Capítulo 4: Secretos
Amaneció el mismo día, seguía en el cuarto de Ivy, me
levanté y tendí la cama antes de salir, aunque me entretuve cuando encontré un
diccionario y busqué una palabra muy importante, para evitar causarle
inconvenientes a quien me había sacado de un apuro (realmente Veritas fue la
afortunada) pero al salir, sentí una sensación extraña, inexplicable, de que
algo no andaba bien.
Toqué con calma en la puerta a pesar de mi intranquilidad
y una voz desde dentro, la de Ivy, me dijo que pasara pues estaba abierto.
Entré cuidadosamente y las encontré sentadas en la cama,
Ivy utilizaba una toalla para secarle el cabello a Veritas que protestaba
diciendo que podía hacerlo ella misma.
—Ah, eres tú… —dudó un poco— ¿Isram? No, Isaias. Me
tuvieron que decir tu nombre porque olvidaste presentarte ayer.
Me pregunté levemente a quién esperaba detrás de la
puerta para sorprenderse ligeramente porque era yo.
—Oh, lo siento, me preocupaba que Veritas andaba sin
casa, entonces solo eso estaba en mi mente —ellas parecían no sentir lo que
había en el aire.
—Como sea —quitó importancia a mis palabras, parece que
la mala educación de Veritas era muy contagiosa— Hoy verás como está realmente
el día de hoy, atrapado en el tiempo.
—¿Realmente? —preguntamos a coro Veritas y yo.
—Sí, vayan saliendo —Ivy cogió a Veritas del cabello con
brusquedad y le puso una liga para atarlo en una cola de caballo. Veritas
protestó al sentir el jalón pero no hizo nada para evitarlo.
—¿Te parece si te llamo Isram? —preguntó Veritas con su
típica sonrisa burlona— Significa tan poco como tu caballerosidad.
—Mentiri, ese es tu nuevo nombre —contra-ataqué con lo
que había consultado en un diccionario de Ivy al levantarme
—Alguien estuvo leyendo el diccionario —Veritas era
aguda, aparentemente si sabía latín.
—¿Podrían dejar de fingir que estudian latin y seguir
avanzando? —Ivy parecía algo molesta así que ambos accedimos. Veritas parecía
haberle cogido miedo y parte de mi se sintió interesado por su método para
controlarla.
Salimos del edificio, estaba solitario y asumí primero
que sería por ser un sábado en la mañana a mitad de vacaciones de verano pero
al salir a la calle tampoco vi ninguna persona.
—Estuve flojeando con ustedes anoche —anunció Ivy—así que
no pudimos llevar este día a verse con el de los demás y por eso solo los que
estamos conscientes del día estamos dentro de él.
—¿Flojeando? —pregunté— ¿Osea que hay quienes están
trabajando para devolver todo a la normalidad?
—Algo así —respondió Ivy— esa persona es muy buena, me
salvo la vida.
¿La navaja sería de él?
—Así que es como este hombre —dijo Veritas mientras me
señalaba— por mi que el mundo se quede así, no tengo nada que perder.
—Yo, la verdad, prefiero que el tiempo siga aún si eso
significa tener que ver a alguien… —no terminé de hablar porque no tenía razón
para informarles mis problemas
—¿Tiene que ver con la llamada? —Pregunto Ivy—
Parecías molesto.
—No te metas en los problemas de Isaias —Veritas salió a
defenderme— Si no quieres que nos metamos en los tuyos.
La tomó de la muñeca rápidamente y pude notar que Ivy
utilizaba dos pulseras a juego en cada una de sus manos.
—Sería mejor que intentáramos llevarnos bien —puse mi
mano sobre el brazo de Veritas, arriesgándome a que reaccionara mal, pero no
fue así. Ella bajo el brazo con un puchero.
—Estoy de acuerdo, nada de meterse en asuntos personales
—agregó— todos tenemos nuestros secretos, a los demás no nos debería importar a
menos que esa persona te los quiera contar.
—Lo siento, Isaias —Ivy se disculpó inclinándose
ligeramente.
—No es la gran cosa, algún día te lo contaré —contesté
eso, a pesar de que deseaba no hacerlo.
