diciembre 20, 2011

Aunque tome toda una vida -Capitulo Uno: Dos caras


 
Al día siguiente del encuentro con Donovan, dedos de oro se levanto con la habitual resaca por culpa de beber tanto licor. El problema no era si bebías mucho whiskey o si te acababas las reservas de ron o si acaso probabas algún tipo exótico de aguardiente. El problema no era ese, sino cuantos tipos de licores podías mezclar en una noche de bebida; desde luego, el filibustero había terminado tomando cinco tipos distintos de bebida, por eso al despertar sintió que el mundo daba vueltas  al poner el primer pie en el piso, sintió que era como anclarse a tierra firme, o inmóvil cuando menos.

Flogging desde que había llegado a la última noche del mundo solía pasar al menos 20 de las 24 horas del día en el lugar. Había rentado una hamaca en la planta superior. Usualmente sus alimentos se le proveían en la barra del lugar, después de alimentarse solía regresar a la hamaca, sino a dormir, si a quedarse tirado en ella meciéndose al vaivén del viento del mar. Posteriormente salía a sentarse unas horas en la playa y contemplaba el horizonte. Regresaba y comía, nuevamente se subía a su hamaca a esperar la noche y bueno, por las noches bebía hasta entrada la madrugada, que era cuando subía a dormir. De vez en cuando por las tardes rara vez caminaba por la playa o en las noches había alguna pelea para sonsacarle sus grandes secretos de bandido (¿Qué secretos? Se preguntaba siempre mientras se batía en duelo) o simplemente porque algún borracho quería mostrar su acero.

Esa era su vida, su apasionante rutina desde que había vuelto de esa isla.

Por su parte Donovan despertó quejándose al lado de su nuevo compañero de mar. El odiaba las hamacas, por lo cual se había dormido en un intento de cama, le costó dos monedas de oro, era un lujo, pero en parte había valido la pena con tal de evitar el mugrero de cuerdas. El tahúr acostumbrado a un estilo de vida mucho más refinado no puso objeción alguna, finalmente, ayer por la noche había logrado comprarse a un aliado tan confiable como dedos de oro y eso hacía que valieran la pena tantas incomodidades. A diferencia de su nuevo camarada de mar, shamrock tenía una vida bastante ajetreada. Nunca dormía en la misma posada o hostal, incluso era rara la vez que dormía en la misma provincia o estado; incluso a lo sumo repetía 5 noches en un mismo país. Su estilo de vida de embaucador, de apostador compulsivo y de mujeriego no le permitía tomar tantos lujos, al menos de esa índole cotidiana que ya nadie considera lujos. Después de despertar siempre tenía listas sus pertenencias para partir, no importaba si despertaba solo o acompañado, al vestirse salía del lugar como alma que se tratara de llevar el diablo. Comía donde podía y cuando podía. Por lo regulara se le podía hallar en los lugares de apuestas más conocidos, ya fuesen giros clandestinos o sumamente reconocidos y aceptados. Por lo menos mentía y endulzaba orejas diez veces al día para salvar el cuello, el orgullo viril o conseguir un patrocinador o prestamista en sus apuestas. Dos peleas al día  eran la cuota reglamentaria, a pesar de todo, el jamás llevaba arma alguna, no tenía un acero propio y lo que era aun más interesante, para ser pirata el contador de muertos no rebasaba la veintena a lo largo de su vida. Al anochecer y habiéndose librado de cobradores y perdedores furiosos, buscaba algún medio de transporte marino o terrestre y se largaba del lugar, justo a tiempo para embelesar a alguna mujer hermosa y convencerla de ir a un hostal de mediana calidad a divertirse por la noche.

Sin duda la rutina del jugador era más variopinta que la del filibustero que había atrancado en la última noche del mundo, pero a pesar de eso, no dejaba de ser una vida de rutina.

Se miraron a los ojos al momento que despertaron. El filibustero recordó el trato del día anterior, la cortesía del tahúr de pagar una botella de ese ron caribeño tan dulce y de haber apaleado a tres borrachos cada uno. Vaya noche. Todo se hubiese imaginado menos emparejarse con alguien con la fama de Donovan y es que eran sumamente distintos, desde el giro de su profesión hasta el cómo se veían.

