agosto 10, 2012

Capítulo 5:Deseo -Aunque tome toda una vida


En esas historias increíbles, en los cuentos fantásticos, las narraciones extraordinarias o las leyendas antiguas, los combates siempre suelen ser un evento crucial en lo que se relata. Cuantas batallas, peleas o trifulcas no han sido descritas de una manera épica y de corte legendario que da la impresión que la imaginación tal vez no alcance para recrear la escena de lo increíble y magnifica que fue.

Es curioso, en otras circunstancias este encuentro podría ser contado de una manera inigualable y con sorprendentes giros y sorpresas. Pese a ello, es más importante mantenerse fiel a los hechos para que el peso de esta historia, no disminuya por agregados a su desarrollo.

Es así, que una pelea, que en otras circunstancias y tal vez descrita por otros labios o manos, pudo durar horas, en realidad se determino en cosa de instantes. Como muchas cosas en la vida, al verlas hacia atrás, uno puede notar que no todo fue lo que parecía.

Por ejemplo, para stregone, ese fue un combate a muerte que aparentemente duro horas, el primero de su vida, de muchos más por delante, una batalla fiera y encarnizada. Nada más alejado de la realidad.

Se definió demasiado rápido.

Dedos de oro de un movimiento desarmo al sujeto de su derecha con un golpe de su acero. Un toque limpio de su hoja que acertó en el puño enemigo basto para aflojar los bríos y el agarre del arma. Sin dar tiempo a un contra ataque, de su cintura sustrajo su pistola flintlock y con puntería ajena al humano promedio, le dio un tiro certero en el estomago al enemigo de su izquierda.

 Anima presencio todo y realmente se asombro al ver la habilidad de dedos. Normalmente la gente hablaba mil y un cosas sobre esa gente conocida, ya fuese por fama bien ganada o la peor de las infamias, siempre de una u otra forma exageraban lo dicho. La mujer de ébano en ese instante, creyó que por primera vez, las habladurías se quedaron cortas.

A espaldas de Flogging y ánima se gestaba un zafarrancho distinto.

Para fortuna de stregone, Donovan llamo la atención de dos de sus tres perseguidores y así pudo concentrarse en un solo enemigo. Aunque no había tenido oportunidad alguna de dar un solo golpe de ataque, se defendía de una manera que nadie esperaba. En defensa del hechicero se podía decir que no solo se trataba de un elemento distinto al suyo, sino que también pese a todo estaba tan nervioso y era tan notorio, que en verdad, era sorprendente que no hubiera sido herido.

Shamrock mantenía a raya a sus enemigos con extravagantes movimientos no solo de su espada sino de su persona. Para ser alguien que se decía, solo sabía moverse en este mundo de caos con la lengua, se defendía de una manera sorprendente.

Dedos de oro enfundo su pistola nuevamente en su cinturón y apunto la espada a la yugular de su enemigo desarmado. Le sonrió de una manera que aterrorizo al agresor, pero, pese a su fisonomía de lunático, no le hirió.

—Tú amigo morirá si no le tapas esa herida. Deberías hacer algo —le dijo sin quitar sus ojos o el acero del sujeto—. Ánima a mi —pronuncio con voz clara, la mujer en el acto, sorprendentemente, se paró a su lado—. Toma —le puso en la mano su acero, acto seguido, se inclino y tomo las espadas de sus enemigos vencidos—. Si hace un solo movimiento sospechoso… le atraviesas el cuello.
—Yo…
—Solo por esta vez pon de tu parte ¿De acuerdo? —su voz era amable pero no permitía cabida a que se contradijera.

Shamrock por su parte, por un golpe de suerte había logrado hacer que uno de sus enemigos atorara su acero en un barril de conservas, por lo cual de un solo golpe lo dejo fuera de combate. Ahora estaba batiéndose en un duelo en el que llevaba las de ganar.

Stregone seguía haciendo lo que podía, hasta ese momento no cambio nada. No dio golpe alguno pero tampoco recibió un solo golpe. Cualquiera diría que el entrenamiento no había servido de nada, pero, la realidad era que aunque no era un combatiente avanzado y aguerrido, su defensa era impenetrable, al menos combatiendo uno contra uno.

De un estoque certero, Donovan atravesó el antebrazo dominante de su último adversario a la altura del codo. En ese instante, la fuerza en ese brazo cedió y el acero se resbalo de sus manos acompañado de un desgarrador grito de dolor. Con una rapidez de la que pocas veces hacía gala, el tahúr sustrajo su acero con elegante movimiento, lo alzo alto y con el pomo le dio de lleno en la garganta haciendo que perdiera la compostura y se desplomara.

