diciembre 06, 2011

Deseo -Capítulo 1: Rompiendo el Hielo


Capítulo 1: Rompiendo el Hielo


La primera vez que hablamos fue en una lluviosa mañana de finales de agosto, nos sentaron a ambos en un escritorio doble pero no le preste mucha atención, me era más interesante un libro que socializar con una desconocida.

—Ese libro es muy bueno —me comentó—. Aparentemente te gusta mucho y lo has leído muchas veces.

El primer comentario paso por obvio pero el segundo me sorprendió.

“¿cómo supiste?” pregunte con incredulidad ¿era acaso una médium?

—Las páginas están muy barajadas —contestó ella mientras señalaba la parte lateral contraria al lomo de mi libro.

“cierto…”estaba honestamente sorprendido, requirió una gran fuerza de voluntad el no quedarme con la boca abierta.

—Mira, también traje mi copia de «misantropía» —ella saco de su mochila un libro bastante usado pero en buen estado, las hojas estaban igual o más movidas que las de mi libro.

“Es de genios esta historia” le comenté cerrando el libro y guardándolo en mi mochila, definitivamente había captado mi atención la chica que se sentaba a mi lado.

Ella era algo pequeña y su cabello le llegaba hasta los hombros, llevaba una boina verde como accesorio junto con una blusa del mismo color y una falda que combinaba ese color con el blanco. En general se podía decir que sabía vestirse y que me parecía guapa pero nada más, no desarrolle en ese momento sentimientos por ella ni nada que podría decirse sacado de una novela barata de romance.

Intercambiamos nuestros nombres y hablamos de cosas triviales pero después el maestro entro al aula y guardamos silencio, cambió los lugares y ella quedo hasta el frente mientras que yo me quede atrás, donde me gustaba. Los meses pasaron y no hubo mayor contacto con ella, había una barrera tan grande como aquella entre Romeo y Julieta; yo era antisocial y misántropo, justo como el protagonista del libro que leía cuando nos conocimos, pero ella era otra historia.

Ella tenía una asertividad increíble y nada que ver con la misantropía, era buena con todos y a todos les simpatizaba mucho, era sorprendente de alguien a quien le interesara ese libro, lo único que teníamos en común. Podría decirse que escalo rápidamente y se convirtió en popular pero pronto circularon rumores de que era inalcanzable para los varones que intentaran involucrarse románticamente con ella o los más extremistas le llamaban lesbiana ¿Qué hacía en la cima de la popularidad si no dejaba que nadie se le acercara? Ella era todo un espécimen.

Un día, sin nada que hacer, decidí tomarle la palabra durante un receso aunque, al verla, mis ganas de investigar se disiparon por un “quiero saber más de sus gustos” así que me senté en una banca justo a su lado. Ella estaba sola y leía otro libro.

“Hola ¿me recuerdas?” así fue como inicie la conversación, ella me miro fijamente y asintió con la cabeza “¿podría saber que lees?” dicho esto saque mi sándwich para dejar claro que no pensaba moverme.

— ¿Ah? ¿Qué leo? Leo “La leyenda del keso” es una buena comedia satírica —respondió y me sonrió, su sonrisa era cálida —. ¿Gustas? —me acercó un empaque de galletas y yo me negué a aceptar una, en realidad tenía ganas de aceptarla pero me pareció de mala educación.

“He oído de ese autor, dicen que está loco” comenté “pero nunca he leído sus historias”

— ¿No quieres galleta? ¿Tendré que dártela en la boca entonces? —ella saco una galleta de la bolsa y me la puso frente a la cara.

“no te atreverías” respondí. La estaba retando porque no contaba con que fuera tan juguetona.

Lo que supe después es que tenía una chica dándome una galleta en la boca.

— ¿Sabes? Eres demasiado recto y frío, deberías ser más cálido con las personas y hacer lo que realmente quieres hacer sin importar las apariencias — ¿ahora me daba consejos? ¿Quién se cree que es?

Después de ese vergonzoso suceso llegaron 2 chicas y me vieron. Tenían el ceño fruncido y aparentemente estaban muy molestas.

