Sentado en un escalón esperaba a Veritas, llevaba un buen
rato y no salía, me dolía o haber perdido todo mi hogar o la cuenta del agua
que tendrían que pagar mis padres. Todo sea por la bondad…o la estupidez, como
ella lo llamaba.
—¿Eres nuevo por aquí? —preguntó una chica desconocida
que abrió su puerta en ese momento.
—Llevo una semana, salgo mucho así que supongo que no me
habías visto —me iba a levantar pero ella se sentó a mi lado.
—Ivy —me extendió la mano, yo la estreche amistosamente—
lo que sea para servirte como vecina.
—Actualmente si podrías ayudarme, una chica sin dónde
quedarse está en mi habitación, creo que estaría más cómoda con otra
chica…—dude un poco pero no creía tener la valentía para pedirlo— ¿Podría
quedarse contigo?
—¿Cómo se llama? —¿eso es lo primero que se le ocurre
preguntar?
—Veritas, según ella —intente explicarlo de la manera más
educada posible— no sé su verdadero nombre y parece que le faltan unos
tornillos pero es simpática.
—¿Dónde la recogiste? —preguntó en broma. Técnicamente si
la recogí de la calle.
—Larga historia, siento la molestia —dije resignado.
—¿Qué más da? —Ella dejo a su lado la pila de libros que
cargaba y me dejo caer unas llaves —tu mi habitación y yo la tuya, más fácil.
—¿Segura? —pregunté.
—¿No esculcarás mis cosas? —preguntó con seriedad.
—No —aseguré.
—Entonces sin problemas —volvió a encogerse de hombros,
recogió sus libros y entró a mi habitación o eso pensé que haría pero se detuvo
cuando encontró la puerta cerrada.
—¿Le diste a ella las llaves? —preguntó algo molesta.
Solo pude sonreír a manera de disculpa.
—Ahora que estamos atrapados afuera, cuéntame ¿Por qué
estás aquí ahora? —la pregunta me pareció muy rara.
—Porque me la encontré —respondí—Normalmente a esta hora
regreso de las compras.
—No pareces traer bolsas —observó— ¿no será que has
repetido este día muchas veces? Algo así como yo.
—Eso sería extraño —intente conservar la normalidad a
pesar del tema tratado y después me di cuenta que ocultarlo sería inutil—
aunque lo admito, estoy atrapado en este sábado.
—Y tu refri aparece lleno —añadió ella— por eso no hay
necesidad de más compras.
—La verdad, ni siquiera recuerdo si las iba a hacer la
primera repetición —admití— tal vez mi refri siempre estuviera lleno.
—Lo que ganas, se queda todas las repeticiones —mencionó
ella— tiene unas reglas raras el mundo.
—¿Reglas? —pregunté exaltado al ver que le veía pies y
cabezas a este fenómeno— Tienes que decirme como salir.
—No lo sé, aunque hay algo que quisiera enseñarte mañana
—respondió— tal vez a ella también —señalando la puerta—. Un ultimo consejo, no
te preocupes por lo que puedas perder, eso lo recuperas en la siguiente
repetición.
—Esto es practico pero si el tiempo volviera a la
normalidad sería problemático no recuperar todo lo que perdiste este día
—argumenté.
—No volverá a la normalidad —añadió sombría— eso es lo
que tengo que enseñarte. Puedes confiarte e incluso ir y perder tu vida,
volverá una y otra vez.
¿Qué? Cómo podía saber eso ¿Había algún peligro el día de
hoy que jamás hubiera captado?
En ese momento la puerta se abrió, salió Veritas y la
nueva conocida, Ivy, la empujó rápidamente para explicarle todo y cerraron la
puerta detrás de ellas. Suspiré y abrí la habitación de Ivy.
El cuarto olía a mujer, no a perfume si no el olor
característico de una habitación de chica además de estar increíblemente
desordenado con libros por donde alcanzara la vista, todos apilados en torres
pequeñas pero había un pequeño brillo que llamaba mi atención.
Al acercarme vi que el brillo era una navaja de afeitar,
supuse que habría algún hombre aquí alguna vez, Ivy era atractiva y se veía del
tipo de personas que se relaciona fácil con otras aunque una navaja de afeitar
en su casa significaría una relación demasiado cercana.
Entre los libros había novelas famosas de Verné, Rulfo,
Coartazar, Fuentes y otros autores reconocidos, todos se veían increíblemente
barajados e incluso entre la pila pude distinguir un ejemplar de misantropía (y
yo que pensaba que solo existían en la ficción).
Una pila de encuadernados manuales llamo mi atención, el
de hasta abajo decía “El misterio del día que se repite” y tenía un intervalo
del 1-10 y los siguientes seguían hasta el 30 dónde el intervalo se convertía
en un preocupante 31-100 y el último se leía “201-3XX”. Tomé el de hasta arriba
y chequé la última entrada.
“No apareció, no tiene caso apuntar nada” Después procedí
a hojearlo y solo estaba esa misma frase escrita de una u otra manera.
En ese momento escuche golpes en la puerta y lo deje en
su lugar para ir a abrirla.
—Lamento la intrusión, pero está sonando tu teléfono
—dijo Ivy que estaba en la puerta con un camisón color beige que estaba usando
como pijama (¿de dónde y cómo lo había obtenido?)
—Dudo que puedas ser una intrusa en tu propio cuarto —me
disculpé y la miré fijamente o, siendo más específicos, el cielo detrás de ella
que estaba oscuro como si fuera media noche. No sentí que hubiera pasado tanto
tiempo.
—¿Puedo entrar por algunas cosas mientras tu atiendes el
teléfono? —preguntó. Hice una seña de ceder el paso y dije:
—El cuarto es tuyo, literalmente —obtuve a cambio una
leve sonrisa.
