junio 09, 2012

Capítulo 3:Escapismo -Simulacro


Sentado en un escalón esperaba a Veritas, llevaba un buen rato y no salía, me dolía o haber perdido todo mi hogar o la cuenta del agua que tendrían que pagar mis padres. Todo sea por la bondad…o la estupidez, como ella lo llamaba.

—¿Eres nuevo por aquí? —preguntó una chica desconocida que abrió su puerta en ese momento.

—Llevo una semana, salgo mucho así que supongo que no me habías visto —me iba a levantar pero ella se sentó a mi lado.

—Ivy —me extendió la mano, yo la estreche amistosamente— lo que sea para servirte como vecina.

—Actualmente si podrías ayudarme, una chica sin dónde quedarse está en mi habitación, creo que estaría más cómoda con otra chica…—dude un poco pero no creía tener la valentía para pedirlo— ¿Podría quedarse contigo?

—¿Cómo se llama? —¿eso es lo primero que se le ocurre preguntar?

—Veritas, según ella —intente explicarlo de la manera más educada posible— no sé su verdadero nombre y parece que le faltan unos tornillos pero es simpática.

—¿Dónde la recogiste? —preguntó en broma. Técnicamente si la recogí de la calle.

—Larga historia, siento la molestia —dije resignado.

—¿Qué más da? —Ella dejo a su lado la pila de libros que cargaba y me dejo caer unas llaves —tu mi habitación y yo la tuya, más fácil.

—¿Segura? —pregunté.

—¿No esculcarás mis cosas? —preguntó con seriedad.

—No —aseguré.

—Entonces sin problemas —volvió a encogerse de hombros, recogió sus libros y entró a mi habitación o eso pensé que haría pero se detuvo cuando encontró la puerta cerrada.

—¿Le diste a ella las llaves? —preguntó algo molesta. Solo pude sonreír a manera de disculpa.

—Ahora que estamos atrapados afuera, cuéntame ¿Por qué estás aquí ahora? —la pregunta me pareció muy rara.

—Porque me la encontré —respondí—Normalmente a esta hora regreso de las compras.

—No pareces traer bolsas —observó— ¿no será que has repetido este día muchas veces? Algo así como yo.
—Eso sería extraño —intente conservar la normalidad a pesar del tema tratado y después me di cuenta que ocultarlo sería inutil— aunque lo admito, estoy atrapado en este sábado.

—Y tu refri aparece lleno —añadió ella— por eso no hay necesidad de más compras.

—La verdad, ni siquiera recuerdo si las iba a hacer la primera repetición —admití— tal vez mi refri siempre estuviera lleno.

—Lo que ganas, se queda todas las repeticiones —mencionó ella— tiene unas reglas raras el mundo.

—¿Reglas? —pregunté exaltado al ver que le veía pies y cabezas a este fenómeno— Tienes que decirme como salir.

—No lo sé, aunque hay algo que quisiera enseñarte mañana —respondió— tal vez a ella también —señalando la puerta—. Un ultimo consejo, no te preocupes por lo que puedas perder, eso lo recuperas en la siguiente repetición.

—Esto es practico pero si el tiempo volviera a la normalidad sería problemático no recuperar todo lo que perdiste este día —argumenté.

—No volverá a la normalidad —añadió sombría— eso es lo que tengo que enseñarte. Puedes confiarte e incluso ir y perder tu vida, volverá una y otra vez.

¿Qué? Cómo podía saber eso ¿Había algún peligro el día de hoy que jamás hubiera captado?

En ese momento la puerta se abrió, salió Veritas y la nueva conocida, Ivy, la empujó rápidamente para explicarle todo y cerraron la puerta detrás de ellas. Suspiré y abrí la habitación de Ivy.

El cuarto olía a mujer, no a perfume si no el olor característico de una habitación de chica además de estar increíblemente desordenado con libros por donde alcanzara la vista, todos apilados en torres pequeñas pero había un pequeño brillo que llamaba mi atención.

Al acercarme vi que el brillo era una navaja de afeitar, supuse que habría algún hombre aquí alguna vez, Ivy era atractiva y se veía del tipo de personas que se relaciona fácil con otras aunque una navaja de afeitar en su casa significaría una relación demasiado cercana.

Entre los libros había novelas famosas de Verné, Rulfo, Coartazar, Fuentes y otros autores reconocidos, todos se veían increíblemente barajados e incluso entre la pila pude distinguir un ejemplar de misantropía (y yo que pensaba que solo existían en la ficción).

Una pila de encuadernados manuales llamo mi atención, el de hasta abajo decía “El misterio del día que se repite” y tenía un intervalo del 1-10 y los siguientes seguían hasta el 30 dónde el intervalo se convertía en un preocupante 31-100 y el último se leía “201-3XX”. Tomé el de hasta arriba y chequé la última entrada.

“No apareció, no tiene caso apuntar nada” Después procedí a hojearlo y solo estaba esa misma frase escrita de una u otra manera.
En ese momento escuche golpes en la puerta y lo deje en su lugar para ir a abrirla.

—Lamento la intrusión, pero está sonando tu teléfono —dijo Ivy que estaba en la puerta con un camisón color beige que estaba usando como pijama (¿de dónde y cómo lo había obtenido?)

—Dudo que puedas ser una intrusa en tu propio cuarto —me disculpé y la miré fijamente o, siendo más específicos, el cielo detrás de ella que estaba oscuro como si fuera media noche. No sentí que hubiera pasado tanto tiempo.

—¿Puedo entrar por algunas cosas mientras tu atiendes el teléfono? —preguntó. Hice una seña de ceder el paso y dije:

—El cuarto es tuyo, literalmente —obtuve a cambio una leve sonrisa.

