junio 02, 2013

Las lagrimas de los caídos- Capítulo 16

La brisa que desprendía el lago ayudo a Lixi a seguir con el camino que conducía a la casa de Johan. Estaba acompañada por Merrick, quien se abanicaba con las manos. Era un día especialmente caluroso. Ella y Johan eran vecinos, ahí mismo fue donde se conocieron hace ya varios inviernos. Merrick le contaba algo sobre cómo se notaba que el lago era artificial, era por las plantas, todas las que lo rodeaban parecían trasplantadas, no tenían raíces y solo servían de adorno. Al igual que el lago. En realidad era un lago sustituto, lleno de agua cristalina como solo lo puede ser el vidrio recién salido del horno.

Debido a que ese lugar se convirtió en un centro habitacional, los peces que vivían fueron muriendo por la contaminación y la pesca incontrolada. En un intento del gobierno por conservar las “Áreas Verdes Comunitarias” nació el lago cristalino.

Pero solo eso rescataron, las calles seguían llenas de vagabundos cargando a espaldas en apoyo alimenticio que les daba el gobierno una vez al mes (consistía principalmente de un pequeño paquete comida enlatada o deshidratada, algo para entretenerlos y poder decir en sus spots que se preocupaban por los grupos marginados), en realidad si podían racionar bien la comida, solo les duraba dos semanas.

La basura se acumulaba cada vez más en los contenedores y los niños no salían por miedo a no volver a sus hogares, o si volvían, lo mejor que les podía pasar era regresar completos. El intento por mejorar la seguridad solo había servido en la capital, pues esa gente de mala caña opto por establecerse en lugares donde nadie esperaba lo peor, como los pueblos o pequeñas residenciales.

En realidad esa zona no eran tan peligrosa, existían otras peores y más devastadas por la pobreza. Esa zona en específico se podría describir como una zona de transición. De un lado tenían a la gran ciudad, coronada de smog. Y del otro lado la zona habitacional, ahí donde vivía Johan y Lixi era el comienzo de esa zona. No se encontraba muy retirado de la casa de Ancel, pero en esas condiciones no podían viajar en tren. Así que esperaron al transporte comunitario.

Llegaron por fin. Merrick se adelantó y toco la puertecilla de imitación de madera, y el tacto le dijo que era metálica.

Daniel abrió y los dos entraron sin saludar. Dada la ocasión no hacían falta la formalidad al presentarse.

Dieron dos pasos y ya se encontraban en la sala-comedor-cocina de la casa de su novio. Los padres de Johan estaban ahí, pero no hacían preguntas. El tamaño de esa habitación era tan pequeño que se les dificultaba caminar e incluso mandar la charola magnética a repartir los vasos con agua era una tarea imposible.

-Disculpen ustedes que no los atiéndanos como se debe- dijo la madre de Johan.

-Pero esque…no esperábamos visitas…- concluyo el señor.

-No, todo está perfecto, gracias a ustedes por acogernos- dijo Daniel algo apenado al notar el tamaño de su casa.

-Ah, todo está bien, tenemos tres cuartos libres- dijo el señor y despidiéndose subió con su esposa a su recamara.

Ancel se preguntó dónde podrían estar esos famosos cuartos, pues esa casa no lucia como si albergara pasadizos secretos.

Ninguno de los presentes (más que Lixi, por obvias razones) había estado en la casa de Johan antes. Su hogar fue uno de los primeros en ser construidos al lado del lago (cuando todavía había peces), por lo que era una de las más grandes y se encontraba algo retirada de la zona donde vivían Merrick, Ancel y Gael. Era una de las más grandes, pero seguía siendo pequeña a comparación de la casa de Ancel y Gael.

Nadie hablaba, solo Gael que seguía en una especie de shock y seguía pidiendo a Ancel y a Emi que le explicaran de nuevo todo lo que paso en su casa. Desde que entró y busco a sus hermanas, hasta el momento en que perdió el conocimiento.

Solo Emi parecía estar de sobra en esa casa, pero tenía su razón de estar ahí. La familia de Ancel decidió rentar un pequeño apartamento en el centro de la avenida principal, cerca de donde vivía Merrick, Emi no quiso ir con ellos, porque ella había presenciado más que Ancel lo que ocurrió en su casa.

Ella fue la que oyó el nombre: Chaim.

Y tambien ella tenía cosas que explicar, como: ¿Qué hacía en su casa en horario escolar?, ¿Por qué estaba en el estudio con Kylie? ¿Cómo fue que llego ahí tan rápido si Merrick la había visto momentos antes en el Campus?

-Salí de la escuela, porque la alarma de incendio de mi cuarto se activó, y como está sincronizada con mi Móvil me aviso a mi primero –les relato en el viaje de ida.