Fue solo hasta que el golpe seco de ese sujeto contra el piso, le dejo claro al último duelista, el que trataba de apalear al hechicero, que estaba solo en ese combate y sin posible manera de conseguir nuevos refuerzos, ya ni que decir de que saldría bien librado de este embate. Con el temor marcado en su rostro, el sujeto soltó su espada y se hinco ante Flogging y su grupo.

—Esto lo simplifica todo —sin inmutarse siquiera, regreso al lado de su enemigo desarmado y le dio un golpe seco en la nuca derribándolo a un lado del herido por pistola—.Yo no tengo asuntos a tratar con ustedes, pero, sospecho que Shamrock tiene unas cuantas preguntas para ustedes…
—Que amable de tu parte dedos —rápidamente tomo las espadas de sus enemigos y las lanzo a un lado de ánima—. Stolto enfunda tu acero, te ves ridículo y podrías esculcar a estos tipos y desarmarlos o robarles algo de utilidad.
—Que bajo —dijo con repulsión el interpelado.
—Bueno, te recuerdo que no fuiste contratado por ninguna casa real, somos piratas…
—Solo desármalos —se adelanto Flogging—, no creo que tengan nada de valor para nosotros, pero estas armas, o bien las podemos vender o usarlas más adelante y así ya no le causaran problemas a nadie más… al menos por ahora.
—Vaya, estas demostrando más aptitudes de las esperadas —comento ánima.
—Muy bien sabandija —el jugador se paró delante del enemigo que se rindió y lo levanto con ambas manos del cuello de su camisola—, dime todo lo que sabes.
—No pensé que querrías que te contara toda mi vida —sonrió el interrogado con ironía.
—Estúpido —el tahúr le dio un tremendo puñetazo en la nariz, aparentemente, paso de la tranquilidad a la furia en ese instante— ¡Respóndeme basura!
 —Tranquilízate shamrock —dijo la mujer del grupo.
—A mí a diferencia de nuestro capitán, no me gusta estar en la mira de nadie, y menos de las mujeres.
—Irónico para un mujeriego —dijo por lo bajo stregone mientras esculcaba al último de sus enemigos.
—¡Contéstame con la verdad o juro que te matare! —esta vez le propino dos bofetadas, de ida y vuelta, con la intención de “aflojarle” la lengua y las palabras correctas.
—Si quieres ve y pregúntaselo, no dijo muchas cosas de ella, obviamente cretino —dijo con molestia y esfuerzo por las mejillas hinchadas de los golpes.
—Muy bien, eso podría creértelo más. Dime donde encontrarla y te dejare… de golpear por lo menos.
—Hay una taberna en la periferia del lugar llamada desitjo, nos dijo que cualquier dato que tuviéramos de utilidad, se lo lleváramos allí o tu cabeza con mayor su… —el sujeto fue acallado por un puñetazo bien propinado en su boca que le tiro un diente del frente.
—Eso significa deseo —acoto ánima.
—Maldita sea —el apostador lanzo contra una pared al tipejo que estaba interrogando, su semblante cambio de repente. De la calma dio paso a la ira, y ahora paso a la incertidumbre—. No me gusta hacia donde está yendo esto…
—A mí lo que me sorprende es que sigamos aquí —señalo ánima acertadamente.
—Creo que empiezo a valorar más y más que estés en este viaje con nosotros —dijo Flogging tomando en sus manos las pertenencias hurtadas de sus atacantes—. Vayamos a otro sitio a ponernos al día, conozco una pensión con comida caliente y discreta no muy lejos de aquí ¡Andando!

Sin decir una sola palabra más y dejando cinco sujetos inconscientes en ese lugar, partieron sin dilación al nuevo destino. No es que fuera algo sorprendente o genuinamente fuera de lo común, pero se desplazaron en silencio. Lo raro no era ir callados, eso ya había pasado en los días de navegación por ejemplo, lo que hacía peculiar e incomodo ese silencio, era que quien no hablaba era shamrock.
De verdad el lugar era un sitio modesto y que no llamaba la atención. Su fachada era vieja y estaba muy a tono con los edificios que le rodeaban, no resaltaba ni por colores o formas arquitectónicas. El lugar ideal para hacer una parada sin atraer muchas miradas sobre tu espalda. Al atravesar la puerta de roble lo primero que vieron fue una especie de pub, con sus sillas duras y mesas manchadas. En la barra, un tipo calvo limpiaba un par de tarros grandes. Al ver a sus nuevos comensales no pareció inmutarse de ningún modo hasta que detrás del umbral de la puerta y cerrando filas vio a Flogging.

