duda como el mar, siempre podemos expandir nuestra visión y encontrar nuevos horizontes.
—Aunado a ser un tontorrón emocional, ahora también eres un filosofo de mar ¡Cuantas sorpresas nos estas dando dedos de oro! O tal vez te vendría mejor lengua de oro, por tus elegantes palabras y pensamientos tan profundos…
—No recuerdo que te burlaras de ese modo cuando mi pistola salvo tu grasienta cara de niño de ser desfigurada por el fuego de ese tipo.

Para sorpresa de todos, el filibustero al terminar de decir su respuesta se rió con mucha alegría y chasqueo los dedos al dejar callado, ya fuese por la impresión o la respuesta, a Donovan.
Después de todo, el jugador ya no sabía a qué atenerse con ese sujeto. Hacía menos de una hora estaban discutiendo acaloradamente. Cinco minutos atrás miraba con ojos de amor a su embarcación y ahora se reía y seguía el juego de burlas como si fuese lo más natural. Era un tipo más raro de lo que se decía por los arrabales… o tal vez estaba muy loco.

Saliendo de su estupefacción, Donovan y stregone apresuraron el paso para subir al barco y ponerse al corriente de la situación.
Raudos como solo podían serlo ese desigual par, subieron a la cubierta a través de un tablón de madera y encontraron a todos los marineros contratados previamente haciendo un círculo alrededor de Flogging.

—Eso es lo referente a la paga— el tono de voz de Flogging sonaba autoritario—. Con respecto a las reglas—de uno de los bolsillos sustrajo un pedazo de papel—, que acataremos sobre la nave son las siguientes…
—¿Qué diablos esta haciendo? —cuestiono stregone en voz baja a shamrock.
—Les está leyendo el chate partie —miro al mago y suspiro—. Es algo así como un código a seguir sobre la nave, son las “reglas” de la nave.
—No tenía idea que fueran tan organizados los piratas.
—Dedos de oro es un filibustero. Ha navegado bastante tiempo y ha sido un reconocido capitán en diversos abordajes. Por supuesto que él es organizado. Lo que jamás había visto era que alguien leyera su tripulación el código…
—Bueno supongo que no todos sabrán leer…
—Exactamente stolto— dijo con fastidio y poniendo en blanco los ojos el tahúr—. La mayoría de navegantes abusa de que su tripulación es estúpida o carente de la instrucción básica. En cambio, ese sujeto les está haciendo conocedores de ellas… para que sepan a qué se atienen. No lo entiendo.
—Bueno, ese tipo de conducta habla muy bien de su persona—dijo stregone sonriendo instintivamente—. Eso demuestra que podemos confiar en él.
—¡Bah! Tal vez simplemente quiere hacerse el bueno para ganarse a la tripulación o evitar llevar en su conciencia el cargo de matar lentamente a alguien con el maroon.
—Sea la razón que sea. Esta es una manera sumamente honrada de actuar, lo mires por donde lo mires. Incluso si buscara obediencia… no se la está granjeando por la fuerza y el miedo.

El apostador abrió los ojos ante el hecho de que no pudo objetar nada más. Era verdad, pocos eran los navegantes del océano que se tomaban esas molestias. Usualmente la mayoría, igual que el mismo, pensaban en la tripulación como perros sacrificables por su beneficio. No los consideraban personas, sino viles monos que atendían una tarea determinada y que, como esos mismos animales, eran reemplazables.

Definitivamente, Donovan no sabía a qué atenerse o que esperar del filibustero.

