“Deje que el viento me trajera tu voz, y me recordara lo
mucho que te necesitaba, pero no era momento para extrañarte, y seguí
caminando.”
Una tarde tranquila, como cualquier otra de un caluroso
verano, me encontraba a orillas del rio Pasil, casi llegando al pueblo, descansando
de un largo viaje emprendido desde mi aldea natal. Estaba demasiado aburrida de
caminar y caminar por largas praderas y valles verdes, necesitaba ver personas,
no animales.
Saque mi vieja caña de pescar para capturar mi cena,
lentamente la lancé y deje que la corriente hiciera su trabajo, la enterré en
la arena y mientras tanto empecé a encender el fuego antes de que se
oscureciera completamente.
El atardecer se acercaba mientras sacaba un pez del agua, lo
coloque en hojas verdes para evitar que se llenara de tierra, y lo deje a un
lado mientras descansaba en el pasto, mirando al cielo, coloreado de naranja y
azul mientras el sol se ocultaba.
Entrecerré los ojos, y cuando me di cuenta estaba pensando
en él otra vez. No, debía sacarlo de mi cabeza, no había cabida para eso en mi
viaje en este momento, simplemente deje que los pensamientos se esfumaran y me
levante a cocinar el pescado.
Mientras satisfacía mi hambre, escuche un ruido en un
matorral cercano, un animalito salió de entre los arbustos. Era un cachorro de
lobo, probablemente perdido de su jauría, no sobreviviría mucho así. Se acerco
a mí con una mirada furtiva y mostrando los colmillos, arranque un pedazo de
carne blanca y lo arroje junto a él. Con algo de desconfianza lo olisquea un
poco y se lo comió, se acerco a mí y se acurruco entre mis pies. Creo que había
hecho un nuevo amigo.
Antes de que el sol volviera, empezaba a caminar por el
polvoriento lugar, las piedrecillas me guiaban hacia mi destino, no sabía
porque seguía caminando, realmente no quería llegar al pueblo de Jiko, era
demasiado predecible lo que pasaría, mire al lobito, que ahora me seguía, y se
distraía con cualquier cosa. Como añoraba su inocencia.
Dos horas después de caminar, llegue a la entrada, el sol ya
había salido, y la ciudad empezaba a levantarse. Todo alrededor se llenaba de energía,
los comerciantes preparaban sus puestos, había toda clase de animales y
probablemente de personas.
Camine por en medio de la calle cubierta de piedra, para ser
tan antigua había detalles que la hacían más avanzada que las demás. Por
ejemplo esas cosas que colgaban del techo y median la velocidad del viento, y
cada casa tenía un enorme aljibe donde guardar su propia agua. Sigo
preguntándome como lo llenaran.
Cuando los guardias vieron que me acercaba con el lobo, me
gritaron –No puedes entrar con una bestia salvaje –Y mi simple respuesta fue
–No es lo que parece, es una cruza, realmente es un perro, pero tiene las
características de un lobezno. –Los guardias no me creyeron sino hasta que el
pequeño les dio una muestra de cariño, y me parece obvio, ¿quién pensaría en un
perro que aparentara ser un lobo?
Llegue hasta una posada, amarre al cachorro en una sombra
cercana, para evitar que molestara a las gallinas que había al lado. Cuando
entre e intente registrarme, la señora que atendía dijo –Tu nombre está en la
lista de reserva, jovencita -Había una habitación para mi, mi padre seguramente
la había dejado libre cuando vino el a la ciudad, era pequeña, solo un
camastro, una mesita para poner las cosas y un baño chico, lo suficiente para
cualquier hombre y para mí.
Me acosté en el camastro a pensar en mi padre, y en lo que
tendría que hacer. Fui su única hija, mi hermano, el primogénito, falleció de
una enfermedad cuando yo era pequeña. Demasiado joven para recordarlo. Entonces
me crio a mí como intentando sustituirle, podía cumplir perfectamente como dama
y como caballero, pero en esta ocasión tendría que comportarme lo mas
masculinamente posible.
Levante la mirada al techo, había palomillas y un ratón
viejo. Me levante rápidamente y me quite la ropa, deje caer las pesadas botas
para que sacaran toda la tierra que tenían por la caminata. Entre al baño y
deje que el agua enjuagara todo el polvo del viaje. Se sentía bien, hacia mucho
que no me duchaba con agua caliente.
Salí a la calle para comprar algunos víveres, estaría un par
de días en la ciudad y no dudaría que la comida fuera especialmente cara. Muy
buena, pero cara al fin. Además necesitaría cosas para el camino. No traía
mucho con que comprar, pero al menos podría regatear un poco.
Llegue al mercado, el aroma fresco y picante de las verduras
me daba de lleno y el movimiento me arrastraba. Cientos de personas iban de
aquí para allá, los mercaderes gritaba y todo se unía en un solo murmullo
lejano. Había un puesto con algunas joyas donde alcance a mirar como un joven
de unos diecinueve años tomaba un collar de plata con una piedra violeta y lo escondía
en su manga. Corrí detrás de él
confundiéndome con la muchedumbre mientras el caminaba con mirando a todos
lados. Cuando al fin vio que lo perseguía, empezó a correr, fue una carrera
hasta un callejón vacio, donde él se detuvo y me vio fijamente, levanto la mano
y un resplandor verdoso apareció. Al instante estaba tirada en el piso, solo
pude notar como el polvo se levantaba mientras el huía del lugar.
Me levante mientras el tipo saltaba una valla, solo vi como
se le atoro parte de la chaqueta y se rasgo en la misma, dejando atrás el
pedazo de tela cortado. Camine hacia la valla y lo recogí, lo guarde en la
bolsa donde transportaba mis hierbas y volví al mercado.
Leído.
ResponderBorrarKamo, está muy fluido. Eso es bueno. Todavía hay que mejorar en gramática y en ortografía. Las palabras agudas que terminan en vocal se tildan. Por ejemplo: caminé, llegué, miré.
En tu fragmento les falta tilde.
Después, en esta oración:
Sigo preguntándome como lo llenaran.
Tienes tres fallas. Uno: el como leva tilde por ser pregunta indirecta. Dos: llenarán. Tres: los (recuerda que te refieres a los aljibes).
Bueno, querida amiga. En lo que pueda ayudar estaré a tu disposición.
También he visto otros errores, pero soy un poco vago y me da flojera citarlos todos.
De todas maneras, buen trabajo. Espero ver cómo se desarrolla la historia, porque hasta ahora nos cuentas poco.
Nos leemos.