junio 21, 2012

Capítulo 4: Secretos -Simulacro


Capítulo 4: Secretos

Amaneció el mismo día, seguía en el cuarto de Ivy, me levanté y tendí la cama antes de salir, aunque me entretuve cuando encontré un diccionario y busqué una palabra muy importante, para evitar causarle inconvenientes a quien me había sacado de un apuro (realmente Veritas fue la afortunada) pero al salir, sentí una sensación extraña, inexplicable, de que algo no andaba bien.

Toqué con calma en la puerta a pesar de mi intranquilidad y una voz desde dentro, la de Ivy, me dijo que pasara pues estaba abierto.

Entré cuidadosamente y las encontré sentadas en la cama, Ivy utilizaba una toalla para secarle el cabello a Veritas que protestaba diciendo que podía hacerlo ella misma.

—Ah, eres tú… —dudó un poco— ¿Isram? No, Isaias. Me tuvieron que decir tu nombre porque olvidaste presentarte ayer.

Me pregunté levemente a quién esperaba detrás de la puerta para sorprenderse ligeramente porque era yo.

—Oh, lo siento, me preocupaba que Veritas andaba sin casa, entonces solo eso estaba en mi mente —ellas parecían no sentir lo que había en el aire.

—Como sea —quitó importancia a mis palabras, parece que la mala educación de Veritas era muy contagiosa— Hoy verás como está realmente el día de hoy, atrapado en el tiempo.

—¿Realmente? —preguntamos a coro Veritas y yo.

—Sí, vayan saliendo —Ivy cogió a Veritas del cabello con brusquedad y le puso una liga para atarlo en una cola de caballo. Veritas protestó al sentir el jalón pero no hizo nada para evitarlo.

—¿Te parece si te llamo Isram? —preguntó Veritas con su típica sonrisa burlona— Significa tan poco como tu caballerosidad.

—Mentiri, ese es tu nuevo nombre —contra-ataqué con lo que había consultado en un diccionario de Ivy al levantarme

—Alguien estuvo leyendo el diccionario —Veritas era aguda, aparentemente si sabía latín.

—¿Podrían dejar de fingir que estudian latin y seguir avanzando? —Ivy parecía algo molesta así que ambos accedimos. Veritas parecía haberle cogido miedo y parte de mi se sintió interesado por su método para controlarla.

Salimos del edificio, estaba solitario y asumí primero que sería por ser un sábado en la mañana a mitad de vacaciones de verano pero al salir a la calle tampoco vi ninguna persona.

—Estuve flojeando con ustedes anoche —anunció Ivy—así que no pudimos llevar este día a verse con el de los demás y por eso solo los que estamos conscientes del día estamos dentro de él.

—¿Flojeando? —pregunté— ¿Osea que hay quienes están trabajando para devolver todo a la normalidad?

—Algo así —respondió Ivy— esa persona es muy buena, me salvo la vida.

¿La navaja sería de él?

—Así que es como este hombre —dijo Veritas mientras me señalaba— por mi que el mundo se quede así, no tengo nada que perder.

—Yo, la verdad, prefiero que el tiempo siga aún si eso significa tener que ver a alguien… —no terminé de hablar porque no tenía razón para informarles mis problemas

—¿Tiene que ver con la llamada? —Pregunto Ivy— Parecías molesto.

—No te metas en los problemas de Isaias —Veritas salió a defenderme— Si no quieres que nos metamos en los tuyos.

La tomó de la muñeca rápidamente y pude notar que Ivy utilizaba dos pulseras a juego en cada una de sus manos.

—Sería mejor que intentáramos llevarnos bien —puse mi mano sobre el brazo de Veritas, arriesgándome a que reaccionara mal, pero no fue así. Ella bajo el brazo con un puchero.

—Estoy de acuerdo, nada de meterse en asuntos personales —agregó— todos tenemos nuestros secretos, a los demás no nos debería importar a menos que esa persona te los quiera contar.

—Lo siento, Isaias —Ivy se disculpó inclinándose ligeramente.

—No es la gran cosa, algún día te lo contaré —contesté eso, a pesar de que deseaba no hacerlo.