—¡Mierda! —exclamo sorprendido y casi suelta el tarro que tenía en sus manos.
—Pensé que era un lugar para pasar desapercibidos —dijo la mujer ante tal reacción.
—Lo es, tal vez no para mí, pero sí lo es para shamrock y todos ustedes —respondió el capitán cerrando tras de sí la puerta—. A mí también me da gusto verte.
—Carajo dedos es solo que pensé que jamás volvería a verte después de lo que te paso. Es como si viera a un puto muerto —dijo abriendo grandes lo ojos, muy acorde con su sorpresa.
—No te preocupes, mucha gente debe pensar eso. Ahora, ya que pasamos las gratas sorpresas, dime que sabes del movimiento de la isla, Horace.
—Tomen asiento por favor, déjenme traerles un par de cervezas y guisados de la casa…
—Gracias, pero por favor, has que tus palabras corran, necesitamos saber lo más que podamos.
—Bueno dedos ya sabes que por estos lados no pasan tantas cosas como en las costas de tu amada pista del diablo, no señor, este sitio es un poco más tranquilo —rápido como solo los que están acostumbrados a servir, regreso de lo que parecía la cocina con cuatro platos de un guisado tan caliente que dejaba tras de sí su estela de vapor en el aire—. Lo único nuevo que he oído es que hace una o dos semanas se planto una mercenaria en una de las pocilgas de orillas del lugar. Estaban buscando a un pirata, uno al que ella quiere vivo —su voz se apago al regresar a la cocina por más viandas.
—De manera que es una mujer, interesada en el pirata en cuestión y lo quiere con vida… es una venganza sin duda —dijo ánima mirando su guisado, tratando de identificar que alimento era lo que tenía enfrente.
—¡Esto esta delicioso! —stregone atacaba su plato como si no hubiera comido en semanas.
—No te atragantes con la comida, calma tus nervios de otra manera stregone —sugirió el capitán—. De manera que esta mujer te quiere para hacerte pagar algo…
—No sé, digo, por favor, seamos honestos —el tahúr se agarraba los costados del rostro en un gesto de preocupación desmedido—, podría ser cualquiera de las mujeres con la que me he metido —se froto con las manos el rostro dejando escapar un suspiro algo ahogado—. Y de todos los lugares tenía que ser aquí…
—Bueno, por lo que mi alma amada me ha dicho, este es un lugar perfecto para establecer un punto de control para cazar a un sujeto. Por su situación con los demás lugares, su ubicación en el mapa, la cantidad de tipejos de dudosa calaña que pasan por aquí…
—Pasamos —puntualizo dedos—. Ahora eres parte de este gremio de gente de dudosa  calidad humana.
—No se trata de cualquier mujer —dijo ánima con decisión, pero mirando su plato—. Te pones tan nervioso porque sospechas de una mujer, una a la que le podrías temer por algo terrible que le hubieras hecho y que, además — tomo su cuchara de madera, la metió con cuidado en el plato y la dejo a unos centímetros de sus labios para que enfriara un poco—, tiene los recursos para darte caza. Es una mujer que conoces bien y de la que estas huyendo —con delicadeza se metió la cuchara a la boca y degusto su contenido, cerrando los ojos, estaba concentrada en ello.
—De verdad esta mujer me agrada más y más.
—Mi alma amada tiene razón, no estarías tan asustado —lo último lo dijo despacio, para calibrar la reacción del jugador—, debe ser una mujer que conoces.
—Tengo mis sospechas —confeso el apostador, sorprendentemente un poco más aliviado, como si al aceptar las suposiciones de sus camaradas se quitara un peso de encima—, pero no tengo certezas.
—¡Aquí les traigo cerveza de una de mis mejores reservas! —Anuncio con alegría el tendero—. No conozco una descripción de la mujer, ni un solo dato que pudiera darles algo de importancia, lo lamento —se dirigió a su barra una vez que puso los cuatro tarros en la mesa, pero, se detuvo en seco y se dio la vuelta para mirar a sus comensales—. Bueno, no sé si esto pueda servir de algo, pero, la mujer es conocida bajo el seudónimo de deseo.