Ambos eran piratas, filibusteros, ladrones del mar y demás sinónimos, pero a pesar de ello, no se dedicaban a lo mismo. El jugador era conocido por meterse en tremendos problemas, desde una correría de faldas hasta ir a los confines del fin del mundo para ganar una apuesta y el tesoro de paso.
Él en cambio, solía meterse en problemas que implicaban asaltar puertos, perseguir, secuestrar o robar navíos en medio de la marea de la pista de baile del diablo, incluso algunas veces hacían él y su vieja tripulación de mercenarios en tierra firme.

A Donovan solía motivarlo la aventura, el reto, los desafíos, el dinero y las mujeres.
A Flogging solía moverle el dinero que pagaran por sus servicios y una que otra vez, algún interés personal.

En toda la extensión de la palabra, el tahúr era ese sueño romántico que tienen las muchachitas cuando piensan en un pirata. El protagonista ideal de una historia de aventuras y peligros de los escritores de la época. El vivía el sueño de ser un hombre de mar libre.
Por su parte, el filibustero era básicamente ese cuento de horror que dicen los padres para que la núbil hija no se arriesgue a salir de noche. A lo que le temen todos los hombres de bien que trabajan su tierra o sus naves honradamente. Si su nombre aparecía en algún papel, estaba relacionado a la recompensa por su cabeza más que a una obra en prosa de sus hazañas. El era la pesadilla del mar a la que tanto temían los hombres. El era la otra cara de esa resplandeciente moneda de oro que representaba el ser pirata.

—Bueno—interrumpió Donovan estirándose perezosamente—. ¿Ya estás listo? Necesito hacer un par de cosas más. Afianzar unos detallitos para que zarpemos lo antes posible. Después de todo, parece que el día será gentil con los que navegan.
—Que otra cosa puede hacer falta para esta empresa de muerte y locos.
—Bueno, sería hacernos con provisiones, un poco de carne de cañón o tripulación; como tu gustes decirles—una sonrisa de complicidad asomo en su rostro—. Finalmente, pero no por eso menos importante, quiero pasar a visitar a un afamado zahorí que vive en los límites del pueblo.
—¿Un rabdomante? —por primera vez dedos parecía genuinamente sorprendido con lo que su interlocutor decía—.Pensé que te bastaba conmigo.
—No te mongas celoso mon amour—la risa había pasado de ser cómplice a burlona—. Solo lo necesito para afianzar algunos detalles, nada serio francamente, pero no quiero dejar ningún cabo suelto.
—Está bien, no tengo “pero” alguno—el filibustero se ladeo y cayo de pie junto al tahúr—. Solo me parece demasiado extraño todo el tipo de molestias que te estás tomando.
—Bueno, quiero regresar vivo y además en excelente forma. Tú entenderás a que me refiero.
—Si te entiendo—dijo serio arqueando una ceja—. Pues toma tus cosas y tu casaca azul para irnos de aquí.
—Bueno este es un giro interesante, no esperaba que estuvieras tan de buen humor como para querer ir tan rápido a esta hazaña, y más por ser tu segunda ronda.
—Tengo mis razones para todo esto.
—Hablando de razones, todavía no has mencionado en que quieres mi apoyo.
—Ya lo descubrirás en su momento, pero no te apures, tu palabra la tengo en mente, y lo más importante, utilizare tu ayuda sin falta alguna— el inexpresivo rostro de dedos apenas se vio perturbado por una curva en sus labios.
—Creo que me causa más terror el verte serio al decirlo, que si te hubieses reído de manera macabra y retorcida.
—Bueno, en marcha.

Flogging resto importancia a la plática y sin miramientos paso junto a Donovan y se retiro del cuartucho de pensión que en otros tiempos hacia de armario para trastos viejos. El jugador observo con los ojos bien abiertos por el asombro cómo se retiraba su nuevo compañero de trastadas y desafíos.

—Qué fácil es para este tipo acabar una platica mañanera tan amena—dijo con desprecio y frunciendo el seño—. Vaya, por eso mismo jamás hablo con nadie por la mañana—su rostro se ilumino con una sonrisa mientras tomaba en sus manos un chaleco azul de vestir y su casaca azul larga con botones de oro—, ni siquiera con las mujeres que comparto el lecho.