—Esperaré ese momento —Ivy se pasó la mano por el cabello mientras decía eso y avanzó rápidamente— ¡Es por aquí!

Cuando la perdimos de vista, Veritas explotó.

—¡Esperaré ese momento! —exageró los movimientos de Ivy e hizo cara de asco— no me digas que eres tan fácil, si es así me decepcionas.

—¿No te agrada ella? —pregunté para cambiar de tema, discutir con ella era tener deseos de perder.

—No —dijo con secamente—. Esconde demasiadas cosas, es una hipócrita como la mayoría de las personas.

—Todos tenemos cosas que esconder —hice eco de lo que había dicho.

—Era para que se callara —explicó—. No sabemos quien es ella pero quiere que nosotros le contemos lo que nos hace nosotros.

—Por qué no proponer un intercambio y ya —sugerí.

—No es tan fácil —argumentó ella— no le contarías eso a cualquiera ¿o sí? Tal vez tu no estés acostumbrado a eso porque eres pésimo mentiroso pero es lo que me agrada de ti.

¿Acaso me había alagado por primera vez? Aunque realmente fue una burla pero con ella, ya es un avance.

Comenzamos a caminar manteniendo nuestra distancia de Ivy, para poder hablar con mayor tranquilidad.

—¿Y que hay de que mienta en cuanto a mi bondad? —pregunté, curioso por su visión del mundo.

—No estás mintiendo, de eso me di cuenta ya aunque sigue siendo algo tonto —no lo dejaría pasar fácilmente— aun así me agrada, puedo abusar de tu estupidez.

—¿gracias? —pregunté sarcástico.

—Ahora tu dime, que piensas de mi —preguntó ella mientras me miraba de reojo.

—Eres necia, siempre estás en tu mundo y eres desconsiderada de lo que podrían sentir los demás —contesté.

Ella aspiró y estaba por defenderse pero alcé la mano para que me dejara continuar.

—Y eso te hace interesante y misteriosa, tu honestidad no viene mal y tu manera de ver el mundo me llama la atención y quiero aprender de ella —respondí. No estaba mintiendo.

Me pareció verla sonreír ligeramente pero no pude estar seguro porque avanzó más rápido para pasarme.

—Será mejor que nos apuremos o Ivy nos gritara nuevamente.

Alcanzamos a Ivy, en el momento exacto en que giraba por un callejón que llevaba detrás de los cines de la ciudad y comenzó  a subir las escaleras metálicas, originalmente planeadas para salidas de emergencia, de dos en dos escalones.

—te ves muy emocionada —así que hasta Veritas podía fingir decencia.

—El salvo mi vida, por eso me gusta verlo —respondió Ivy.

—Y si salvo tu vida ¿por qué ya no está contigo? —cuestionó.

—Está—Ivy dudó un poco— viendo como sacarnos de aquí.

Entramos por la puerta de emergencia a un pasillo oscuro iluminado por una sola bombilla que colgaba del techo, ahí nos cruzamos con un hombre que no  conocía y que no me prestó mucha atención pero se detuvo a mirar fijamente, de pies a cabeza, a las dos chicas que me acompañaban. Sentí cierta repulsión por él a pesar de no conocerlo.

—Déjenme hablar con él, primero —Ivy abrió una puerta que estaba al final del pasillo, solo lo suficiente para que ella pudiera pasar, y cuando solo podíamos ver su cabeza dejo claro que no nos quería dentro—. Esperen aquí.

—¿Ves lo que te digo? —se quejó Veritas cuando se cerró la puerta— me da mala espina, simplemente.

—Estás paranoica —comenté.

—O tú estás demasiado confiado —contestó.

No hablamos, disfrutamos en silencio de la compañía del otro o algo así porque el tiempo no pasó demasiado lento como cuando estás aburrido y había cierta calma en el ambiente.

—¡Veritas! ¡Entra! —ordenó Ivy muy emocionada mientras la jalaba.

—¿E Isaías? —preguntó con seriedad mientras se resistía— Sin él no entro.

