junio 20, 2012

Capitulo Uno X: La primera vez que te vi.-Fragmentos de una historia de amor


Capitulo Uno X: La primera vez que te vi.

Yo no recuerdo esa ocasión que mencionas, para mí, esa no fue la primera vez que te vi. Aunque haya sido verdad. Más bien, no lo es porque no la recuerdo como la primera vez. La primera vez que realmente recuerdo haberte visto, como tal, como tú dirías “de verdad”.

Estaba en el salón con la profesora de bases biológicas de la conducta, ella era nueva, igual que nosotras en cierto modo, así que la relación se dio de una manera tan natural, que nadie la cuestionaba. No importa la edad, de alguna manera, las mujeres siempre, siempre nos entendemos… o nos odiamos. Somos simples.

Como sea, estábamos hablando de su materia realmente, pero de una manera más de amigos que de alumno-profesor.

Entonces, sin preguntar entraste al aula. Lo recuerdo porque me pareció un comportamiento sumamente grosero. No es que esperase mucho de los alumnos de 4to semestre o del semestre que fueras, pero la educación, bueno, se supone que tendría que ser todo distinto.

Interrumpiste de manera brusca y nos dedicaste una sonrisa tonta, de esas que, ahora se, solo haces cuando te burlas o finges una sonrisa. Por tú bien pienso que fingiste por querer parecer simpático, porque si fue de burla, aun estoy a tiempo de hacerte algo…

Llegaste a preguntar algo acerca de la materia que la profesora te daba, lo recuerdo porque bueno, ella era nueva entonces para que no sufriera de falta de atención de los alumnos o incluso alguna falta de respeto, tuvo que llegar con mano dura, entonces le cayó mal a muchos alumnos, como a ti, por el tono con el que le hablabas.

No tengo mucho que aportar, me parecías muy genérico pese a cómo te veías y no se trata nada más de tu aspecto, porque si algo que recuerdo bien es que usabas rastas y te dejabas toda la barba y me dabas asco por ese aspecto. Realmente a lo que me refiero es a que en tu persona, me parecías otro tipo arrogante de esos que abundan tanto en la universidad, como si fueras el más listo, o el más bueno o algo así, o sea, neta eras una presencia molesta y más en ese momento, interrumpiendo la plática, siendo pretencioso en tu manera de hablar y con tu tonito payaso.

Que mal me caíste la primera vez que te vi.

Recuerdo que reclamabas algo de una exposición que hasta a mi me dio hueva seguir escuchando. Simplemente parecías uno de esos niños de kínder necios que quieren que les den lo que quieren o si no se tiran al piso a hacer su berrinche, de verdad, era tan molesto.

Me dio harto gusto que la profesora no te diera por tu lado, sino por el contrario, que mantuviera esa firmeza con la que entro y te botara por un tubo, así “adiós” y nada más. Te lo merecías por patán, y me vale que sea verdad o mentira, me vale. Me vale.

Acabaste de hablar y aunque estabas molesto, al menos, esta vez, tuviste la educación de decir adiós a todos y de sonreír de una manera, que  tal vez no era más linda o más sincera, pero al menos se veía menos falsa.

Te saliste y dejaste la puerta abierta… idiota y patán hasta el final. De verdad, que mal me caíste en ese momento.

Tus sonrisas idiotas, tus palabras mamonas, tus quejas de niño chiquito y tus pésimos modales. Imagínate nada más si le hubiera aumentado tu pésimo aspecto, tu nulo gusto para vestir o en su conjunto el cómo te veías, pues no, neta que no.
La profesora siguió hablando conmigo y Paola sobre varias cosas. Con el tiempo ella se convirtió en una amiga mía, y curiosamente, en amiga tuya también, pero bueno, en ese momento no sabía eso. Solamente sabía que estaba ahí, que Paola era de mis mejores amigas de la carrera, que la profesora me caía bien y que el muchacho que acababa de salir me cayó mal.

Lo único que pensé, a la larga, es que no me gustabas para nada, no tú en concreto, sino tú tipo. Todas las personas somos especiales, aunque en varios puntos o cosas coincidimos. Tú tipo no me gustaba, para nada, lo mío en todo sentido, era y es otra cosa. No sé qué paso después. Y no puedo evitar sonreír de pensarlo.

Lo bueno, es que se tipo de gente que me cae mal, es pasajera porque tiendo a olvidar a las personas así. Y de verdad, te olvide como en un mes a lo mucho, porque aunque te veía de manera recurrente, con el tiempo dejaste de caerme mal. No porque te llegara a tratar o algo así, no. Simplemente deje de molestarme al verte, supongo que me acostumbre y te volviste un compañero más de carrera y listo. Y si llegaste a ser una imagen recurrente, no mía, sino de una persona más que estaba junto a mí, como dije, nunca fue mi tipo tú tipo.

Cursaba segundo semestre. Tenía muchos sueños, muy distintos y cambiantes, era y hasta la fecha soy, una de esas personas que les gusta intensear, quiero mucho a la gente aunque lleve poco de conocerlas o pueden caerme muy mal aunque nada más las allá visto, como dije, soy intensa. Tenía 19 años, no tenia novio, pero no lo buscaba tampoco, ni sabía si quería uno en verdad, a mi me gustaba salir y estar con mis chicas, lo que viniera era secundario. Me apasionaba mucho la carrera y mi objetivo desde que entre consistía en mantener un promedio por encima del 9 para tener una beca. Muchas cosas me gustaban y me emocionaban, muchas cosas dejaron de gustarme e incluso a lo largo de este tiempo termine cambiando, no en esencia, pero si de lo demás.

Así era yo, y eso eras para mí, la primera vez que te vi. Que si recuerdo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

¿Qué te pareció la historia?