junio 14, 2012

Capitulo Cuatro: Navegando- Aunque tome toda una vida



Cuando viajas en el mar, cuando estas a merced de una fuerza superior a la tuya y que, por un giro del destino inesperado, podría destruirte, la gente tiende a comportarse de maneras distintas o incluso a mirar la vida de forma diferente. Para dedos de oro esta sensación, este cambio en su vida, se manifestaba de una manera positiva. El filibustero amaba el mar, no en el sentido común de amar algo, no. Su pasión iba más allá de que simplemente le gustase o le hiciese sentir bien, eso era para los párvulos, al menos desde la visión de Flogging. Para él, ese amor por el mar incluía todo, desde amarlo por sus maravillas, hasta respetar su poderío e incluso, tratar de entenderlo y admirarle pese a sus atrocidades. Se podría decir que era el amor más puro y sincero que había profesado jamás.

Las cosas en el barco se fueron animando conforme todos se iban adaptando al nuevo cambio de vida, desde los horarios de sus actividades hasta el llevar a cabo las tareas más simples sin que el vaivén del mar interfiriera. Con el ir y venir del tiempo, se fueron haciendo de manera tan eficiente las labores que incluso se sumaron otras por el mero gusto. No nada más los juegos de cartas, en los cuales en algún momento participaban todos, o las noches de beber ron bajo la luz de la luna.

Flogging era el más ocupado, puesto que él se encargaba de las tareas alternas de sus allegados. Para empezar, daba lecciones lo mejor que podía a Donovan sobre el manejo de su nave. Al ser principiante, era algo muy complicado y ciertamente desesperante para el tahúr, pero, si se debe hablar con honestidad, se esmeraba muchísimo para aprender y no atorarse. Realmente quería aprender y que mejor oportunidad que bajo la tutela de un maestro justo y paciente como dedos.

Donovan, al tener a su cargo, al menos de palabra y en papel, a stregone, decidió poner de su parte. Eso y en vista de que el servicio que hacía por el su capitán ameritaba algún tipo de remuneración. De esa manera, el jugador opto por darle lecciones de combate al hechicero. Al ver esto, dedos opto por cooperar en la “clase” e incluso invito a otra persona.

—Lo mío no es saltar a pelear —dijo con su característico timbre carente de emoción alguna.
Anima, yo pienso que te podría servir mucho tener las nociones básicas de la defensa con o sin una espada —le respondió el capitán de manera seria y con calma.
—Vamos anam, es bueno y podremos entretenernos en algo más ya que estamos aquí —señalo el barco con sus dos manos.
—Yo no me entretengo. Ocupo mi tiempo leyendo e instruyéndome en varios temas. No necesito… entretenerme —puntualizo.
—Piénsalo de esta manera zahorí, hasta donde he entendido, utilizas tu tiempo para aprender más cosas —se acariciaba su fina pelusa rubia que tenia por barba al hablar—, leyendo. ¿Por qué no aprovecharlo con unas clases prácticas? Así, podrás conjuntar teoría y práctica, logrando que tu aprendizaje sea mucho mejor porque lo nutrirás de las dos esferas y no nada más de una sola.
—No entra en mis intereses el arte del combate —dijo seca la mujer de ébano—. Como dije, yo no soy parte de las filas de pelea, no me interesa. Yo solo proveo soporte.
—Creo que sería importante que en un medio en el que la gente habla más con sus armas que con palabras, tú y stregone aprendan defenderse —le miro fijamente a los ojos—. Cuando vas a otro país, aprendes las bases para poder dialogar y entenderte, es lo natural para seguir adelante. Con esto, será algo parecido, digamos que son las bases para entablar “un dialogo”.
—Vamos alma mía —dijo emocionado el hechicero mientras la tomaba de las manos—. Así tendré una compañera con la cual podría poner a prueba mis nuevas destrezas adquiridas.
—Si es que tuviera algunas —se burlo el tahúr.
—Te escuche perro.
—Esa era la idea stolto.
—No veo necesario el aprender habilidades que probablemente no volveré a emplear después de este viaje.
—Veo que no podemos convencerte —dijo resignado el capitán—. Por lo menos, quiero pedirte una cosa, como capitán de esta nave. ¿Podrías asistir y ser observadora por lo menos? No te pido ya que lo aprendas en cuerpo, pero, sería bueno que tuvieras una noción de esto.

