diciembre 06, 2011

Deseo -Capítulo 3: Oscuridad


Capitulo 3: Oscuridad

Era miércoles, faltaban tres días para nuestra visita al parque de diversiones, ya era noche pero seguíamos platicando por teléfono. Era de esas noches en las que el calor no dejaba dormir y, como ella se aburría, solía hablarme. ¿qué era un payaso?

Hubo silencio en el teléfono, no sabía que decir y ella se había interrumpido en medio de una frase.

—Espero con ansias este sábado —comentó en un tono de voz más bajo.

“Yo también” le dije.

—Voy a colgar, bye —se despidió.

“Hasta mañana” entonces colgué.

Algo que había notado era que, cuando ella deseaba expresar sus sentimientos, toda su jovialidad desaparecía y actuaba frágil y tímida, justo como si fuera otra persona. Tal vez no era tan alegre y decidida como pretendía serlo o tal vez simplemente le incomodaba la idea de abrirse a otra persona, justo como a mí. Finalmente, leíamos misantropía, así que me voy por la segunda opción.

El jueves fue un hermoso día soleado en el que el calor era piadoso con nosotros y no nos intentaba asesinar, pero había algo que estaba mal.

Entre al salón donde nos tocaba la clase y noté cierto cambio sobre el cual no podía poner el dedo, no sabía que era, pero todo me parecía diferente. Aún no llegaba el maestro y todos estaban fuera de sus lugares, eso era normal. Examine con más detenimiento y note que la multitud de personas, que iban a platicar con mi novia por diversas razones, estaba ausente; nadie estaba hablando con ella y solo estaban sus dos amigas más cercanas pero tampoco estaban hablando.

Ella se estaba cubriendo la cabeza con las manos y no podía ver sus ojos aunque parecía adolorida, sus amigas la veían con impotencia.

“¿le sucede algo?” me acerque a preguntarles.

—Aparentemente le duele la cabeza —contesto una.

—Le decimos que vaya a su casa a descansar pero es necia —comentó la otra.

“Ya veo”

Entonces llego el maestro y tuve que irme a sentar, esa clase paso arrastrándose e incluso ella fallo cuando se le cuestiono por si estaba poniendo atención. Se acabo la clase y el maestro salió, tendríamos quince minutos hasta que llegara el siguiente así que me levante y fui hasta su lugar.

“Por favor, no me hagas arrastrarte hasta el médico” le dije con cierta molestia.
—Estoy bien, ya no me duele la cabeza —ella levanto la cabeza del pupitre y me sonrió, era una sonrisa fingida pues ella era una mala mentirosa.

“¿Has estado llorando?” sus ojos estaban enrojecidos.

—Durmiendo —respondió rápidamente, como si no quisiera que la cuestionara más.

“¿Pero te sientes mejor?” pregunté, está no se la sacudiría fácilmente.

—Sí —respondió con un exagerado movimiento para asentir y con una sonrisa increíblemente grande. No le creí pero no quería presionarla mucho.

“Si necesitas algo, aquí me tienes” comenté y me fui a mi lugar.

Pasaron los quince minutos entre las clases y el siguiente maestro no llegaba, se nos informo que se había atorado en el tránsito por un accidente muy fuerte pero que se encontraba bien. Perdimos esa clase y salimos a comer pero ella optó por ir al médico en ese justo instante.

— ¿Qué crees que le pase? —preguntó una de sus amigas.

—No lo sé —respondió la otra.

“Creo que está relacionado con la migraña que suele darle pero hay algo más que no me quiere decir” les dije a ambas.

—Bueno, mejor cambiemos de tema, no me gusta hablar de otras personas a sus espaldas y menos de amigas mías —ella sonrió para intentar disipar el ambiente pesado que había ocasionado.

Hablamos de diferentes cosas y regresamos a la segunda tanda de clases pero ella no regresó.

Cuando se termino el día decidí realizar una llamada pero me contesto su hermana:

—Duerme en este momento, déjala descansar y verás cómo se compone para mañana —fue lo que me dijo.

“está bien, gracias” respondí y estaba por colgar pero volvió a articular palabras.

—Al menos sé que te preocupas por ella —comentó —Sobre lo que te quería decir…—prosiguió —tendrá que esperar pero mantenla bien vigilada.

“de acuerdo” contesté, nuevamente no pude colgar.

—Será mejor que me des tu número —obedecí y colgué, entonces ella marco solo para que su número fuera guardado en mi celular.

El día siguiente no apareció ninguna de las dos y las clases siguieron su día normal, mate el tiempo con amigos y decidí dejarla descansar un día más aunque por eso tuve recuperar el viejo hábito de ir a comer, solo, a la roca de los deseos.

Al llegar, con mi comida comprada, me encontré con que cintas amarillas de la policía bloqueaban el paso ¿qué había pasado? Me acerque y un policía me dijo que estaba fuera de los límites.

“¿Que ocurrió aquí?” pregunté.

—Una pipa chocó y derramo combustible, es muy volátil y por eso debemos bloquear hasta encontrar como lidiar con todo ese combustible —explicó.

“Ya veo, gracias” dije eso y actué como un buen ciudadano alejándome de ahí para permitirles trabajar.

Tomé mi comida en casa y deje que pasará el tiempo.