El día realmente había amanecido radiante como había dicho el apostador. La luz del sol calentaba y acariciaba a todo el que caminara bajo ella, la brisa del mar permitía que a pesar de caminar bajo la luz de ese astro la gente estuviera fresca y el ir y venir de las olas hacia que se respirara calma. Era un día radiante, incluso para un lugar maldito como ese.

Donovan y Flogging anduvieron por todo el pueblo haciendo las tareas que el tahúr requería para poder tener un viaje más seguro desde su punto de vista.
Primero que nada pasaron a comprar los servicios de algunos piratas y marineros de cuarta que encontraron en diversas cantinas y tabernas de todo el lugar. Precisamente la mayoría de ellos eran lo que el jugador denominaba como carne de cañón, para usar y tirar a la basura.
Posteriormente, llevando a algunos de esos nuevos marinos con ellos, se dirigieron a la zona del mercado. Allí compraron todo tipo de provisiones. Barriles con agua y licor, cajas de carne y frutos secos, algunos utensilios para cocinar, y un par de barriles de galletas. Lo necesario para un viaje de tiempo indefinido, aparentemente.
Una vez que se hicieron esas compras, Donovan mando a los nuevos lacayos a dejar y dar acomodo a todo eso en la embarcación de Flogging. De ese modo quedaron solo ellos dos, prestos para llevar a cabo la última tarea, la que consistía en encontrar y contratar los servicios del rabdomante. Para llegar hasta ese momento, habían tardado gran parte de su día, de hecho, llegaron al lugar con la luz del atardecer.

La vivienda del rabdomante se encontraba en pésimas condiciones. La madera del pórtico se veía sumamente podrida y corroída por el tiempo. El techo tenia lugares donde faltaban tejas. La pintura que en algún momento de la existencia de la vivienda era café ahora tenía un tono grisáceo enfermo. La puerta estaba derruida y el único impedimento para entrar aparte de ese intento de freno era una tela que servía para mantener a raya a los mosquitos únicamente.

—Este es el lugar  mein freund.
—Bastante acogedor y elegante— ironizo dedos.
—Venga pues, quiero tener listo todo para que por lo menos podamos zarpar esta noche, dado que gastamos todo el día en preparar lo demás.
—Bueno, yo no fui el que tuvo la idea de hacer todos estos arreglos— al decir eso dedos jugueteaba con su negra barba.
—Solo quiero asegurarme de que tengamos las mayores probabilidades de volver con bien de esa isla infernal dedos, no puedes culparme por ser precavido.
—Yo no te culpo ni nada por el estilo. Solo digo que pudimos hacer las cosas con mayor velocidad—la brisa del viento movió su cabello negro y lacio a un lado dejando ver íntegramente su par de ojos color miel—. Como sea, ya estamos aquí así que lo mejor sería entrar en este lugar y acabar con este asunto.
—Tienes razón— el jugador se ajusto el cuello de la casaca al tiempo que se echaba a un costado la coleta de caballo color rubio—. Venga pues. Después de ti pana.
—Siempre que escucho que mandan a alguien por delante, me da la sensación de que recibirá una estocada en el vientre o el plomo en el pecho.
—No lo averiguaremos, si no entras—dijo sonriendo divertido Donovan.
—Está bien, alguien tiene que comportarse como un verdadero hombre— al decir eso le dirigió una mirada burlona al rubio y poso la diestra con cuidado sobre el pomo de su acero.
—Dirás misa si quieres, pero, si de verdad alguien recibirá un golpe mortal, no seré yo. Ahora metete, yo cubro tu espalda.

Dedos miro con la ceja derecha arrugada al tahúr, era evidente que a pesar de bromear, hablaba enserio. Se encogió de hombros y expulso lentamente el aire por su boca, era su manera de relajarse. Midió mejor sus opciones y opto por soltar la espada, llevando su diestra a la cintura. De este modo sustrajo lentamente la pistola flintlock al tiempo que con la otra mano apartaba el remedo de puerta.
Sus pisadas crujían en el desvencijado piso con tal sonoridad que daba la impresión que en algún momento todo el edificio se vendría abajo. Sin importar nada, dedos continúo su andar por el estrecho pasillo al que habían entrado. Al final el mismo se veía la vacilante luz de vela alumbrando y una sombra amorfa, aparentemente la de una persona.