En ese instante Donovan no pudo contenerse y se paró de su silla como si le hubieran quemado con hierro ardiente. Miro hacia todos los rincones asustado, como si de repente el lugar fuera una guarida de vengativos enemigos. La reacción física continuo, su frente se perlo de sudor y se notaba el temblor de sus piernas, realmente le había tocado hondo esa pequeña revelación.

—No, esto no me puede estar pasando —dijo fuera de sí.
—Esto confirma lo que decía mi prenda amada del alma —stregone dejo su cuchara en el cuenco vacio—. Que delicia.
—Esto es una especie de guiso de carnero con vegetales y un extraño sabor a manteca que le da un toque peculiar —ánima miraba al techo mientras hablaba, aparentemente, consigo misma sobre la comida.
Desire —dijo apenas en un susurro el tahúr, como si hubiese escapado de la prisión de sus labios la palabra, a la fuerza.
Deseo —dijo la mujer de ébano mientras acercaba con ambas manos el tazón a su rostro para olerlo.
—Soy el único aquí que piensa que esta comida es decente, pero no tanto como para arrasar con ella o verla a profundidad por lo que veo —Flogging recargo sus antebrazos en el respaldo de la silla y miro a Donovan—. Sería buena idea si nos hablas de ella.
—Sería mejor idea si nos largamos de aquí antes de que corran a decirle que atranque en este sitio…
—No seas ingenuo muchacho —Horace hablaba fuerte y claro desde su barra—, ella ya debe saber que estas aquí, lo que no sabe es en donde estas —puntualizo.
—Tiene razón, está bien que el lugar es moderadamente grande, pero, lo cierto es que todo mundo debió de notar que un nuevo barco llego a puerto, y más si hay “Cazadores”.
—Podría ser cerdo…
—No amada mía, si es carnero, ese sabor que te deja en el paladar es inconfundible.
—Esa mujer… esa mujer… —la cara que ponía al pronunciar esas palabras el jugador solo podía describirse de una manera: terror.
—Creo que solo podemos hacer una cosa referente a esto —dedos se levanto de la silla y planto sus palmas en la mesa en un sonoro golpe—. Iremos a plantarle cara a esa mujer.
—Está bien —stregone se levanto acariciándose el estomago y sonriendo—. Vendré por más de este guiso exquisito, no cabe duda.
—Yo aun tengo mis dudas sobre que animal es el que comimos —la mujer de ébano también se puso de pie y se encamino a la puerta.
—¡Estás loco amici! ¡De ninguna manera iré a ver a esa mujer!
—Mira amici —dijo el capitán imitando el tono y acento de su camarada—, la mejor manera de librarte de un problema, es esta, no evitándolo o huyendo. Tienes que plantarle cara.
—No pienso hacerlo ¡Jamás!
—No estarás solo —Flogging miro a Donovan a los ojos—. Iremos todos juntos —al decir eso, puso la diestra en el hombro del tahúr y con la siniestra señalo a sus dos acompañantes.
—Eso no me reconforta mucho la verdad —dijo shamrock sorprendentemente más relajado y mirando a stregone.
—Bueno, al menos ya te sientes mejor como para volver a burlarte de mi rufián —dijo sonriendo stregone.
—Para ser alguien que estaba a punto de ser atravesado por el acero enemigo, estas muy tranquilo ahora —dijo el tahúr al hechicero.
—Es simple, no es a mí a quien quieren amici
—Eso estuvo de más —dijo muy serio Flogging… y entonces, cuando todos lo miraban se echo a reír con fuerza, naturalmente, solo stregone rio ya que ánima ya estaba fuera del lugar y  shamrock, se puso pálido—. Horace, cuida nuestras cosas mientras estamos fuera, es probable que regresemos heridos por la noche, así que estate preparado.
—Como en los viejos tiempos eh —dijo el tendero con una leve sonrisa en los labios.
—Como en los viejos tiempos —respondió Flogging con esa sonrisa de locura que, aparentemente, se estaba apoderando más de él— ¡Andando! ¡Vayamos a encontrarnos con nuestro destino!

Con esas palabras finales, los tres hombres salieron de la pensión. No precisamente con un plan o buenas ideas, pero, el capitán de ese grupo, tenía una sola idea: erradicar de raíz el problema. No sabía cómo, y realmente, no le interesaba. El viejo calor de la vida de filibustero empezaba a llenar el vacío de su alma, era innegable que esta era la vida que amaba. Al menos por ahora, después tendría que afrontar sus propios problemas y quizá, hasta a sus propios demonios.

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