-Intente llamar a casa para ver que sucedía, pero nadie respondía. Primero pensé que solo era una falsa alarma, pero luego recibí una llamada de Kylie- en ese momento hizo una pausa y miro a Ancel.
-Kylie no tiene Móvil- dijo su hermano.

-Ya sé, la llamada venia de la casa, pero Kylie la estaba realizando, seguramente uso el reconocimiento de huellas digitales para hacerla, pero ese no es el punto- dijo desesperada- se supone que ella debía estar en la escuela al igual que yo.

“No respondí, dije que tenía que ser una broma, a esas horas solo estaba mamá en casa. Recibí una segunda llamada, seguía siendo Kylie y esta vez contesté. Lloraba y me dijo que tenía miedo, hablaba casi en un susurro.

-Tranquilízate- le dije – ¿Dónde está mamá?

Me contesto que no sabía.

-¿cómo que no sabes? ¡Debería estar ahí!

-Lo sé, ¡pero no está!- contesto angustiada, no podía ver bien detrás de ella.

En ese momento yo ya estaba saliendo del salón y corría hacia la salida más próxima sin colgar.
-¿y porque lloras?- le volví a preguntar, no veía razón por la cual llorara.

Entonces la llamada se cortó. Mire el holograma y todo parecía en orden. Solo la imagen estaba congelada (como siempre)  y la línea de voz era recta.

Justo cuando iba entrando al callejón donde siempre me desvió para llegar a la avenida principal, una pelirroja de negro salió de la nada y me jalo hacia una camioneta negra. Me dieron de tomar algo que me dejo mareada.

Solo supe cuando llegamos a la casa por la fachada, la pelirroja y otra mujer de cabello café me bajaron de la camioneta y me llevaron directo a la entrada.

La puerta se abrió casi al momento. Pasamos por la sala y mi mamá estaba tendida en el suelo, había sangre. Creo que comencé a gritar. Me llevaron al garaje y ahí estaba Kylie llorando de miedo. A su lado estaba el hombre de ojos azules.

Cuando estaba a punto de hablar alguien me dijo “No digas nada”, era el desconocido que salvo mi hermano. Tenía los ojos abiertos y estaba recargado en la pared mirando al otro hombre fijamente.
-Es de mala educación callar a una señorita- dijo el hombre

-Eres la última persona que puede hablarme sobre decencia- contestó con dificultad.

-¡Ay Chaim, hermano mío, tu eres tan culpable como yo!- dijo medio divertido, yo solo estaba parada en medio de los dos, no quería estar ahí, quería abrazar a Kylie y salir corriendo.

Le dije que si quería dinero o joyas, yo se las daba, pero que nos dejara en paz.

El rio y me dijo que no las necesitaba, solo necesitaba información, y la persona que habíamos cuidado era la única que podía dársela.

-¿Dónde está Dhara?

-No te diré, y no es Dhara, es un error.

-¡No te atrevas a llamarla así!- le grito y lanzo al que llamo su hermano hacia el otro lado de la habitación, yo corrí con suerte y me lance directo a Kylie y la dos nos quedamos en la esquina. Observando.

Dijeron varios nombres. Jafet. Cammin. Valeska. Incluso mencionaron a Gael y a papá.

Dijeron claramente Sihab, y tambien mencionaron al abuelo, a Baruch. Hablaban de pueblos y caídos y cosas que no entendía.

Luego le dijo:

-Chaim, siento tener que hacer esto, pero no estas cooperando.

Ese nombre si lo identificaba, era el nombre del papá de Gael. Chaim al parecer supo que yo sabía eso y me miro y me dijo: “Diles que lo siento”. El lugar comenzó a arder de la nada, había una tercera mujer, era muy hermosa y era ella quien quemaba el lugar. Las llamas estaban tan cerca que intente alejarlas con algo de las botellas de agua que estaba ahí. La mujer solo reía.

Ya no sabía a donde mirar, enfrente tenía el cuerpo de Chaim, inmóvil, pensé que había muerto de pie o algo, no se movía. Las pelirroja discutía algo con la de cabello café, la otra se acercaba al tipo loco que solo miraba la puerta, como esperando algo.

-Entonces llegaste tú- señalo a Ancel.

Y todo lo demás ya lo saben.”

Nadie dijo nada. Fue un plan muy ingenioso, atraer a Ancel por medio de su familia para así quitarle la gema.

-Pero… ¿cómo supieron que yo la tenía?- dijo Ancel.

Daniel se levantó de pronto.

-Parece que tenemos que acudir a las autoridades- dijo, saliendo de su ensimismamiento e ignorando la pregunta.

Ancel salto al oír eso, ¿era necesario?, se preguntó. Pero claro que lo era, media calle había sido atacada y varias personas resultaron heridas, solo había una persona que podía hacerse cargo de todo ese desastre.
El único inconveniente que tenía Ancel era el siguiente: El Alcalde era el mismo Rector.


Ahora tenía una carga más encima.

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