Entrada la noche estaba preparándome un plato de cereal cuando se escucho un fuerte estruendo y todo tembló por lo que el plato que estaba sobre la mesa cayó directamente al suelo estrellándose en pedazos y derramando su contenido. De pronto, la única luz que quedo fue la que entraba de la ventana y se reflejaba en el charco de leche.

Entonces sonó mi celular, intenté cogerlo rápidamente pero tropecé y me hice una pequeña cortada en la mano con los fragmentos del plato pero no me importó y tomé rápidamente el celular con la otra mano. Lo primero que pregunté fue:

“¿Cómo estás?” con el número tenía para saber quién era.

—ya mejor…—respondió con una voz entrecortada— escuche la explosión ¿estás bien? —su voz no se oía nada bien.

“Si, no creo que haya llegado hasta acá aunque perdí la energía eléctrica” respondí.

—Me alegro —su voz subió de tono y se escuchó jovial nuevamente— ¿mañana podremos ir al parque de diversiones entonces?

“¿Solo por eso te alegras de mi bienestar?” pregunté bromeando.

—Lo siento…—su voz volvió a parecer débil ¿No había detectado la broma? Algo andaba mal.

“Era una broma” respondí “¿Qué hay de tu enfermedad? ¿Estás mejor? ¿No sería mejor que descansaras?” lancé una serie de preguntas, me preocupaba.

—Ya estoy bien; si, estoy mejor; ya puedo salir —esas fueron las respuestas que recibí mecánicamente, sonaba agobiada por mis preguntas.

“Bueno, entonces duerme bien y nos encontramos mañana frente a tu casa a las 10 AM” contesté y colgué. Me acosté y me dormí.

El día siguiente me vi esperando hasta las 12 frente a su casa hasta que bajo hecha un rayo, me tomó de la mano y me llevo corriendo hasta el parque de diversiones.

Nos estábamos divirtiendo o más bien ¿nos estábamos divirtiendo? Ella jugaba, sonreía y actuaba feliz en general pero la sentía distante, sentía como si no fuera ella misma, como si hubiera perdido algo. Cada sonrisa suya me sentaba como un golpe en el estomago, quería su sonrisa cálida y no su sonrisa enorme y bonita que ponía para hacerme creer que sonreía.

Llego la noche y decidimos que nuestra última parada sería la rueda de la fortuna, cuando ascendimos y nos encontramos en el punto más alto pudimos ver gran parte de la zona que rodeaba al parque de diversiones, no tenían energía eléctrica aún pues todo estaba oscuro.

—Debe ser horrible estar en total oscuridad, no puedes ver ni siquiera lo que está frente a ti —comentó en su poco usual estado de melancolía.

“No es tan malo, las pupilas se adaptan” comenté.

—¿Y qué sería de los seres que no pudieran adaptarse? —preguntó.

“Supongo que estarían perdidos, desorientados y espantados” dije “pero podrían tantear hasta encontrar una luz”

—¿Y si no hubiera aquella luz? —¿Por qué estaba haciendo tantas preguntas?

“Pues entonces se aprenden su entorno y sobreviven así” contesté.

Después pasé a dejarla a su casa y nos despedimos. Al verla partir no pude evitar hacer una sonrisa amarga que su hermana notó.

Regresé a mi casa pero ahora todo estaba acordonado por posibilidad de más explosiones que podrían destrozar la zona. Fui dirigido a un albergue y ahí tuve que quedarme sentado sin hacer nada. Había muchas personas en el lugar, probablemente media ciudad.

Mi celular sonó y yo lo tomé, tenía poca batería.

—Siento no poder apoyarte en este momento pero mañana te invito un desayuno —era la hermana de mi novia, ella me dio los datos del lugar y la hora —Tenemos que hablar de algo importante —especificó. En ese momento la pila se acabó y quede sólo, sumido en la oscuridad.

¿Tenía acaso ya a donde aferrarme? No, estaba completamente sólo pero debía hacer algo y no dejarme consumir por ello.

Me levante y salí de ese espacio tan cerrado, llevaba un poco de dinero en la bolsa así que me dirigí a un motel donde pasé parte de la noche.

Esa noche tuve un sueño extraño, un sueño que involucraba a la ciudad desapareciendo en miles de puntitos de diferentes colores, todo se disolvía pero yo permanecía. Intentaba detenerlo todo pero nada se mantenía en mis brazos, todo se disolvía y se iba volando con el viento hasta dejarme en un paisaje totalmente blanco.

Dentro del sueño intenté gritar pero nadie respondía o, más bien, el sonido no viajaba. Desperté sudando y aproveche el tiempo pagado que me quedaba para darme un baño antes de dirigirme hacía donde había acordado una cita con quien podría aclararme algo.

1 comentario:

  1. Vaya que capitulo más explosivo... ¡fue un chiste! seeeh, uno malo.

    Como sea. Me doy cuenta que la historia si va rapido, no me contradigo ni nada, sino que ese es su estilo de narrar, es como tiene que ser.

    Usualmente cuando sientes que algo falta o que quieres saber algo mas, esperas que la historia sea mas larga, que los capitulos vayan mas lento y que tengan mas hojas. Este no es el caso.

    La historia lleva buen ritmo porque se sabe de los personajes y la trama lo justo para poder estructurar con la imaginacion de qur va, o sea no tratas al lector como idiota pero tampoco le das muchos detalles, algo justo siento yo.

    Por otro lado el como se desenvuelve la historia y van dando la cara los personajes hace que te atrape mas y mas.

    Seguire leyendo, obviamente.

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