—Me imagino que el rabdomante debe ser ese que se ve en la pared.
—No te detengas amicus.

El filibustero sintió el temor en las palabras del jugador y lo entendía. Entrar a ese sitio se sentía como una emboscada o caminar a la boca del lobo, era una sensación aterradora. Aun así, el filibustero de oro sabía perfectamente que era en esas situaciones cuando se necesita más valor… eso y tener los ojos bien abiertos.

A pesar de los temores y resabios siguieron su estruendoso andar producido por la pútrida madera. Al llegar a la sala alumbrada, se llevaron una sorpresa.

El lugar era simplemente un cuarto convencional con una ventana sin vidrio, un estante lleno de libros notoriamente antiguos escritos en diversas lenguas, una cantidad asombrosa de péndulos y piedras repartidos y colgados por toda la estancia, una mesa con tres sillas en pésimo estado pero aparentemente estables y sentada en una de ellas se encontraba una mujer de piel morena.

—Tomen asiento, los estaba esperando. —dijo la mujer con tono cortes, aunque sonaba un poco forzado.
—Supongo que es una opción—dedos se sentó en la silla que daba enfrente a la mujer a la vez que postraba su mano y la pistola sobre la mesa apuntándole a su interlocutora—. No me lo tomes a mal mujer, solo estoy siendo precavido.
—¡Ay! ¡Amicus! Controla un poco tus ímpetus —Donovan tomo asiento de manera relajada e incluso cruzo la pierna derecha—. Disculpe madame, estamos buscando al rabdomante ¿Podría decirle que los piratas shamrock y dedos de oro han venido a buscarle?
—Yo soy “el” rabdomante—lo dijo lenta y enfáticamente la mujer.
—¡Que! Pero me dijeron que el amo y señor de esta casa era el magistre animus,
—No estás del todo errado rubio, exceptuando que sería ánima  y no animus.
—El hombre de la pistola tiene razón. Yo soy ánima, y mis habilidades tratan sobre la radiestesia, rabdomancia y adivinación.
—No me esperaba que fuese mujer, esto podría poner en peligro el viaje entero.
—¿No estarás hablando de atraer la mala suerte por traer abordo a una mujer verdad? —cuestiono dedos.
—¿A qué otra cosa podría referirme mein freund?
—Esas son supersticiones tontas—dedos desvió su mirada un instante para ver a la mujer de ébano y miro nuevamente al jugador—. Todo lo que se está tratando aquí lo es.
—Mira quien lo dice—shamrock miro molesto por primera vez a su camarada de mar—. Tú dices que viste sirenas, las cuales se ha dicho por décadas que no existen y aun así, tú afirmas lo contrario.

Por un breve instante, tan fugaz como una explosión y tan efímero como la felicidad de los hombres, la cara de Flogging se desfiguro en un gesto de dolor profundo. Ese dolor que no es provocado por el sable del enemigo o la bala del arcabuz del rival, sino el tipo de dolor que produce el no tener, o perder, algo muy amado.
Tan rápido como apareció ese gesto, raudamente se reemplazo con una cara seca y seria que indicaba el desacuerdo con el comentario de su colega. El filibustero simplemente arqueo sus negras cejas, quito la pistola de la mesa y cruzo los brazos sobre su pecho.

—Bueno, eso yo ya lo viví. Y tuve la oportunidad de tener en mis naves varias veces a diversas mujeres y jamás se hizo peor o mejor el viaje. Por eso digo que es una vil mentira y mito idiota. Yo no tengo inconvenientes en tener a una mujer a bordo —dedos guardo la flintlock y se encogió de hombros—. Es decisión tuya, pero yo no tengo problemas con esto… Aunque no crea en ello—Finalizo mirando a la mujer.
—Tu argumento me parece suficiente—la expresión en su rostro se suavizo nuevamente—. Además, mi gran consuelo será que si todo falla, morirás—lo dijo con un tono entre sádico y burlón—. Es un hecho, queremos contratar tus servicios para ayudarnos en una pesquisa. El único problema es que involucra viajar a la isla del sentimental Johnny y todos los giros, vuelcos y problemas que pueda implicar esto.
—En pocas palabras y menos ostentosas—intervino el filibustero—, es una misión suicida y se te pagara al final, si es que sobrevives.
—Está bien—respondió secamente la mujer.
—Entonces tenemos un trato madame— cerro el trato Donovan a la vez que besaba la mano de la mujer de ébano.