Para ser íntegramente honestos, se hizo un silencio. No fue de ninguna manera incomodo, pese a su rara manera de manejar sus sentimientos, con anima ese tipo de cosas jamás pasaban, era tan clara y seca que nada podía tomársele a mal o por otro sentido. Su mayor virtud y defecto a la vez, su falta de pasión. Shamrock cruzo sus brazos y miro a la mujer, stregone la miraba esperanzado y dedos seguía con sus ojos marrones clavados en ella.

—No encuentro problema alguno con ser observadora —respondió finalmente.
—Bueno eso es algo —dijo aliviado shamrock.
—Es mucho más de lo que yo he conseguido para otros menesteres.
—No nos importa su vida amoroso stolto, ten pudor —dijo divertido el tahúr.
—¡No me refería a eso idiota! —Dijo molesto el hechicero—. Ahora veras —tomo un palo y se lanzo a pelear— ¡En garde!
—Creo que se llevan muy bien —dijo anima dibujando una minúscula sonrisa en su rostro.
—Eso parece. Como sea, no te detengas si en su momento decides unirte a la práctica.
—Eso no pasara.
—Bueno —dedos se encogió de hombros, arqueo las cejas y miro a la mujer a la cara—, yo siempre dije que jamás usaría servicios de adivinación y ya ves —sonrió de manera sincera—, aquí estas.

El capitán del barco no dijo más. Simplemente se dio la vuelta y tomo un pedazo de madera, aparentemente un viejo palo de escoba o trapeador. A unos pasos de llegar con un abatido stregone y un pésimo ganador shamrock, lo detuvo uno de sus marineros.

—Capitán, yo y un par de hombres no pudimos hacer oídos sordos de lo que le dijo a la mujer —dijo con algo de pena.
—No era ningún secreto.
—Si… bueno, queríamos saber si podemos formar parte de estas clases de espada —el hombre se quito un gorro de lana y con su único ojo miro a su capitán—. Solo participaríamos en nuestros descansos capitán.
—No veo el problema —contesto Flogging sin pensarlo —. Pero a la primera prueba de que alguien se enoje o quiera volver en algo personal la práctica, se las arreglara conmigo y mi acero ¿Entendido? —fulmino con su mirada a los hombres.
—No hay problema —dijo con algo de temor al que habían escogido como portavoz.
—Andando entonces —al finalizar le dio el pedazo de madera al marino tuerto.
—¡Dedos de oro es bueno verte! —Le gritaba un triunfal Donovan parado sobre stregone—. Te perdiste el duelo más corto de la historia de la humanidad.
—Se un buen ganador shamrock —pidió Flogging—. No me gustaría darte una paliza por ser un pésimo vencedor.
—Sabes, me siento con suerte el día de hoy —se hizo a un lado dejando respirar a stregone y tomo del piso la que había fungido como espada del mago—. Veamos si la fortuna sigue sonriéndome.

Donovan le lanzo a su capitán la “espada” en una abierta invitación a un combate. El filibustero tomo al vuelo la madera, con una sola mano y de manera rápida. Del mismo modo, la tiro a un lado y camino hasta ponerse delante de Donovan.

—No peleare con un hombre desarmado —shamrock sonreía mientras hablaba—. Eso no es ético.
—Te estoy dando una ventaja de cortesía —le respondió dedos.
—Ya veo, crees que a ti es a quien le sonríe la dama de la fortuna —Donovan se puso su “espada” en el hombro.
—Yo no creo en la suerte —Flogging extendió sus palmas y le sonrió a Donovan—. No temas atacar a un hombre desarmado.

