agosto 17, 2013

Simulacro-Capítulo 12: Salvación

                                                                                                       
Llegue a mi edificio empapado pero con un paraguas prestado. Me lo había dado la victima de todo esto.

—¿Sabes que si continúan así, Ann terminará malherida o muerta? Ya le ha pasado dos veces —atacó de pronto Ivy, que esperaba junto a mi puerta con una torre de libros junto a ella— ¿Y de todos los factores, el no hacer nada es el único que te mantiene con vida? Y no siempre podemos confirmar tu muerte.

Fruncí el ceño. Me molestaron sus palabras.

—¿Y qué? No me uní a Ann y de todas maneras ella va a seguir y va a conseguir que le pase algo malo ¿Sabes algo de la chica que lo ha ocasionado todo? —pregunté, dejándome llevar por la ira.

Todo lo que hablaban ellas era de mi postura como desgracia del mundo.

—¿Así que apruebas el día perfecto? —preguntó ilusionada.

—No —respondí de golpe.

—Es por ella ¿No? —Ivy avanzó hacía mí y me empujó— Siempre es por ella, siempre quieres salvarla de algún destino cruel, nunca aceptas su posición como un sacrificio ¿Qué ella no puede ser feliz con eso? Así como yo estoy feliz con ser la observadora de cada que te marchas y no vuelves, cada que intentas defenderla y mueres o desapareces. Estoy harta de ayudarte.

Ella se hincó y comenzó a llorar. No esperaba eso y me hizo reaccionar, estaba siendo cruel.

—Ni yo, ni nadie debe cargar con el peso de todo el mundo ¿Por qué está mal que los demás también sufran? Somos jóvenes, no podemos cargar con el destino del mundo aún —dije sin pensarlo, aparentemente mi posición era tan cambiante como la de ella—. No necesitas ayudarme si no quieres. No es como si pudiera hacer algo para cambiar la situación.

—Todo esto es consecuencia de dos humanos que jugaron con el tiempo. Uno, primero, encontró un ser querido e intento protegerlo del tiempo pero falló mientras que el otro, habiendo encontrado a un nuevo ser querido nunca quiso despegarse de él.

Esas palabras me parecieron familiares, algo en mi cabeza quería recordar, mi cabeza que ni si quiera recordaba del todo la razón por la que estaba ahí.

—Y yo soy uno de ellos —concluí.

—No —Ivy se puso en pie y me miró solemnemente— tú no eres uno de ellos, por eso no debes de entrometerte, no debes causar que todo se repita otra vez, no debes convertirte en uno de ellos. No es tu problema.

—Pero si yo la empujé a hacer eso… —dije pensando en la chica que había encontrado cuando estaba bajo la lluvia.
—Ella no importa, ella es la villana, ella debe morir, no nos provoca más que sufrimiento con su egoísmo —Ivy estalló y comenzó a llorar con más fuerza—. Puede que Ann quiera salvarla y a mí no me importa, por mi puede sufrir toda la eternidad y cumplir su condena, se lo buscó por caprichosa.

—No entiendo. —Su ira me resultaba extraña— ¿Podrías profundizar en por qué ella se merece lo que le está pasando?

—Ella ni si quiera debería estar aquí, es la paradoja principal, es justo que ella desaparezca para que todos podamos vivir bien —argumentó— si no se hubieran conocido, no te habrías obsesionado con evitar que ella se esfumara en cuanto el tiempo volviera a la normalidad y no se habría corrompido tu idea a salvar a todos todo el tiempo.

—¿Desaparecer? —decido preguntar— ¿Cómo podría desaparecer en la normalidad?

—Ella jamás debió de estar aquí, la realidad simplemente intenta corregir esa paradoja pero tu insistes en darle un lugar, a costa de todos los demás —Ivy apretó tanto el puño que perdió la coloración de la mano—. Siempre se olvidan de mí, originalmente todo era para salvarme pero ahora lo entiendo mejor, siempre he podido ver la tragedia detrás de todo esto y solo quería salirme de tu locura, escapar de la vida.

—Ivy —dije intentando tranquilizarla— ¿De qué hablas? Necesito saber tu historia.

—Eso, no importa —replicó  con molestia— lárgate.

—No lo haré porque no estás salvada ¿hablas que todo esto fue originalmente por ti? No lo entiendo —me tensé, estaba cerca de un descubrimiento.

—¿Eso dije? —Preguntó de pronto, más extrañada que yo— ¿Por qué estás tan tenso?