De repente se escucho el golpe estruendoso de una puerta siendo pateada. Al instante la sombra de un encapuchado apareció en la estancia momentos antes de que la luz de la vela se apagara.
Rápido como un rayo, Flogging empujo a su compañero justo a tiempo para evitar una pequeña esfera de fuego. No era un ataque mortal, pero si lo suficientemente poderoso como para infligir quemaduras de un daño considerable en la piel.

El intruso tenía su palma siniestra levantada la altura de su pecho. Al ver que había fallado y los reflejos del filibustero se quito la capucha y su mano diestra intercambio lugar con la zurda para señalar acusatoriamente.

—¡Jamás permitiré que mi ánima vaya contigo a ningún lado! —Una nueva esfera de fuego se forjaba en su palma siniestra— ¡A menos que pases sobre mi cadáver!

4 comentarios:

  1. Hey, ya lo leí. Y he disfrutado como un enano.

    Te comento cómo fue mi experiencia de inicio a fin: al comenzar empecé a encontrar errores de redacción y por eso te mandé un mensaje al celular en el que te preguntaba si lo habías releído. Bien, esos errores desaparecen al rato.

    La historia está buena. Me hace pensar en un mundo al estilo final fantasy, lleno de piratas, brujos/científicos (en este caso uno que puede sentir los impulsos eléctricos, radiaciones de cuerpos, calor, etc, con pequeños instrumentos), guerreros, pistoleros, etc, etc.

    Ese es el elemento que más me ha gustado, viejo. He leído otras cosas de ti y podría decir que has encontrado tu camino, que esta es la ruta por la que tu barco debe navegar; pero no, no me hagas caso. Tú eres libre y mientras más caminos explores será mejor para ti.

    Has crecido mucho, master, y eso me alegra.

    Más tarde leo lo que sigue. El trabajo está bueno. Tiene mucho espíritu aventurero, limpio, joven. Eso me gusta.

    ;)

    Ah... mein Freund.. ¿y por qué usas el alemán?, es lo que me pregunto. sólo un consejo. En alemán todos los sustantivos se escriben con mayuscula, ah... y en español, cuando narras, las cantidades van en letras, no en números, a menos que recrees una imaginen visual. Para diálogos, descripciones, y todo el ámbito narrativo solamente letras.

    ;)

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    1. Bueno empecemos por el final. Uso el alemán por dos razones. La primera es que en su momento es lo único que conocía/recordaba (de los comics de hecho, básicamente hablo de nightcrawler)y eso, pense que le daría otro toque al personaje (que en su mayoría, Donovan/Shamrock es el que usa otras lenguas), como si fuera un viajero, una persona de mundo, pero presuntuosa. No sé si me explico, espero que si. Y gracias por el dato, fuera de lo que recuerdo y traductores, no tengo ni idea de otros idiomas. Y lo de las palabras/numeros tenía mis dudas... alguna vez leí que solo se usaban para marcar cantidades, que solamente para cifras menores a dos cifras y bueno... esto ayuda un poco más, gracias.

      Quiero que este sea mi camino y me llena en parte recibir un "good" de tú parte viejo, pero eso si, falta mucho por explorar y por crecer.

      No releo al instante lo que escribo, por eso siempre tengo tantos errores (independientemente de los acentos). Creo que se debe a que es como si me secara al acabar y no puedo pensar en nada más que "Ya acabe y me gusta lo que escribí". Me falta mucha dedicación y seguir incluso consejos, no solo los que me dan, sino los que yo doy.

      Muchas gracias por leer, comentar, aconsejar y apreciar viejo. Ya nos estaremos leyendo.

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  2. A lo mejor solo soy yo, pero me revolví un poco con los personajes, no sabía de quien se estaba hablando,ya después capté el asunto.
    Tiene algo que me llama la atención pero aún no lo encuentro, mmmmm.

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  3. Siento mucho tardarme en volver a contestar, Kai. Me acabo de leer el siguiente capítulo. Quería preguntarle si piensas corregir el capítulo para que entre todos te ayudemos a pulir los errores, y demás cosas que hay que mejorar.

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