—Esperaré ese momento —Ivy se pasó la mano por el cabello
mientras decía eso y avanzó rápidamente— ¡Es por aquí!
Cuando la perdimos de vista, Veritas explotó.
—¡Esperaré ese momento! —exageró los movimientos de Ivy e
hizo cara de asco— no me digas que eres tan fácil, si es así me decepcionas.
—¿No te agrada ella? —pregunté para cambiar de tema,
discutir con ella era tener deseos de perder.
—No —dijo con secamente—. Esconde demasiadas cosas, es
una hipócrita como la mayoría de las personas.
—Todos tenemos cosas que esconder —hice eco de lo que
había dicho.
—Era para que se callara —explicó—. No sabemos quien es
ella pero quiere que nosotros le contemos lo que nos hace nosotros.
—Por qué no proponer un intercambio y ya —sugerí.
—No es tan fácil —argumentó ella— no le contarías eso a
cualquiera ¿o sí? Tal vez tu no estés acostumbrado a eso porque eres pésimo
mentiroso pero es lo que me agrada de ti.
¿Acaso me había alagado por primera vez? Aunque realmente
fue una burla pero con ella, ya es un avance.
Comenzamos a caminar manteniendo nuestra distancia de
Ivy, para poder hablar con mayor tranquilidad.
—¿Y que hay de que mienta en cuanto a mi bondad? —pregunté,
curioso por su visión del mundo.
—No estás mintiendo, de eso me di cuenta ya aunque sigue
siendo algo tonto —no lo dejaría pasar fácilmente— aun así me agrada, puedo
abusar de tu estupidez.
—¿gracias? —pregunté sarcástico.
—Ahora tu dime, que piensas de mi —preguntó ella mientras
me miraba de reojo.
—Eres necia, siempre estás en tu mundo y eres
desconsiderada de lo que podrían sentir los demás —contesté.
Ella aspiró y estaba por defenderse pero alcé la mano
para que me dejara continuar.
—Y eso te hace interesante y misteriosa, tu honestidad no
viene mal y tu manera de ver el mundo me llama la atención y quiero aprender de
ella —respondí. No estaba mintiendo.
Me pareció verla sonreír ligeramente pero no pude estar
seguro porque avanzó más rápido para pasarme.
—Será mejor que nos apuremos o Ivy nos gritara nuevamente.
Alcanzamos a Ivy, en el momento exacto en que giraba por
un callejón que llevaba detrás de los cines de la ciudad y comenzó a subir las escaleras metálicas,
originalmente planeadas para salidas de emergencia, de dos en dos escalones.
—te ves muy emocionada —así que hasta Veritas podía
fingir decencia.
—El salvo mi vida, por eso me gusta verlo —respondió Ivy.
—Y si salvo tu vida ¿por qué ya no está contigo? —cuestionó.
—Está—Ivy dudó un poco— viendo como sacarnos de aquí.
Entramos por la puerta de emergencia a un pasillo oscuro
iluminado por una sola bombilla que colgaba del techo, ahí nos cruzamos con un
hombre que no conocía y que no me prestó
mucha atención pero se detuvo a mirar fijamente, de pies a cabeza, a las dos
chicas que me acompañaban. Sentí cierta repulsión por él a pesar de no conocerlo.
—Déjenme hablar con él, primero —Ivy abrió una puerta que
estaba al final del pasillo, solo lo suficiente para que ella pudiera pasar, y
cuando solo podíamos ver su cabeza dejo claro que no nos quería dentro—. Esperen
aquí.
—¿Ves lo que te digo? —se quejó Veritas cuando se cerró
la puerta— me da mala espina, simplemente.
—Estás paranoica —comenté.
—O tú estás demasiado confiado —contestó.
No hablamos, disfrutamos en silencio de la compañía del
otro o algo así porque el tiempo no pasó demasiado lento como cuando estás
aburrido y había cierta calma en el ambiente.
—¡Veritas! ¡Entra! —ordenó Ivy muy emocionada mientras la
jalaba.
—¿E Isaías? —preguntó con seriedad mientras se resistía—
Sin él no entro.