—Ya ha terminado de leer—dijo el mago sacando de sus reflexiones al tahúr—. ¡Vaya, todos se dispersaron sin rechistar! Están de acuerdo entonces con lo que les dijo.
—¡Eh, shamrock ven acá! — le gritaba dedos de oro desde el alcázar.
—Te llama dedos de oro— le informo ánima.
—Ya le escuche, no soy ningún sordo— respondió molesto el pirata y se encamino a donde estaba el capitán.
—Dedos me pidió que clavara esto en el palo mayor— le extendió a su amado el papel amarillento—. Es lo que les leyó a los marineros.
—Que interesante. Déjame verlo que no tuve la oportunidad de escuchar de que trataba todo esto, al menos completamente.
—Yo si lo escuche, estaba a un lado de él cuando lo leyó.
—Quisiera leerlo por mi cuenta amada mía. Veamos… —con su diestra sujetaba el papel a la altura de su rostro mientras que con la siniestra se acariciaba el mentón—. Ron y comida para cada marinero. Se deja de beber a las 9 y se apagan las velas. Si alguien desea seguir bebiendo lo hará en la cubierta principal. No hay peleas en la nave, hasta llegar a tierra firme y se combate de forma honrada… vaya. Incurrir en una falta grave acarrea el castigo del abandono o maroon… ya lo he escuchado, pero no sé que es ese castigo… ¡Espera! — El hechicero agarro con ambas manos el papel y releyó lentamente, como si lo que había leído antes hubiese sido un juego de su mente—. Aquí, en la parte final donde habla de los pagos y los rangos de la tripulación…
—Estamos en calidad de altos puestos.
—Me doy cuenta…Dedos de oro Capitán, claro eso era más que obvio. Shamrock es considerado capitán, solo que por debajo del capitán de la nave. Stregone es el sub alterno de shamrock…que significa eso de subalterno—pregunto más al viento que a alguien en concreto.
—Tú respondes a shamrock y ustedes dos responden a dedos de oro. En concreto tú no tienes autoridad para mandar a nadie en sí, pero del mismo modo te hizo intocable ya que te dio un puesto de apoyo para otro capitán.
—Creo que siempre he amado tu manera tan analítica de ver las cosas—dijo con cara de tonto mirando a los ojos a la mujer.
—Si ya terminaste de leer, quisiera ir a clavarlo como me encomendó el capitán—dijo secamente y haciendo caso omiso del cumplido que le prodigo su amado.
—Aun no término —dijo confundido el pobre hechicero. Claramente no esperaba una respuesta tan fría por parte de ella—. Ánima, tú tienes un cargo especial, eres adivina.
—No es ningún cargo especial, a eso me dedico.
—No lo entiendes, y me sorprende. Después de todo habiendo leído tanto creí que entenderías más sobre lo relacionado a la tripulación. Tu cargo no corresponde con nada que tenga que ver con una tripulación pirata, es más, incluso yo puedo ser considerado alguien con un cargo, pero tú, eres un caso aparte… y respondes ante Flogging “dedos de oro” solamente. Vaya, nos ha dado esos puestos para que nadie se meta con nosotros, parece como si fuéramos importantes…
—Tengo que clavar ese papel en el palo mayor, dámelo por favor— su voz monótona adquirió un leve matiz de autoridad al pedir el papel amablemente.
—¿No lo ves anam? Dedos de oro de algún modo esta depositando su confianza en nosotros, o por lo menos nos está dando la libertad de ir por el barco como si nada, es maravilloso.
—Sí, me lo imagino. Ahora entrégame ese papel, no quiero incurrir en una falta con el capitán.

Stregone le dio el papel casi inconscientemente, de manera mecánica. La mujer de ébano, como aparentemente siempre solía hacer, no le prestó menor atención a su amante, simplemente tomo el papel y se retiro sin percatarse de nada. Lo cierto era que en ese momento, el hechicero quedo fascinado por la actitud del filibustero para con ellos tres, de tal manera que fue en ese instante, que la semilla de la confianza se planto en su ser.

Donovan estaba de brazos cruzados mirando a Flogging desplazarse por todo el castillo de popa. No sabía por qué lo había llamado, solo le dijo que observara, y eso es lo que hacía. No entendía por qué y tampoco le importaba.
El filibustero finalmente dejo de moverse de un lado a otro. Dio un hondo suspiro y sonrió mientras acariciaba el timón de rueda de su embarcación. Era como reencontrarse con una vieja amiga. Se sentía además muy contento porque a pesar de todo lo dicho y sentido, amaba el mar y volver a navegar le hacía sentirse vivo y completo.

Tal vez por eso tenía mejor humor y había dejado de ser tan taciturno y distante. O simplemente su alma consistía en muchas más facetas que solo la de viajero de mar, filibustero y mercenario. No podría decir realmente que es lo que hacía que su alma se sintiera tan plena, pero tampoco era tan necio como para tratar de definir una emoción así, el prefería disfrutarla que analizarla.

