diciembre 07, 2012

Las lagrimas de los caidos-Capítulo 11


Lunes.

De regreso a la academia. Esa mañana había salido de su casa sin siquiera decir adiós, asumió que tal vez seguía molesto con sus padres, era eso o… algo más extraño, no recordaba gran parte de lo que paso después de que abandonó el bunker. En fin, no debía ser gran cosa, por algo no lo recordaba.

Hasta ese momento no había caído en cuenta lo raro que era caminar sin Gael hasta el campus. Aunque sus compañeros de clase no eran mala compañía.

De hecho, se llevaban especialmente bien con tres de ellos: Johan, que era algo corpulento pero sin llegar a extremos; Merrick, el nuevo de la clase con una extraña afición al mundo vegetal (al igual que su padre) y Lixi la novia de Johan, con quienes compartía (para su suerte) la última hora de clases de ese día, la cual impartía el mismo rector, a falta de personal.

Los temas de sus conversaciones podían ir desde el sentido de la vida hasta cual sabor de helado era el mejor, tal vez eso le ayudaba a despejar la mente (además de no poner atención a las clases)  y de no pensar en todo lo que le había ocurrido en tan solo dos semanas.

-¡ANCEL! –Le llamo Merrick, el más alegre de los tres – ¡despierta! Es casi hora de salir y tu sigues durmiendo para variar, eres el colmo –dijo sonriendo – ¿vamos a comer? –termino preguntando.

Ancel estaba muy agradecido por tenerlos, desde el primer día de clases en la academia se hizo amigo de Lixi y Johan, ambos eran nuevos en el campus, y Merrick  era el mas nuevo de los cinco (contando a Gael), él provenía de una isla de la cual Ancel no podía recordar el nombre, aun así sabia que podía contar con ellos, y ahora que se encontraban en el último año tenia que disfrutar sus momentos mas que nunca.

-Ah…este… si, vamos- fue lo único que respondió. Los demás por supuesto notaron algo raro en él, pero no se atrevían a preguntar. El rector le llamó, al parecer quería hablar con él.

-¿No vas a ir?- pregunto Merrick

-No, seguramente me va a regañar y yo no he hecho nada malo.

Salieron del campus rumbo al distrito central, la urbe repleta de tiendas y centros comerciales, donde te hacían gastar más de lo que tenías para ofrecer, en el camino se encontraron con varios alumnos de la academia y de la universidad, algunos solo se detenían para preguntar por Gael ya que su ausencia no pasaba desapercibida.

Merrick y los otros notaron que cada vez que esto pasaba, Ancel no podía dejar de fingir una sonrisa y contestar que se encontraba en un viaje con su hermano en Sudamérica y no tenia idea de cuando podía volver.

Estando ya en la Avenida principal con su hermoso empedrado y puestos ambulantes en las banquetas, vieron un gran tumulto afuera del lugar donde solían comer.

-¡Genial!, ¡está atascado de gente! –exclamó poco alegre Lixi señalando tristemente hacia el frente. -¿Ahora que hacemos?

-Eso no tiene sentido…- repuso Johan –ese lugar nunca ha tenido clientela, ¡ni siquiera cuando está de promoción!

- Johan tiene razón, vamos a ver que pasa –dijo Ancel mientras se adelantaba para ver de cerca. Pero el ambiente de pronto cambio, todos se quedaron paralizados justo donde estaban, es decir…podían moverse pero era como si una fuerza electrizante los hubiera golpeado de la nada.

No solo ellos estaban paralizados, tambien los otros magos habían tomado posiciones de defensa o se encontraban en el suelo con los ojos fijos en algo invisible. Incluso los no magos sabían que algo pasaba. Los cuatro amigos intentaban ver lo que sucedía por entre la gente pero sin éxito.

-Johan, súbeme en tus hombros – dijo Lixi dejando su bolso de cuero en suelo. ¡Qué buena idea se le había ocurrido! Johan era el más alto de los cuatro y al tener la fuerza de su lado llevar en hombros a su novia no significaría problema alguno.

Su novio obedeció y se arrodillo para permitir que Lixi subiera, (ella era varios centímetros más baja que él), estando arriba, Lixi tuvo un visión más clara de todo, por encima de las cabezas el polvo comenzaba a caer y la imagen se esclareció para dejar ver algo increíble.

-¡Lixi! ¿Que ves? –pregunto impaciente Ancel

-eh...este…hay polvo pero…-titubeaba la joven recogiéndose los mechones de cabello negro lacio detrás de la oreja cuando un sonido de cristal rompiéndose sonó.

-¡¿Qué?! – dijo Merrick dando saltitos de un lado a otro para intentar ver lo que Lixi veía.

-Ancel, ¿no dijiste que Gael estaba con su hermano en Sudamérica?- dijo por fin Lixi mirándolo desde las alturas.

-Si, mujer, si, ¡está con Daniel!- respondió de mala manera y casi en automático. – ¡pero eso no viene al caso ahora!

-Pues yo creo que si porque…- sentenció la joven señalando hacia el frente, cuando un grito de advertencia hizo que la multitud se partiera en dos lanzándose al suelo. Los reflejos de Ancel no fueron tan buenos como los de sus amigos y fue golpeado por algo duro como una roca, pero el calor que emanaba de esa “roca” le resultaba familiar.

