Llegue
a mi edificio empapado pero con un paraguas prestado. Me lo había dado la
victima de todo esto.
—¿Sabes
que si continúan así, Ann terminará malherida o muerta? Ya le ha pasado dos
veces —atacó de pronto Ivy, que esperaba junto a mi puerta con una torre de
libros junto a ella— ¿Y de todos los factores, el no hacer nada es el único que
te mantiene con vida? Y no siempre podemos confirmar tu muerte.
Fruncí
el ceño. Me molestaron sus palabras.
—¿Y
qué? No me uní a Ann y de todas maneras ella va a seguir y va a conseguir que
le pase algo malo ¿Sabes algo de la chica que lo ha ocasionado todo? —pregunté,
dejándome llevar por la ira.
Todo
lo que hablaban ellas era de mi postura como desgracia del mundo.
—¿Así
que apruebas el día perfecto? —preguntó ilusionada.
—No
—respondí de golpe.
—Es
por ella ¿No? —Ivy avanzó hacía mí y me empujó— Siempre es por ella, siempre
quieres salvarla de algún destino cruel, nunca aceptas su posición como un
sacrificio ¿Qué ella no puede ser feliz con eso? Así como yo estoy feliz con
ser la observadora de cada que te marchas y no vuelves, cada que intentas
defenderla y mueres o desapareces. Estoy harta de ayudarte.
Ella
se hincó y comenzó a llorar. No esperaba eso y me hizo reaccionar, estaba
siendo cruel.
—Ni
yo, ni nadie debe cargar con el peso de todo el mundo ¿Por qué está mal que los
demás también sufran? Somos jóvenes, no podemos cargar con el destino del mundo
aún —dije sin pensarlo, aparentemente mi posición era tan cambiante como la de
ella—. No necesitas ayudarme si no quieres. No es como si pudiera hacer algo
para cambiar la situación.
—Todo
esto es consecuencia de dos humanos que jugaron con el tiempo. Uno, primero,
encontró un ser querido e intento protegerlo del tiempo pero falló mientras que
el otro, habiendo encontrado a un nuevo ser querido nunca quiso despegarse de
él.
Esas
palabras me parecieron familiares, algo en mi cabeza quería recordar, mi cabeza
que ni si quiera recordaba del todo la razón por la que estaba ahí.
—Y
yo soy uno de ellos —concluí.
—No
—Ivy se puso en pie y me miró solemnemente— tú no eres uno de ellos, por eso no
debes de entrometerte, no debes causar que todo se repita otra vez, no debes
convertirte en uno de ellos. No es tu problema.
—Pero
si yo la empujé a hacer eso… —dije pensando en la chica que había encontrado
cuando estaba bajo la lluvia.
—Ella
no importa, ella es la villana, ella debe morir, no nos provoca más que
sufrimiento con su egoísmo —Ivy estalló y comenzó a llorar con más fuerza—.
Puede que Ann quiera salvarla y a mí no me importa, por mi puede sufrir toda la
eternidad y cumplir su condena, se lo buscó por caprichosa.
—No
entiendo. —Su ira me resultaba extraña— ¿Podrías profundizar en por qué ella se
merece lo que le está pasando?
—Ella
ni si quiera debería estar aquí, es la paradoja principal, es justo que ella
desaparezca para que todos podamos vivir bien —argumentó— si no se hubieran
conocido, no te habrías obsesionado con evitar que ella se esfumara en cuanto
el tiempo volviera a la normalidad y no se habría corrompido tu idea a salvar a
todos todo el tiempo.
—¿Desaparecer?
—decido preguntar— ¿Cómo podría desaparecer en la normalidad?
—Ella
jamás debió de estar aquí, la realidad simplemente intenta corregir esa
paradoja pero tu insistes en darle un lugar, a costa de todos los demás —Ivy
apretó tanto el puño que perdió la coloración de la mano—. Siempre se olvidan
de mí, originalmente todo era para salvarme pero ahora lo entiendo mejor,
siempre he podido ver la tragedia detrás de todo esto y solo quería salirme de
tu locura, escapar de la vida.
—Ivy
—dije intentando tranquilizarla— ¿De qué hablas? Necesito saber tu historia.
—Eso,
no importa —replicó con molestia—
lárgate.
—No
lo haré porque no estás salvada ¿hablas que todo esto fue originalmente por ti?
No lo entiendo —me tensé, estaba cerca de un descubrimiento.
—¿Eso
dije? —Preguntó de pronto, más extrañada que yo— ¿Por qué estás tan tenso?