Con rápido movimiento el tahúr deslizo su espada de entrenamiento desde su hombro a su enemigo, un tajo vertical fulminante. El filibustero con simpleza desvió el movimiento con un golpe de antebrazo, con la otra mano le planto un golpe seco a su oponente en la garganta. En el acto el jugador soltó su arma y se llevo ambas manos a la garganta. El capitán de la nave, con ambas manos lo empujo del pecho tirándolo de un sentón.

—Creo que está claro que jamás debemos confiarnos —dijo con un tono sobrio, como si de verdad estuviera dando cátedra—. Vamos, de pie amici —sin burla en la voz, le extendió la mano a Donovan.
—Diablos es demasiado bueno —dijo el hechicero a su amada apenas conteniendo la emoción—. Carajo, es muy bueno.
—Donovan es muy transparente en sus acciones para pelear.
—No es tan fácil como tú crees —dijo claramente ofendido.
—Por otro lado, pensé que quienes dirigían la nave eran esos dos —dijo la mujer dejando claro que no se retractaba o discutiría sus ideas.
—Bueno, dedos dijo que estábamos navegando aguas tranquilas por ahora y que seguíamos un curso fijo, así que solo dejo a un marino vigilando el rumbo. Aunque, menciono que surcamos aguas tan calmadas que, una piedra atada al timón valdría lo mismo.
—Ya veo.
—Porque no lo intentas —retomo el tema—, no te costaría nada y creo que esos dos serian igual de gentiles y pacientes al enseñarte como yo lo haría. Por lo menos dedos de oro lo seria.
—Deje clara mi postura sobre esto de aprender a pelear, a mi me basta con observar.
—Como tú quieras, pero, recuerda que no todo se aprende en los libros o viendo nada más.

Sin decir más, el hechicero dejo a la dueña de su amor parada, observando, como, aparentemente se la pasaba haciendo toda su vida.

Las lecciones sobre combate siguieron en los días siguientes. Flogging no siempre estaba presente en ellas al igual que Donovan, incluso era raro que los dos coincidieran. Por un lado, Flogging tenía que supervisar más cosas de la nave y a los marinos a su cargo, esa tarea solo se facilitaba gracias a que el tahúr realmente se esmeraba en aprender rápido los secretos de la navegación, dándole más tiempo a su capitán para otras tareas. Por su parte, Donovan en medida de lo posible y con el consentimiento implícito de Flogging, procuraba ayudar en lo que podía también. Desde tareas como tener un conteo de las reservas hasta vigilar el comportamiento de los subordinados para que la vendetta navegara en paz.

Pasadas varias lunas desde el inicio de su travesía en mar. Flogging empezó a unirse a sus camaradas de nave en las noches de ron y cantos marinos. No siempre estaba codo a codo con su tripulación sobre la cubierta, varias de esas noches de hecho las pasaba en vela navegando. Sujetando con la diestra el timón y con la siniestra una botella de ron, o como él le llamaba por costumbre de otra época de su vida: rumbullion. Precisamente, en varias de esas noches que Flogging estaba en el castillo de popa, se le unieron Donovan y stregone. Era curioso como a veces, pese a sus diferencias, los hombres por instinto se buscaban y se reunían bajo la luna a hablar de sus vidas.

En una noche con luna llena y un cielo despejado y claro, se encontraban reunidos esos tres. El capitán parado delante del timón, representando como el que más su papel de dirigir la nave y salvaguardar su carga. El tahúr se encontraba recargado en el barandal, con la botella en la mano y tranquilo, pues era su descanso y además ya tenía estudiado lo que su mentor hacia en esos momentos. Finalmente, el mago estaba sentado, recargado en el barandal a un lado del jugador; el cielo se refleja en sus pupilas, llevando su mente a lugares distantes.

Era una noche preciosa sin duda.