—Bueno espero que hayas prestado atención a todo lo que hice, porque la siguiente ocasión que zarpemos de un puerto, tú te encargaras de eso amicus— lo último fue imitando la voz del tahúr.
—A mi no me interesa navegar. Puedo ser muchas cosas menos un capitán o navegante.
—Pues te tengo noticias, de ahora en adelante tú y yo seremos los que dirigiremos esta nave, a donde sea que vayamos, llegaremos gracias a nuestras dotes de navegación.
—No tipejo, estas mal esta vez— shamrock se enfureció. Sujeto de la camisa a dedos y lo miro directo a los ojos—. Yo no soy uno de esos peones que están bajo tus ordenes, recuérdalo, somos socios y no acatare tu palabra como si solo tu voluntad importara. Si he dicho que no navegare esta nave, es lo que pasara ¿capisci?

Flogging sujeto con firmeza el brazo de su socio con ambas manos. Haciendo acopio de fuerzas le dio la vuelta por encima de su cabeza y de un solo tirón lo levanto y estrello contra el piso de la nave. Sin soltarle el brazo se puso delante de él.

—Escúchame Donovan. No te vayas por la ruta equivocada. Lo único que quiero es poder hacer esta parte del viaje tranquilo. Confió en que tu naturaleza no permitirá que te arriesgues a muerte innecesariamente. Por eso, porque sé que salvaguardaras tu vida como nadie, quiero que tú dirijas a la vendetta, así podre estar tranquilo y preocuparme de otros asuntos cuando no sea mi turno de capitanear la nave —con un nuevo tirón, dedos puso en pie a su compañero—. No me defraudes tan pronto, además, como puedes decirte pirata si no timoneas una nave de vez en cuando.
—¡Suéltame alimaña! —De un manotazo el pirata quito la mano del filibustero— ¡Soy shamrock y como tal hago lo que se me dé la gana!
—Quieres que pasemos de las palabras a los puños… ¿Eso quieres realmente?
—¿Qué tan difícil de entender es el que no quiero nada que ver con la navegación y curo de la nave?
—Para mí es bastante difícil— dijo seco el filibustero—. Honestamente creí que te agradaría la idea. Además, es mi manera de mostrarte un poco del oficio, es como dar algo a cambio por tus futuros servicios. También quiero saber que tan de fiar eres en una nave, en todo sentido y bueno, creí que te agradaría porque si tu y yo capitaneamos la vendetta podremos viajar más rápido a que si solo yo lo hago. Entiendes que no es solo un capricho sino parte de los negocios y del trabajo de “socios” ¿Verdad?

El jugador no se esperaba una respuesta tan sincera de parte de su camarada. De hecho, ya había buscado con la mirada una espada para combatir al filibustero, pero, dada la sinceridad del capitán, se sintió desarmado, al menos su ira se apaga y perdió el ardor de combatir.
Desarmado en todos los sentidos reales y figurados de la palabra, Donovan se relajo. Dio un suspiro lastimero, de esos que dan los que se rinden y se rasco la cabeza. Se acerco a Flogging y le dijo en un tono quedo.

—No se navegar. Jamás aprendí a timonear nave alguna, a duras penas puedo dirigir una balsa de remos. Por eso es que no quiero navegar tu barco, porque no sé hacerlo.

Bien había dicho Flogging. ¿Qué pirata que se preciara de tener cierta fama no sabía navegar? Era irreal, como hablar de un ave de alas hermosas que no supiera como emprender el vuelo.
Al tiempo Donovan confesaría que ese era uno de sus más terribles secretos. De esas cosas que no se le cuentan a nadie por temor a parecer tontos, a que los tomen con menos seriedad o a que se burlen de ellos.
Shamrock esperaba eso ultimo. Desvió la mirada cuando confeso esa oscura verdad de su vida. No quería ver la cara del Filibustero, no soportaría ver su sonrisa burlona y detestaría escuchar sus carcajadas. No podía ser el mejor en todo, pero era verdad, el si era llamado pirata y la gente en general, ya estuvieran en el gremio marino o no, esperaría que mínimo tuviera nociones de navegación.