Suspiré,
no parecía estar fingiendo. Ese evento simplemente había desaparecido.
—Nos
vemos mañana —ella dio media vuelta y cerró la puerta tras de sí, probablemente
yo también lo olvidaría en unas horas y esto no me había llevado a ningún lado.
No
podía hacer nada para remediarlo pero quería entender la lógica de este lugar
¿Qué llevaba a las personas, supuestamente en una Utopia a sufrir tanto? ¿Por
qué yo estaba al centro de todo esto y que podía hacer para remediarlo?
Una
punzada en mi pierna y gotas rojas caían de mi pierna al suelo. El dolor se
hizo insoportable y la sangre emanaba también de mi espalda, todo parecía ir
más despacio hasta que se detuvo y el dolor desapareció, solo un ligero
sangrado de la nariz mientras que las gotas de lluvia estaban totalmente
congeladas en su posición. Alguien estaba jugando, otra vez, con el tiempo y
creí sospechar quien era.
Antes
de que pudiera moverme, las gotas comenzaron a subir hacia el cielo, volví a
sentir dolor y la sangre flotó hacia mí, adentrándose antes de que las heridas
espontaneas sanaran y todo se moviera
nuevamente como debería, pero más despacio. Segundos después de que Ivy había
cerrado la puerta.
Manipulación
del tiempo para salvarla, probablemente esa sería la clave e intenté seguirla,
la puerta estaba lógicamente cerrada.
—Ivy,
abre —pedí y no obtuve respuesta alguna.
Suspiré
y el dolor comenzó a volver a mí y me pareció comenzar a ver la más diminuta
pigmentación roja en mi pantalón, nuevamente se acababa el tiempo, debía
apurarme.
Me
tragué mi dolor y embestí la puerta una vez, no se movió. Seguí intentándolo
sin éxito y el rojo se convirtió en algo imposible de no ver.
Un
último intento, la puerta se abre pero era demasiado tarde: Ivy estaba en el
suelo sangrando, con navaja en mano y una puñalada en el pecho ¿Se había hecho
eso ella misma?
—Ivy
—grito al momento que mi pierna es vencida por mi peso, caigo al suelo presa de
un dolor intenso antes de que nuevamente, todo avance al revés a una velocidad
vertiginosa.
Ahora
me encuentro parado frente a ella que se encuentra de rodillas sobre el suelo,
ambos vivos.
—Por
más que lo intento… —fue lo único que susurró mientras lanzaba la navaja hacia
el suelo.
—Así
que el tiempo conspira para salvarte de esto, evita que te suicides —se acumuló
cierta furia dentro de mí pero intente no expresarla— ¿Qué es lo que te pasa?
No
me respondió, comenzó a llorar en silencio.
—Por
favor, dime que te pasa, te lo suplico. Quiero ayudarte —me reprendí a mí mismo
mentalmente, mi voz sonaba desinteresada, sin nada de empatía. No era bueno
tratando con eso.
—¿Cómo
me vas a ayudar? ¿Qué crees que podrás hacer? ¿Vas a hacer que el tiempo siga
su curso? Eso solo lo haría más fácil para mí.
No
pude evitar mirarla con desprecio ante su cinismo.
—¿Te
unirás a quien modifico el tiempo entonces? Así seguiremos siendo felices en
esta utopía, definitivamente deberías hacer eso, apoyo ese movimiento. El bien
de muchos…
—No
te atrevas a terminar —grité, no podía controlarme— ¿Te atreves a decir que
esta manera en que vives está bien? ¿Sentirte al borde del suicidio está bien?
De ninguna manera conservar las cosas como están te ayudará.
Me
di media vuelta y camine hacia la entrada.
—Si
interfieres en algo, me matare —amenazó con debilidad.
—No
es como si te lo fuera a permitir la ley de este mundo —respondí con cierta
mofa.
No
ganaba nada con pelear con alguien que deseaba suicidarse, solo empeoraba las
cosas. No es como si en algún momento hubiera dejado de hacer exactamente eso:
empeorar las cosas.
Para
salvarla, se creó este día de tiempo extraño con la capacidad de una chica. Yo
me obsesione con esa chica y modifique aún más el tiempo por poderes
indefinidos, olvidándome de Ivy quien era a la que pretendía salvar
originalmente. Cree un mundo sin dolor salvo por las personas que importaban.
Perfecto.
La
otra chica, aquella del tiempo, probablemente tendría las respuestas y era mi
mejor opción. Estaba lloviendo pero no había tiempo de prepararme, salí
corriendo a buscarla.
Desgraciadamente
olvide que el tiempo también me había salvado a mí.
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