—Bueno, es un gusto tenerlos aquí nuevamente —dijo dedos serio—. Es algo aburrido y solitario el hacer la guardia nocturna.
—Yo estoy aquí por el ron —dijo Donovan sonriente, igual que siempre—. Tenía mis dudas de que abandonaras tan rápido el whiskey, aunque no me extraña, es delicioso este néctar ámbar de los dioses.
—Bueno, yo realmente vine a mirar el cielo, es algo mágico para mí. La naturaleza y las palabras son dos de mis pasiones —tomo de la mano del tahúr la botella y le dio un trago—. Y no puedo negar que este licor tiene un saber que te atrapa.
—Como dije, es un placer contar con su compañía —ironizo dedos—. Por lo menos son honestos, al menos ahora.
—Yo siempre he sido honesto, al menos conmigo mismo —le arrebato la botella a stregone y le dio un gran trago—. Podría acostumbrarme a esta buena vida.
—Yo también soy honesto siempre, al menos con mi alma amada.
—Bueno, yo me refería a que seamos honestos entre nosotros, después de todo somos compañeros —se dio la vuelta recargándose en el timón—. Dame la botella y el tiempo.
—Toma —le lanzo la botella—. ¿Viste? No derrame ni una gota.
—No me gusta que se desperdicie mi bebida —dijo serio—, puedo tolerar muchas cosas, pero el licor deberías tratarlo con cuidado, es importante.
—El reloj de arena ya ha marcado treinta minutos —stregone se puso de pie y giro el artefacto de tiempo.
—Llámale ampolleta, ese es su nombre para los navegantes —le corrigió con educación dedos.
—Me sorprende que aun uses un artefacto tan viejo para navegar.
—Bueno, así aprendí a navegar y mientras me funcione, lo seguiré haciendo —le dio un gran trago a la botella, vaciándola por completo—. Me temo que contigo será lo mismo, a menos que aprendas a navegar con alguien más.
—Por ahora me basta contigo. Pensé que esa botella duraría más —dijo el mago rascándose su barbilla.
—Somos tres, es natural que una botella dure apenas una ampolleta, más tomando en cuenta que le dan sendos tragos que pareciera que mueren de sed.
—Bueno, toma en cuenta que el stolto debe ahogar sus penas, que ahora son más. Con la espada y su amada.
—Te derretiría esa cara de bufón que tienes…
—Pero somos compañeros —le corto Flogging.
—¿Por qué tanta insistencia en eso? —Cuestiono el jugador.
—Porque me gustaría sentirme seguro cuando tengamos que jugarnos el pellejo. Muchas riñas de este estilo vi en el pasado —la cara del capitán se torno sombría al evocar su pasado—. Muchas vidas se perdieron por tonterías y mal entendidos que bien pudieron arreglarse simplemente hablando o siendo más flexibles.
—Eso de ser flexible es muy importante para ti —dijo stregone—. Lo repites al hablar sobre pelear e incluso aquí.
—Adaptarse es vital para sobrevivir, eso lo aprendí desde que era niño.
—¡Oh no! Ahora vendrá una triste historia sobre tu pasado ¿Verdad? —El jugador saco de su gabardina otra botella—. Esta vez, beberemos whiskey —dijo con alegría.
—No quisiera aburrirlos esta noche con mi vida —Flogging se cruzo de brazos y sonrió—. Me gustaría más escuchar sus historias. Déjame dar el primer trago, te lo exijo como tu capitán —bromeo.
—Solo te daré el privilegio por ser generoso y no aburrirnos con tu pasado.
—Vaya, de manera que no quieres hablar de eso en verdad —tomo la botella, la destapo y le dio un trago—. Ni tú historia ni la mía, entonces, solo quedas tú —apunto al hechicero con la botella—. Dale un buen trago al aqua vitae para que te afloje las palabras.
—Saben, yo esperaba más de este viaje —dijo tomando la botella y sin dejar de observar la luna y el majestuoso cielo nocturno—, por alguna razón yo esperaba más de esto. No nada más entrenar, comer y emborracharme por las noches, me recuerda a mis días sirviendo en los barracones…
—¡Fuiste militar stolto! —exclamo sumamente sorprendido.
—Preste servicio, apenas un año y ni siquiera fui soldado. Me dedicaba a archivar y ese tipo de cosas.
—De manera que te hartaste y huiste ¿No?
—Muy intuitivo mi capitán —dijo sonriendo y mirando la botella con nostalgia—.Era otra época de mi vida definitivamente. Como sea, yo pensé que para estas alturas estaría viviendo grandes aventuras y conociendo diversos misterios del mundo… no nada más repitiendo un capitulo de mi vida —le dio un pequeño trago a la botella—. Creí que esta historia trataría de aventuras, de duelos, de joyas y de seres fantásticos —se estiro un poco y le dio la botella al tahúr—. Es demasiado tranquilo.