Definitivamente me resultaba más fácil hablar con Ivy que
con Veritas, era mucho más amigable y normal.
—Por cierto, Veritas está durmiendo, no la despiertes y
no andes viendo lo que no te importa —por un momento pensé que me había
descubierto pero ella relajó mi tensión—. Solo es broma, si fueras ese tipo de
personas no te habría permitido ir ahí.
Súbitamente, me sentí increíblemente molesto al saber de
que se trataba la llamada porque, obviamente, ya había sucedido noche tras
noche y había optado por desconectar el teléfono con tal de no hablar de ese
tema, era algo de lo que quería huir y el relacionarme con estas dos chicas me
había llevado directo a esa situación. Podría no responderlo pero ellas lo
notarían y harían preguntas que no deseo responder.
Entre intentando no hacer mucho ruido, pisando de
puntitas y casi llegando al teléfono tropecé aparatosamente y tuve que sostenerme
de la mesa sobre la que estaba el teléfono, haciendo mucho ruido al impactar,
para llevar mi cara directo al piso. Veritas se agitó en la cama pero no
pareció despertar por completo.
Suspiré aliviado y cogí la bocina que ya estaba
descolgada.
—¿Isaías? No me digas que estás con una chica solo para
olvidarte de ella —me regañó mi padre.
—No, no es nada de eso —respondí neutral.
—¿Qué hace ahí tan noche entonces? —Preguntó inquisitivo—
¿están solos en la habitación? —No, hay otra chica pero si te lo dijera no
pararías de acusarme de actos inmorales.
—Si, lo estamos —respondí— ¿Para qué llamas?
—Mañana deberás irla a recoger al metro, ella vino a
buscarte para pedirte disculpas, no deberías ser tan duro con ella —el mañana,
afortunadamente, jamás llegará.
—No es como si una disculpa resolviera todas las cosas
—repliqué— iré a verla con tal de no dejarla plantada pero no llegará
precisamente triunfal.
—¿harías llorar a una dama? ¿Qué no eso va contra todas
las tonterías que profesas? —apreté los dientes para evitar que escapara de mi
boca la negación de su status de dama.
—Intentaré ser lo más cordial posible pero las cosas se
acabaron, no es como si fuera dejarlo pasar tan fácilmente —suspiré para
intentar tranquilizarme— Yo la quería, las heridas sanaran con el tiempo ¿Por
qué no pueden entenderlo y dejarme en paz?
Solo quiero alejarme de todo un tiempo y estudiar.
—Solo elegiste ese lugar para irte de aquí —recriminó—
estás siendo infantil.
—tal vez —concedí— pero más maduro que todos los demás.
Buenas noches.
Colgué el teléfono antes de que pudiera responder y
suspiré sonoramente.
—¿Isaías? —una voz familiar me llamó, era Veritas. Sería
difícil de tratar con mi paciencia actual.
—Siento despertarte —sonreí torpemente con cierta
amargura en mi voz.
—¿Sabes? Aprecio
que estés aquí —comenzó a decir pero se detuvo—. acércate un poco a la cama por
favor.
Obedecí y me puse a su lado.
—También te persiguen cosas malas —observó y me sentí
avergonzado de que me escuchara— pero aquí nada te atrapara y llora si así lo
deseas.
—No estoy llorando —respondí.
—Pero se ve que quieres llorar —súbitamente, me abrazó—
aquí ya no estamos solos, me tienes a mi y tienes a ivy. Hay cosas feas que no
queremos recordar pero mientras el tiempo no avance estaremos seguros.
Pasó su mano por mi cabello y comenzó a acariciar mi
cara.
—No hay nada que temer, no permitiré que te pase nada,
que te sientas triste, porque sé que harías lo mismo por mí —confesó ella.
Era extrañamente amistosa para alguien que se había
pasado todo el día llamándome idiota.
—Siento lo de en la mañana, solo…te creí otro tipo de
personas pero tu también estás sufriendo, tu también mereces descanso
—¿entonces quien no sufre será un idiota?
—¡Siento interrumpirlos! —Ivy se escondió rápidamente
detrás del marco de la puerta.
—No interrumpes nada, Ivy— añadió Veritas sonriente—
Ahora ve a dormir.
—Buenas noches —dije a ambas.
—Buenas noches —respondieron las dos.
Entre al cuarto de Ivy, la navaja y los encuadernados
habían desaparecido.
Bueno, debo decir que este aparente ejercicio se esta saliendo un tanto del tono de lo que acostumbras hacer, simplemente me encanta.
ResponderBorrarNo hablo de que sea raro o algo contrario a tu genero, simplemente es fresco y distinto a la formula usual, incluso usandola. Si, la palabra es refrescante.
Veritas me sigue pareciendo un personaje sumamente esquivo, eso me gusta (porque hasta ahora, es la mejor trabajada que te he visto) aunque en la vida real, esa gente no siempre me agrada.
Isaías es un tipo kul, me cae bien, demonios, solo trata de hacer lo que puede y cree mejor. Respeto eso.
Tu redaccion me gusta bastante, sobre todo porque es un mendigo paseo en rosas, es maravillosa.
A su vez, debo decir que me gusta que, aunque no son personajes secos y fijos, cada uno de los tres que han aparecido, tienen (aunque raras) definidas sus personalidades, al menos estan esbozadas y eso rifa.
Y la historia esta tomando un curso sumamente interesante, no mames, neta me atrapaste XD
Seguire leyendo, oh si...
PD: Misantropia, que grato ver que si eres real y no solo un sueño fumado de alguna piedra de los deseos (Me gane algo por saber de que historia salio?).