Capitulo Uno X: La
primera vez que te vi.
Yo
no recuerdo esa ocasión que mencionas, para mí, esa no fue la primera vez que
te vi. Aunque haya sido verdad. Más bien, no lo es porque no la recuerdo como
la primera vez. La primera vez que realmente recuerdo haberte visto, como tal,
como tú dirías “de verdad”.
Estaba
en el salón con la profesora de bases biológicas de la conducta, ella era
nueva, igual que nosotras en cierto modo, así que la relación se dio de una
manera tan natural, que nadie la cuestionaba. No importa la edad, de alguna
manera, las mujeres siempre, siempre nos entendemos… o nos odiamos. Somos
simples.
Como
sea, estábamos hablando de su materia realmente, pero de una manera más de
amigos que de alumno-profesor.
Entonces,
sin preguntar entraste al aula. Lo recuerdo porque me pareció un comportamiento
sumamente grosero. No es que esperase mucho de los alumnos de 4to semestre o
del semestre que fueras, pero la educación, bueno, se supone que tendría que
ser todo distinto.
Interrumpiste
de manera brusca y nos dedicaste una sonrisa tonta, de esas que, ahora se, solo
haces cuando te burlas o finges una sonrisa. Por tú bien pienso que fingiste
por querer parecer simpático, porque si fue de burla, aun estoy a tiempo de
hacerte algo…
Llegaste a preguntar algo
acerca de la materia que la profesora te daba, lo recuerdo porque bueno, ella
era nueva entonces para que no sufriera de falta de atención de los alumnos o
incluso alguna falta de respeto, tuvo que llegar con mano dura, entonces le
cayó mal a muchos alumnos, como a ti, por el tono con el que le hablabas.
No tengo mucho que aportar,
me parecías muy genérico pese a cómo te veías y no se trata nada más de tu
aspecto, porque si algo que recuerdo bien es que usabas rastas y te dejabas
toda la barba y me dabas asco por ese aspecto. Realmente a lo que me refiero es
a que en tu persona, me parecías otro tipo arrogante de esos que abundan tanto
en la universidad, como si fueras el más listo, o el más bueno o algo así, o
sea, neta eras una presencia molesta y más en ese momento, interrumpiendo la
plática, siendo pretencioso en tu manera de hablar y con tu tonito payaso.
Que mal me caíste la primera
vez que te vi.
Recuerdo
que reclamabas algo de una exposición que hasta a mi me dio hueva seguir
escuchando. Simplemente parecías uno de esos niños de kínder necios que quieren
que les den lo que quieren o si no se tiran al piso a hacer su berrinche, de
verdad, era tan molesto.
Me
dio harto gusto que la profesora no te diera por tu lado, sino por el
contrario, que mantuviera esa firmeza con la que entro y te botara por un tubo,
así “adiós” y nada más. Te lo merecías por patán, y me vale que sea verdad o
mentira, me vale. Me vale.
Acabaste
de hablar y aunque estabas molesto, al menos, esta vez, tuviste la educación de
decir adiós a todos y de sonreír de una manera, que tal vez no era más linda o más sincera, pero
al menos se veía menos falsa.
Te
saliste y dejaste la puerta abierta… idiota y patán hasta el final. De verdad,
que mal me caíste en ese momento.
Tus
sonrisas idiotas, tus palabras mamonas, tus quejas de niño chiquito y tus
pésimos modales. Imagínate nada más si le hubiera aumentado tu pésimo aspecto,
tu nulo gusto para vestir o en su conjunto el cómo te veías, pues no, neta que
no.
La
profesora siguió hablando conmigo y Paola sobre varias cosas. Con el tiempo
ella se convirtió en una amiga mía, y curiosamente, en amiga tuya también, pero
bueno, en ese momento no sabía eso. Solamente sabía que estaba ahí, que Paola
era de mis mejores amigas de la carrera, que la profesora me caía bien y que el
muchacho que acababa de salir me cayó mal.
Lo
único que pensé, a la larga, es que no me gustabas para nada, no tú en
concreto, sino tú tipo. Todas las personas somos especiales, aunque en varios
puntos o cosas coincidimos. Tú tipo no me gustaba, para nada, lo mío en todo
sentido, era y es otra cosa. No sé qué paso después. Y no puedo evitar sonreír
de pensarlo.
Lo
bueno, es que se tipo de gente que me cae mal, es pasajera porque tiendo a
olvidar a las personas así. Y de verdad, te olvide como en un mes a lo mucho,
porque aunque te veía de manera recurrente, con el tiempo dejaste de caerme
mal. No porque te llegara a tratar o algo así, no. Simplemente deje de
molestarme al verte, supongo que me acostumbre y te volviste un compañero más
de carrera y listo. Y si llegaste a ser una imagen recurrente, no mía, sino de
una persona más que estaba junto a mí, como dije, nunca fue mi tipo tú tipo.
Cursaba
segundo semestre. Tenía muchos sueños, muy distintos y cambiantes, era y hasta
la fecha soy, una de esas personas que les gusta intensear, quiero mucho a la
gente aunque lleve poco de conocerlas o pueden caerme muy mal aunque nada más
las allá visto, como dije, soy intensa. Tenía 19 años, no tenia novio, pero no
lo buscaba tampoco, ni sabía si quería uno en verdad, a mi me gustaba salir y
estar con mis chicas, lo que viniera era secundario. Me apasionaba mucho la
carrera y mi objetivo desde que entre consistía en mantener un promedio por
encima del 9 para tener una beca. Muchas cosas me gustaban y me emocionaban,
muchas cosas dejaron de gustarme e incluso a lo largo de este tiempo termine
cambiando, no en esencia, pero si de lo demás.
Así
era yo, y eso eras para mí, la primera vez que te vi. Que si recuerdo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
¿Qué te pareció la historia?