—Vamos stolto tú no estás hecho para las emociones fuertes —le dio un trago grande a la botella y se seco los labios con la otra mano, satisfecho totalmente—. ¡Ah! ¡Qué delicia!
—Estamos navegando aguas tranquilas y no hemos tocado tierra todavía —con felino movimiento le arrebato la botella al jugador y se empapo los labios de licor—. Ya vendrán las aventuras, las peleas por salvar el pellejo, la fantasía y el dinero…
—Eso es verdad, me preguntaba justamente hacia dónde vamos. Precisamente, la isla del sentimental Johnny no está a la vuelta de la esquina…
—Yo tengo una vaga idea de a dónde vamos.
—Tú no eres navegante, que podrás saber tu stolto.
Anima a estado siguiendo la ruta que trazamos desde que partimos de puerto, según sus cálculos, debemos de estar a unos días de llegar a la isla de Malegria. —explico ignorando completamente al tahúr.
—Así es —dijo Floggin sonriendo complacido—. Estamos a una semana de ese lugar. De ahora en adelante, empezare a darle más crédito a esa mujer, al menos está demostrando que sus conocimientos van más allá de lo esperado.
—Modestia aparte, mi anam es una erudita y muy confiable.
—A mí lo que me gustaría saber, es la historia de cómo dos personas tan distintas están juntas —dijo el tahúr estirando la mano para que le dieran el whiskey—. Venga, dame la bebida —el filibustero le paso la botella, en vez de tomar en el acto su trago, la alzo al cielo mirando cuanto licor le quedaba—. Son sin duda una pareja peculiar.
—Me imagino que lo mismo piensan de nosotros todos los marinos que contrataste —dijo el capitán revisando el timón y su curso—, después de todo, ninguno de nosotros cuatro parecería que embonamos en personalidad…
—Y aun así —intervino el mago—, nos estamos acoplando y llevando bien —finalizo su oración sonriendo de oreja a oreja.
—Exactamente —concedió el navegante de  la vendetta.
—Y sin querer todos estamos aprendiendo algo mientras estamos en tu nave e incluso nos llevamos bien, no es así. ¡Que me aspen! Tus habilidades de persuasión son más discretas pero de una efectividad contundente.
—Es el curso natural de las cosas. Simplemente, tenía que pasar, si vamos a trabajar juntos, debemos crear un lazo de confianza mutuo, para que nuestras futuras tareas sean más llevaderas.
Lengua de oro deberíamos llamarte de verdad —dijo entre broma y verdad el tahúr—. A veces, pareces algo más que un simple filibustero de renombre.
—Quien lo diría —sonrió Flogging—, de manera que ahora estas mostrando interés en mi historia.
—No recuerdo haber dicho algo parecido.
—A veces, lo que no dices, es lo que habla por ti —sonrió nuevamente—. Pensé que alguien como tú, que salva su pellejo con la palabra la mayoría del tiempo, lo sabría.
—Como sea —el tahúr le dio la botella al mago—, todos tenemos una historia detrás, para que arruinar el misterio contando ahora todo —se desperezo y camino hacia las escaleras—. Despiértenme cuando me toque dirigir la nave —finalizo su participación de esa noche con una despedida de mano.
—¿Tú no te sientes cansado? —cuestiono el mago, mirando con algo de asco la botella en su mano.
—Realmente no, aunque parezca mentira, me siento más vivo que nunca.
—Debe ser que estás en tu elemento de nuevo —con cuidado puso la botella a su lado.
—Soy un animal terrestre —se mofo.
—Sabes a que me refiero, esto aparentemente es lo tuyo. Además, creo que te hacía falta salir de ese letargo impuesto, de hecho, probablemente eso seguro te mataría a la larga.
—No creo que sea para tanto —dijo permitiendo que su vista se perdiera en la inmensidad del mar.
—Bueno, no me refiero a una de esas muertes violentas o que se hacen leyendas —el mago se puso de pie con el alcohol en su diestra—, sino más bien a esos decesos por pena, por tristeza —se puso nuevamente junto a la ampolleta y le dio su merecido giro—, como si una fuerza misteriosa te robara la vida o un ser de penumbra te chupara el alma.
—Tal vez sea eso —concedió el filibustero mientras que en su rostro, como por arte de magia, el peso de sus aventuras y de los años se marcaba en sus facciones.
—Bueno, llevamos dos ampolletas
—Está bien, faltan seis para que siga el turno a shamrock, puedes ir y descansar, no hay ningún problema stregone.
—Está bien —dejo la botella de whiskey junto a la ampolleta y camino a las escaleras.