Y obviamente carecía de la más mínima habilidad y empeño para este oficio.

A pesar de todo, la burla jamás llego. Donovan miro a los ojos a Flogging y el permanecía impasible. Cuando sus miradas se encontraron el filibustero sonrío y le dio unas palmadas en el hombro.

—Pudiste empezar por ahí Donovan. Anda, agarra un barril de galletas o recárgate para que puedas verme y te explique cómo se hace, nunca es tarde para aprender —le dijo tranquilamente y sin quitar la sonrisa del rostro.
—Creí que te burlarías de mi —confeso aun apenado el tahúr—. Si lo hubieras hecho te habría rebanado el cuello, pero no has dicho nada ¿Por qué?
—Me sorprendió un poco si te soy sincero, pero eso no implica que deba mofarme de ti. No me convendría hacerme de un enemigo en mi propia nave y que goza de tantos privilegios como yo.
—Ya veo, eres practico dedos—dijo el tahúr recobrando sus bríos.
—Tampoco me burle porque no sería correcto. No me hace más hombre reír de algo así, no le veo sentido.

Donovan se sorprendió por esa última respuesta. Con más razón que antes, no sabía a qué atenerse con dedos. Ahora parecía que su corazón también estaba bruñido en oro por ese pequeño gesto de nobleza.
No puedo evitar el sentirse bien y sonreír en ese momento. Haciendo caso de su capitán, fue por un barril de alimento.
Sin quererlo, le había dado una lección de confianza y educación, uno de los hombres de peor fama del viejo país y de la pista de baile del diablo.

3 comentarios:

  1. mm que cambiazo de flogging, si le sento bien el estar con su barco
    es divertido que discuta con donovan y que todos ignoren al mago colado XD

    mmm me gustaría que se les uniera otro personaje femenino, a ver que caos se crea yuju yuju.

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  2. Ok, y tanto tiempo que deje esto xD, sip, me esta gustando, igual, errores que ya te había comentado. Pero en esencia me sigue gustando Dedos, y bien has escrito el porque Donovan no me agrada mucho, :P

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  3. Ahora sí he podido recordarme de los personajes, lo malo es que cuando hay mucha gente reunida es difícil diferenciar quién es quien. Creo que debes trabajar un poco más en eso, así como en la ambientación. En ningún momento me dio la impresión de que estuvieran navegando, sólo cuando uno de los personajes empieza a timonear.

    El punto bueno que tienes es la fluidez. A pesar de que la historia no me engancha mucho, he conseguido leerla de un tirón, y para eso se requiere habilidad. El ritmo tambalea al inicio un poco, pero luego se estabiliza. El capítulo empieza a agarrar sentido cuando Flogging Dedos de Oro le dice a Donovan que timonee.

    Otro punto para mejorar es que deben quedar más claros los oficios de los personajes. Con flogging no hay problema, pues es él el principal, le dicen dedos de oro, y lo presentaste en el primer capítulo. Con el mago tampoco, y menos con la mujer ébano (tal vez sea porque es la única mujer del grupo). Pero luego me pierdo cuando hablas del tahúr (un jugador empedernido y tramposo) y el filibustero (pirata). En este caso, puede que tal vez sea yo el del problema porque no recuerdo bien los dos primeros capítulos. Pero creo que si en el futuro te enfocas a a trabajar desde el punto de vista de uno de los personajes (en tercera persona) podrás hacer que al leer nos identifiquemos más él. Precisamente este es el problema del narrador omnisciente en tercera persona, a mi parecer. Por ejemplo, en hobbit, cuando se reunen todos los enanos puede resultar un fastidio; pero afortunadamente no lo es porque cada uno tiene rasgos caricaturescos. El gordo es bombur, fili y kili, los hermanos (creo que eran gemelos), Balin es el más viejo, y Thorin... ni que se diga, el líder del grupo.

    Bueno, viejo...

    me voy a dormir.

    La historia sigue un poco lenta, pero no dudo en que pronto despegará. Es que a penas está comenzando.

    Abrazos.


    Hasid.

    ^^

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