-¡Daniel!- exclamó perplejo Ancel mientras se incorporaba y ayudaba a otro mago de fuego a hacer lo mismo, cuando Daniel se dio cuenta de quien le ayudaba tambien se sorprendió pero pronto volvió a la realidad y casi susurrando le suplico a Ancel que se fuera.

-¡Oh! que bonito, ¡Si tan solo te hubiera conocido así de amable!- una figura femenina surgió de entre las ruinas que antes eran la cafetería, era joven, debía tener más o menos la misma edad que Daniel e iba vestida con una túnica color celeste de tela brillosa en la que resaltaba su cabello rojo. Algo muy raro incluso para los magos.

-Vamos Daniel, yo sé que esto no es todo lo que puedes hacer- desafío la extraña, posando sus enormes ojos cafés en él y apuntando con una daga en su dirección.

-Ni siquiera te imaginas lo que puedo hacer- respondió Daniel estrujando sus manos a los costados y formando una capa de fuego en ellas. Sin que alguien lo esperara, a pesar de todo el caos, algo exploto a lo lejos y las personas presentes, incluso magos comenzaron a huir de ahí, estaban aterrados, no sabían de donde provenía y tampoco se querían quedar a averiguarlo, solo el trio de amigos junto con Ancel y un Daniel herido se encontraban en la calle.

-vaya…eso fue muy rápido- siguió hablando la desconocida, mirando en dirección a la explosión – bueno… me gustaría quedarme para conocerte mejor Daniel, pero mi tiempo se acabó- la joven guardó las dagas debajo de su túnica y dio un vistazo a Ancel, como si lo acabara de notar, pero sin decir más, se marcho.
Nadie se atrevió a seguirla, ni siquiera Daniel quien se quedo con la bola de fuego en la mano la cual enseguida se extinguió.

La valiente en romper el silencio fue Lixi – ¿están bien?- pregunto a Daniel y Ancel, quienes asintieron y se apartaron del lugar, Johan ayudo a Daniel a sentarse y Merrick verificó que no tuvieran heridas mayores.

Por fin Ancel se atrevió a preguntarle a Daniel por la extraña y porque lo había atacado, pero al parecer estaba demasiado cansado incluso para pensar, solo les dio a entender que tenia que ver algo con las personas que atacaron a Gael. Merrick, Johan y Lixi de por sí se encontraban confundidos, ahora no tenían idea de qué estaba pasando.

Y Ancel no quería alzar la mirada, porque sabía que ellos le estaban viendo y que le iban a interrogar. Johan lo aparto de Daniel y los tres lo rodearon, esperando una respuesta a una pregunta que no tenía que ser formulada.

Ancel solo suspiro y sin alzar la mirada dijo – Atacaron la casa de Gael la semana pasada, él esta bien pero nadie sabe algo sobre su papá… -pensó un poco sobre decir algo acerca del extraño que encontró en bosque –y…ya.

-¿¡Y cuando planeabas decirnos!?- grito Lixi sin que le importara la poca baba que escupió en la cara de Ancel, como si se lo mereciera.

-¡No sabia que hacer!- se defendió, y era verdad.


-En fin, al menos sabemos que paso y ahora podemos ayudar- intervino Merrick, alejándose un poco para estar con Daniel a lo que Lixi le siguió.
Solo el imponente Johan se quedo mirando a Ancel sin decir algo.
Ancel trataba a Johan con mucho respeto pues a pesar de tener la misma edad, él siempre actuaba de manera bastante madura y casi siempre sabía como solucionar las cosas, en eso se igualaba a Lixi, tal vez por eso eran novios.
-¿Tú tambien me vas a regañar?- dijo Ancel alzando un poco la cabeza pero desviando la mirada.
-No, pero solo te quiero recordar que Gael también es nuestro amigo- y se marcho para alcanzar a los otros dos que ya llevaban buen camino andado rumbo a la casa de Merrick.

3 comentarios:

  1. Um...Alex, volvió a pasar el bug del texto.

    Nábile, admiro mucho tu imaginación y la manera en que das vida a un mundo con reglas muy diferentes al que nosotros estamos acostumbrados.

    El rector me resulta sospechoso, sabe algo del ataque me parece.

    Feel

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  2. Esa última linea de Merrick me gusto. Un golpazo al hígado directo y que marea XD

    Me gusta la narrativa que has ido agarrando, sin afán de sonar engreído o eh... presuntuoso a mejorado muchisimo, de verdad. Es más envolvente y de una clase que es más legible y pese a los giros y demás que da la historia, no te pierde sino que te sumerge, casi de la mano. Muy buen trabajo.

    Como ya dijo Feel arriba, la manera en que creas y reinventas el mundo para acoplarlo a la magia y sus reglas es fantastico, desde el primer capitulo lo dije, y aunque no hay mejoras agigantadas, poco a poco dejas notar tu esmero en darle forma, otro punto a favor.

    En fin, me agrada el giro que esta tomando esto, más acción, más intriga y quiza un toque de drama por lo de los amigos y hacía done lleva todo este misterio.

    Me gusta mucho. Seguire leyendo =)

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  3. Gracias! Me alegra mucho saber que los objetivos se estan cumpliendo, poco a poco...

    Nabile.

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