Sin intercambiar más palabras, el hechicero dejo al solitario capitán de la vendetta navegar, no solo el océano de este bello y misterioso mundo, sino también surcando esos recovecos de su mente que le regresaban esos recuerdos, esos pesados e inolvidables recuerdos de lo que parecía, otra vida.

En los días subsecuentes las cosas se mantuvieron con cierta normalidad. Anima observándolo todo y leyendo, stregone tratando de mejorar o tal vez, obtener, habilidades para el combate físico, shamrock desempolvando sus técnicas de batalla y aprendiendo a navegar y finalmente dedos de oro, bueno, lo cierto es que se mantuvo de buen ánimo y siempre al tanto de todos los deberes de que tenía como capitán de su embarcación.

Como dato curioso, cinco días después de esa plática y de los cálculos de Flogging y anima, anclaron al fin en la isla de Malegria. Uno de tantos puertos que servían de sitios de paso para travesías más largas. Esta isla, a diferencia de la isla de la tortuga no era un sitio sin ley o que fuera punto de reunión de piratas y similares. Malegria era un sitio que se respetaba y que permanecía neutral ante todo tipo de trifulca de los sitios que le rodeaban, por lo cual era un lugar perfecto para escapar de una guerra y tener una buena vida. Por otro lado, sería ingenuo creer que esta isla estaba libre de problemas o de piratas. Sí, se tenía un control y leyes en el lugar, pero lo cierto es que el sitió era el lugar ideal para tener encuentros clandestinos con mercenarios o piratas, justamente por su neutralidad.

Desembarcaron al medio día, nada más al poner pie en su blanca arena se sintieron un poco raros todos, era natural, finalmente era tierra firme, extrañarían el vaivén del mar. Una vez que aseguraron perfectamente la nave, Flogging mando a sus marinos a tomar un descanso y les dio una parte de su paga para que se “divirtieran” como más les apeteciera. Se acordó que se reunirían en el muelle nuevamente en dos días.