Suspiré, no parecía estar fingiendo. Ese evento simplemente había desaparecido.

—Nos vemos mañana —ella dio media vuelta y cerró la puerta tras de sí, probablemente yo también lo olvidaría en unas horas y esto no me había llevado a ningún lado.

No podía hacer nada para remediarlo pero quería entender la lógica de este lugar ¿Qué llevaba a las personas, supuestamente en una Utopia a sufrir tanto? ¿Por qué yo estaba al centro de todo esto y que podía hacer para remediarlo?

Una punzada en mi pierna y gotas rojas caían de mi pierna al suelo. El dolor se hizo insoportable y la sangre emanaba también de mi espalda, todo parecía ir más despacio hasta que se detuvo y el dolor desapareció, solo un ligero sangrado de la nariz mientras que las gotas de lluvia estaban totalmente congeladas en su posición. Alguien estaba jugando, otra vez, con el tiempo y creí sospechar quien era.

Antes de que pudiera moverme, las gotas comenzaron a subir hacia el cielo, volví a sentir dolor y la sangre flotó hacia mí, adentrándose antes de que las heridas espontaneas sanaran  y todo se moviera nuevamente como debería, pero más despacio. Segundos después de que Ivy había cerrado la puerta.

Manipulación del tiempo para salvarla, probablemente esa sería la clave e intenté seguirla, la puerta estaba lógicamente cerrada.

—Ivy, abre —pedí y no obtuve respuesta alguna.

Suspiré y el dolor comenzó a volver a mí y me pareció comenzar a ver la más diminuta pigmentación roja en mi pantalón, nuevamente se acababa el tiempo, debía apurarme.

Me tragué mi dolor y embestí la puerta una vez, no se movió. Seguí intentándolo sin éxito y el rojo se convirtió en algo imposible de no ver.

Un último intento, la puerta se abre pero era demasiado tarde: Ivy estaba en el suelo sangrando, con navaja en mano y una puñalada en el pecho ¿Se había hecho eso ella misma?

—Ivy —grito al momento que mi pierna es vencida por mi peso, caigo al suelo presa de un dolor intenso antes de que nuevamente, todo avance al revés a una velocidad vertiginosa.

Ahora me encuentro parado frente a ella que se encuentra de rodillas sobre el suelo, ambos vivos.

—Por más que lo intento… —fue lo único que susurró mientras lanzaba la navaja hacia el suelo.

—Así que el tiempo conspira para salvarte de esto, evita que te suicides —se acumuló cierta furia dentro de mí pero intente no expresarla— ¿Qué es lo que te pasa?

No me respondió, comenzó a llorar en silencio.

—Por favor, dime que te pasa, te lo suplico. Quiero ayudarte —me reprendí a mí mismo mentalmente, mi voz sonaba desinteresada, sin nada de empatía. No era bueno tratando con eso.

—¿Cómo me vas a ayudar? ¿Qué crees que podrás hacer? ¿Vas a hacer que el tiempo siga su curso? Eso solo lo haría más fácil para mí.

No pude evitar mirarla con desprecio ante su cinismo.

—¿Te unirás a quien modifico el tiempo entonces? Así seguiremos siendo felices en esta utopía, definitivamente deberías hacer eso, apoyo ese movimiento. El bien de muchos…

—No te atrevas a terminar —grité, no podía controlarme— ¿Te atreves a decir que esta manera en que vives está bien? ¿Sentirte al borde del suicidio está bien? De ninguna manera conservar las cosas como están te ayudará.

Me di media vuelta y camine hacia la entrada.

—Si interfieres en algo, me matare —amenazó con debilidad.

—No es como si te lo fuera a permitir la ley de este mundo —respondí con cierta mofa.

No ganaba nada con pelear con alguien que deseaba suicidarse, solo empeoraba las cosas. No es como si en algún momento hubiera dejado de hacer exactamente eso: empeorar las cosas.

Para salvarla, se creó este día de tiempo extraño con la capacidad de una chica. Yo me obsesione con esa chica y modifique aún más el tiempo por poderes indefinidos, olvidándome de Ivy quien era a la que pretendía salvar originalmente. Cree un mundo sin dolor salvo por las personas que importaban. Perfecto.

La otra chica, aquella del tiempo, probablemente tendría las respuestas y era mi mejor opción. Estaba lloviendo pero no había tiempo de prepararme, salí corriendo a buscarla.


Desgraciadamente olvide que el tiempo también me había salvado a mí.

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