—Tu novio puede quedarse afuera un rato, tendrás dónde
vivir —Ivy había ido demasiado lejos con eso.
—¡¿Mi qué?! —Veritas explotó, pero la sorpresa debilitó
su resistencia y fue abducida detrás de la puerta por la emocionada muchacha.
Aún pude escuchar sus protestas detrás de la puerta pero no podía saber que
era, exactamente lo que decían.
Después de un rato se abrió la puerta, era un hombre alto
y delgado que tampoco había visto en ningún momento pero Ivy seguía con aire de
admiración y entonces supuse que era a quien quería que conociéramos.
—Tú —dijo mientras me señalaba haciendo señas de que me
acercara, no pude evitar fruncir el seño— tu no tienes la mirada de los demás
que están aquí ¿qué haces aquí? ¿Por qué estás aquí?
—No lo sé —respondí, no me agradaba cómo me hablaba, como
si fuera superior a mi.
—Ivy, ve a ayudar a tu amiga —Dijo el hombre mientras
giraba la cabeza, ligeramente, para acreditar la presencia de su fan y
desaparecerla del lugar.
En cuanto Ivy desapareció detrás de la puerta, el hombre
dio dos zancadas para terminar frente a mí y me llevó contra la pared empujándome
de los hombros.
—Tú no tienes lugar aquí ¿entendido? Así que no hagas
nada y nos entenderemos —se veía furioso— Tú no puedes entender el sufrimiento
del mundo.
Me estaba apretando de los hombros, utilicé mis manos
para apretar sus muñecas y soltarme.
—¿Calladito y cooperando? —pregunté con cierto sentido de
Deja vu al lugar que dejé atrás.
—Efectivamente —respondió— Si quieres que ella esté bien.
No necesitaba saber a quien se refería.
—Y si quieres salir de éste día algún día —amenazó.
—Si ese es tu objetivo, no necesito amenazas —aclaré—. Es
también el mio.
—Bien, entonces disculpa mi brusquedad pero tu mirada, es
diferente de la gente que está aquí y reconoceré que no me das ni la más
absoluta confianza.
—El sentimiento es mutuo —respondí.
Nuestra competencia de hostilidad fue interrumpida
por Ivy que regresó por la puerta.
—Me dijeron que debías acompañar personalmente a Veritas
mientras Isaías y yo llevábamos esto a los puntos correctos —dijo Ivy mientras cargaba una serie de mochilas, pequeñas, pero que se veían pesadas.
—¡Permíteme ayudarte! —dijo el hombre rápidamente, todo
parte de las mochilas y me las dio a mi— No las abran o la magia no funciona,
dame garantía hasta mañana y verás como todo regresa a la normalidad — Una sonrisa
amable y confiada se reflejó en su rostro mientras extendía el pulgar hacía arriba
y caminaba hacía la puerta.
Si había salvado a Ivy y le había dado alojamiento a
Veritas, no podía ser tan malo. Tal vez pudo ver a través de mi lo que era yo en
realidad.
Bueno, si he de ser sincero aqui si note muchos errores en la redacción.
ResponderBorrarPrimero, los insanavbles errrores de tipeo, pinches palabras que se dejan escribir mal XD
Por el otro lado, esto si es un poco más importante, en unas 3 o 4 ocasiones, confundes a Veritas con Ivy, digo, si es algo que se nota, pero aun asi creo que es un error y no creo que sea a drede.
Algo que me gusta de lo que vienes haciendo esque toda la interaccion es de cierto modo, natural y tragable. Isaias por ejemplo, accede a estar mas o menos bien con las dos chicas, ya que ellas no suponen un reto o rivales en caso de que tuviera que tornarse agresivo este asunto, en cambio, al aparecer este tipo, la cosa cambia.
Por otro lado, todos son corteses, y aunque se guardan sus secretos, de cierto modo se llevan bien. Es como los primeros dias del trabajo o la escuela, todos dan su mejor cara. Hasta que el lider siente amenazao su lugar y tiene que impomner.
Por cierto, esesujeto se me hace un doble cara, a mi tampoco me cayo bien.
Excelente, esperare con ansias la quinta parte.