Definitivamente me resultaba más fácil hablar con Ivy que con Veritas, era mucho más amigable y normal.

—Por cierto, Veritas está durmiendo, no la despiertes y no andes viendo lo que no te importa —por un momento pensé que me había descubierto pero ella relajó mi tensión—. Solo es broma, si fueras ese tipo de personas no te habría permitido ir ahí.

Súbitamente, me sentí increíblemente molesto al saber de que se trataba la llamada porque, obviamente, ya había sucedido noche tras noche y había optado por desconectar el teléfono con tal de no hablar de ese tema, era algo de lo que quería huir y el relacionarme con estas dos chicas me había llevado directo a esa situación. Podría no responderlo pero ellas lo notarían y harían preguntas que no deseo responder.

Entre intentando no hacer mucho ruido, pisando de puntitas y casi llegando al teléfono tropecé aparatosamente y tuve que sostenerme de la mesa sobre la que estaba el teléfono, haciendo mucho ruido al impactar, para llevar mi cara directo al piso. Veritas se agitó en la cama pero no pareció despertar por completo.

Suspiré aliviado y cogí la bocina que ya estaba descolgada.

—¿Isaías? No me digas que estás con una chica solo para olvidarte de ella —me regañó mi padre.

—No, no es nada de eso —respondí neutral.

—¿Qué hace ahí tan noche entonces? —Preguntó inquisitivo— ¿están solos en la habitación? —No, hay otra chica pero si te lo dijera no pararías de acusarme de actos inmorales.

—Si, lo estamos —respondí— ¿Para qué llamas?

—Mañana deberás irla a recoger al metro, ella vino a buscarte para pedirte disculpas, no deberías ser tan duro con ella —el mañana, afortunadamente, jamás llegará.

—No es como si una disculpa resolviera todas las cosas —repliqué— iré a verla con tal de no dejarla plantada pero no llegará precisamente triunfal.
—¿harías llorar a una dama? ¿Qué no eso va contra todas las tonterías que profesas? —apreté los dientes para evitar que escapara de mi boca la negación de su status de dama.

—Intentaré ser lo más cordial posible pero las cosas se acabaron, no es como si fuera dejarlo pasar tan fácilmente —suspiré para intentar tranquilizarme— Yo la quería, las heridas sanaran con el tiempo ¿Por qué no pueden entenderlo y dejarme en paz?  Solo quiero alejarme de todo un tiempo y estudiar.

—Solo elegiste ese lugar para irte de aquí —recriminó— estás siendo infantil.

—tal vez —concedí— pero más maduro que todos los demás. Buenas noches.

Colgué el teléfono antes de que pudiera responder y suspiré sonoramente.

—¿Isaías? —una voz familiar me llamó, era Veritas. Sería difícil de tratar con mi paciencia actual.

—Siento despertarte —sonreí torpemente con cierta amargura en mi voz.

—¿Sabes?  Aprecio que estés aquí —comenzó a decir pero se detuvo—. acércate un poco a la cama por favor.

Obedecí y me puse a su lado.

—También te persiguen cosas malas —observó y me sentí avergonzado de que me escuchara— pero aquí nada te atrapara y llora si así lo deseas.

—No estoy llorando —respondí.

—Pero se ve que quieres llorar —súbitamente, me abrazó— aquí ya no estamos solos, me tienes a mi y tienes a ivy. Hay cosas feas que no queremos recordar pero mientras el tiempo no avance estaremos seguros.

Pasó su mano por mi cabello y comenzó a acariciar mi cara.

—No hay nada que temer, no permitiré que te pase nada, que te sientas triste, porque sé que harías lo mismo por mí —confesó ella.

Era extrañamente amistosa para alguien que se había pasado todo el día llamándome idiota.

—Siento lo de en la mañana, solo…te creí otro tipo de personas pero tu también estás sufriendo, tu también mereces descanso —¿entonces quien no sufre será un idiota?

—¡Siento interrumpirlos! —Ivy se escondió rápidamente detrás del marco de la puerta.

—No interrumpes nada, Ivy— añadió Veritas sonriente— Ahora ve a dormir.

—Buenas noches —dije a ambas.

—Buenas noches —respondieron las dos.

Entre al cuarto de Ivy, la navaja y los encuadernados habían desaparecido.

1 comentario:

  1. Bueno, debo decir que este aparente ejercicio se esta saliendo un tanto del tono de lo que acostumbras hacer, simplemente me encanta.

    No hablo de que sea raro o algo contrario a tu genero, simplemente es fresco y distinto a la formula usual, incluso usandola. Si, la palabra es refrescante.

    Veritas me sigue pareciendo un personaje sumamente esquivo, eso me gusta (porque hasta ahora, es la mejor trabajada que te he visto) aunque en la vida real, esa gente no siempre me agrada.

    Isaías es un tipo kul, me cae bien, demonios, solo trata de hacer lo que puede y cree mejor. Respeto eso.

    Tu redaccion me gusta bastante, sobre todo porque es un mendigo paseo en rosas, es maravillosa.

    A su vez, debo decir que me gusta que, aunque no son personajes secos y fijos, cada uno de los tres que han aparecido, tienen (aunque raras) definidas sus personalidades, al menos estan esbozadas y eso rifa.

    Y la historia esta tomando un curso sumamente interesante, no mames, neta me atrapaste XD

    Seguire leyendo, oh si...

    PD: Misantropia, que grato ver que si eres real y no solo un sueño fumado de alguna piedra de los deseos (Me gane algo por saber de que historia salio?).

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