—Bueno, ahora deberíamos ir a una buena taberna y beber hasta que perdamos la conciencia —propuso Donovan con una sonrisa en el rostro.
—No me gusta beber.
—Me estoy empezando a cuestionar si te gusta vivir de hecho —dijo molesto por el desaire a su propuesta.
—Cada persona disfruta de diferentes maneras —dijo la mujer de ébano sin inmutarse—. Yo disfruto leyendo, no bebiendo.
—Vaya, rimaste sin querer mi amada anam.
—Si me gustaría escuchar la historia de cómo estos dos terminaron juntos —se acerco a Flogging y le dio un codazo en las costillas— ¿No te gustaría saberlo a ti también?
—Atentos —Flogging caminaba con calma y parecía inmerso en su conversación, pero miraba con desconfianza a la mayoría de gente con que se topaban—. Algo va mal aquí —dijo en tono confidencial—, todo están muy atentos a lo que hacemos, eso no me gusta.
—Desde que desembarcamos nos han estado mirando, de hecho, creo que incluso nos están siguiendo —ánima lo dijo al tiempo que miraba hacia atrás a un trió de sujetos que iba a unos metros detrás de ellos.
—Creí que era solo mi imaginación…
—Tómalo con calma stolto, es natural, somos un grupo pintoresco y además toma en cuenta que dedos y yo no podemos pasar desapercibidos.
—Yo diría que quien no pasa desapercibido es shamrock —dijo ánima a sus compañeros—. Todos los que nos han visto, lo miran con especial interés a él.
—De manera que a esto hemos llegado —Flogging sonrió de una manera distinta a como le habían visto en los días anteriores, era una sonrisa que oscilaba entre lo salvaje y la locura—. Te dije que las peleas para salvar el pellejo ya vendrían stregone.
—No esperaba que fuera tan rápido, ahora me arrepiento de mis deseos.
—Es él —dijo un hombre a otro que iba saliendo de un prostibulo—. Es el que esa mujer busca.
—¿Mujer? —Pregunto con algo de temor en su voz Donovan— ¿Qué mujer me busca granuja?
—Una mujer, que aparentemente tiene mucho interés en ti —él y el otro hombre les cerraron el paso. Entonces, desenfundo su acero—. Tanto interés como para haber puesto una buena suma por llevarle tu pellejo.
—Los otros que nos seguían ya nos están cerrando la huida también —señalo la mujer.
—No puedo creer que terminamos en una calle apretada en la que no podremos huir —dijo stregone claramente nervioso—. Esto no me está gustando.
—A mi tampoco, sobre todo la parte de la mujer —desenfundo su espada—. Me gustaría que dieras nombres.
—Ya podrás preguntárselo cuando te llevemos con ella.
—Espero que nos dé más dinero por llevar a tus amigos —dijo el segundo hombre desenfundando también.
—Llego la hora de ponernos a prueba —Flogging dio un paso al frente y con su izquierda detuvo a Donovan—. Tú y stregone encárguense del trio, yo me encargare de estos dos, tú mantente atenta y en el centro ánima.
—Eso será fácil —dijo la mujer sonriendo.
—¡Atento stolto! No puedes permitirte dudas en este momento.
—Está bien —hincho el pecho y respiro hondo para calmar sus miedos—. ¡Estoy listo!
—Bueno, de modo que no quieren cooperar —Flogging desenfundo su acero y lo giro dos veces, no dejo de sonreír ni un solo momento—. Tendremos que hacer esto a la fuerza entonces.
—Te costara trabajo hacernos hablar, no somos espadas a sueldo cualquiera —dijo el segundo sujeto.
—Cuanta gente hay en estos mares, que gusta de vender barata su piel.

Dijo dedos de oro sonriendo con malicia mientras se lanzaba al ataque.

2 comentarios:

  1. me gusta como va esta historia, sabes le hubiera quedado bien eso de "bitácora del capitán" XD
    me agrada como se van conociendo los personajes tan despreocupadamente, eso es algo muy tuyo y el alcohol <.<
    pero me choca que lo cortes en las batallas jeje, a ver cuando subes lo que sigue
    bye sigue así kk

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  2. Sabes tiene un encanto, aún no termino de leer, pero ya me esta gustado mas :P

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