—Tu novio puede quedarse afuera un rato, tendrás dónde vivir —Ivy había ido demasiado lejos con eso.

—¡¿Mi qué?! —Veritas explotó, pero la sorpresa debilitó su resistencia y fue abducida detrás de la puerta por la emocionada muchacha. Aún pude escuchar sus protestas detrás de la puerta pero no podía saber que era, exactamente lo que decían.

Después de un rato se abrió la puerta, era un hombre alto y delgado que tampoco había visto en ningún momento pero Ivy seguía con aire de admiración y entonces supuse que era a quien quería que conociéramos.

—Tú —dijo mientras me señalaba haciendo señas de que me acercara, no pude evitar fruncir el seño— tu no tienes la mirada de los demás que están aquí ¿qué haces aquí? ¿Por qué estás aquí?

—No lo sé —respondí, no me agradaba cómo me hablaba, como si fuera superior a mi.

—Ivy, ve a ayudar a tu amiga —Dijo el hombre mientras giraba la cabeza, ligeramente, para acreditar la presencia de su fan y desaparecerla del lugar.

En cuanto Ivy desapareció detrás de la puerta, el hombre dio dos zancadas para terminar frente a mí y me llevó contra la pared empujándome de los hombros.

—Tú no tienes lugar aquí ¿entendido? Así que no hagas nada y nos entenderemos —se veía furioso— Tú no puedes entender el sufrimiento del mundo.

Me estaba apretando de los hombros, utilicé mis manos para apretar sus muñecas y soltarme.

—¿Calladito y cooperando? —pregunté con cierto sentido de Deja vu al lugar que dejé atrás.

—Efectivamente —respondió— Si quieres que ella esté bien.

No necesitaba saber a quien se refería.

—Y si quieres salir de éste día algún día —amenazó.

—Si ese es tu objetivo, no necesito amenazas —aclaré—. Es también el mio.

—Bien, entonces disculpa mi brusquedad pero tu mirada, es diferente de la gente que está aquí y reconoceré que no me das ni la más absoluta confianza.

—El sentimiento es mutuo —respondí.

Nuestra competencia de hostilidad fue interrumpida por  Ivy que regresó por la puerta.

—Me dijeron que debías acompañar personalmente a Veritas mientras Isaías y yo llevábamos esto a los puntos correctos —dijo Ivy mientras cargaba una serie de mochilas, pequeñas, pero que se veían pesadas.

—¡Permíteme ayudarte! —dijo el hombre rápidamente, todo parte de las mochilas y me las dio a mi— No las abran o la magia no funciona, dame garantía hasta mañana y verás como todo regresa a la normalidad — Una sonrisa amable y confiada se reflejó en su rostro mientras extendía el pulgar hacía arriba y caminaba hacía la puerta.

Si había salvado a Ivy y le había dado alojamiento a Veritas, no podía ser tan malo. Tal vez pudo ver a través de mi lo que era yo en realidad.

1 comentario:

  1. Bueno, si he de ser sincero aqui si note muchos errores en la redacción.
    Primero, los insanavbles errrores de tipeo, pinches palabras que se dejan escribir mal XD

    Por el otro lado, esto si es un poco más importante, en unas 3 o 4 ocasiones, confundes a Veritas con Ivy, digo, si es algo que se nota, pero aun asi creo que es un error y no creo que sea a drede.

    Algo que me gusta de lo que vienes haciendo esque toda la interaccion es de cierto modo, natural y tragable. Isaias por ejemplo, accede a estar mas o menos bien con las dos chicas, ya que ellas no suponen un reto o rivales en caso de que tuviera que tornarse agresivo este asunto, en cambio, al aparecer este tipo, la cosa cambia.

    Por otro lado, todos son corteses, y aunque se guardan sus secretos, de cierto modo se llevan bien. Es como los primeros dias del trabajo o la escuela, todos dan su mejor cara. Hasta que el lider siente amenazao su lugar y tiene que impomner.

    Por cierto, esesujeto se me hace un doble cara, a mi tampoco me cayo bien.

    Excelente, esperare con ansias la quinta parte.

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