—Hombres, nunca la dejarán en paz-dijo una a la otra con la clara intención de decirme que no era bien recibido ahí.

No me gustaba ser inoportuno así que me levante y estaba por irme pero alguien me agarro de la manga.

—No es lo que parece —se escucho una pequeña risa—, el solo es mi amigo y compartimos el hobbie de la lectura —¿me estaba defendiendo?

—Discúlpanos entonces —dijo otra de las chicas y se sentaron a su lado. Ella aún no me soltaba de la manga así que me senté y seguí comiendo con su grupo de amigas pero algo no encajaba ¿Qué no eran 2 personas un circulo social muy reducido para la señorita popular? Mientras pensaba esto la miré y ella giro la cabeza y me sonrió además de acercar la bolsa de galletas nuevamente. Está vez acepte una galleta.

Los rumores se esparcieron y al cabo de una semana mis pocos amigos me notificaron lo siguiente:

—Con que buscando lo imposible, no tengas muchas esperanzas aunque llegaste más lejos que nosotros, pillo —Eso les costo que los pusiera en este escrito, no me hizo mucha gracia ese comentario pero era la verdad, era el primer hombre que estaba a lado de ella pero la realidad era que no perseguí lo mismo que todos, solo quería amistad.

Pasó el tiempo y nos seguimos frecuentando, conociéndonos más, intercambiando teléfonos y manteniendo conversaciones por horas a través de chats, podría decirse que nuestra relación había subido a mejores amigos y hasta sus amigas comenzaron a aceptarme dentro del reducido círculo pero, un día, tuve una realización accidental provocada por la hermana de aquella chica tan peculiar.

Su hermana era una maestra muy joven, recién salida de los estudios de pedagogía. Era muy popular entre los alumnos pues se ponía al nivel de ellos para hablar, no le daba importancia a la posición superior de los maestros, enseñaba muy bien y era algo irreverente pero era justa en todo sentido. Ese día tuve la poca fortuna de que me cogiera para pedirme ayuda con algunas cosas en su oficina y, por obvias razones, no me pude negar.

Estaba ordenando papeles en su oficina en silencio, llevábamos así bastante tiempo cuando rompió el silencio con una pregunta que hizo resbalar los papeles de mis manos.

— ¿te gusta mi hermana? —los papeles resbalaron de mis manos y ella se rió en silencio, al igual que su hermana- lo tomaré como un sí.

“En realidad podría decir que la quiero mucho, pero como una hermana” respondí en mi defensa

— Entonces porque tu reacción fue tan estruendosa —¿una maestra se burlaba de mí? ¿Cuando había caído tan bajo mi inspiración de respeto?

“Pues…podría decirse que me es atractiva porque compartimos muchos hobbies, mi reacción fue estruendosa por lo fuera de lugar que estuvo la pregunta” respondí con sinceridad “pero se de su repudio hacía las relaciones amorosas.”

— No es que repudie las relaciones amorosas, más bien busca a ese alguien especial—contestó ella—. Creo que podrías ser tú —después se levantó y me ayudo a recoger los papeles

“¿Qué la hace creer eso?” pregunté.

— Intuición femenina —contestó— me gustaría hablar contigo de algo pero será después de un evento que pasará muy pronto si lo que creo es correcto.

Terminé mi trabajo con pláticas menos densas y volví a mi clase hecho un revoltijo y con esperanzas que no debería tener. Esa misma tarde profesé mi amor y fui aceptado, su hermana tenía razón.

3 comentarios:

  1. Vaya, es como leer una vieja carta de algun amigo... recuerdo pedazos al leer, pero hay partes que gracias a mi mala memoria parecen nuevas, otra vez.

    Esta genial. Me gusta mucho, pee a todo este personaje o protagonico tuyo siento que es algo distinto a tu media. Todos son serios, frios por ser analiticos y solitarios, pero este tiene mas humor y mas carisma diria yo.

    A su vez la historia avanza bien, en otro momento diria que va mas rapido y que tal vez pudiste rellenar con mas detalles triviales, pero esto no es una serie o un anime, es una historia y esta bien contanda.

    Te sigo leyendo.

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