Al
final de ese día nos separamos cerca de mi edificio y cuando desperté, nuevamente era el mismo
sábado de siempre ¿Cuántas veces tendría que repetirse Podía intentar un sinfín
de cosas diferentes ese mismo día pero jamás podía pasar de ese día.
Algo
que hacía sin falta era pasar a esa hora, por ese lugar y mirar a la chica
esperar deseando que alguien más la ayudara pero todos la ignoraban y ella los
ignoraba a ellos. Era una chica que no tenía vida en sus ojos y solo miraba, como
siguiendo algo que sabía que ocurriría, pasar a las multitudes ¿Qué hacía ahí
entonces si sabía que nadie la ayudaría? Estaba empapada y las gotas de lluvia
hacían parecer que lloraba. Era como una estatua.
—Aún
no se tu nombre y me parece que necesitas ayuda —me reprendí mentalmente por
acercarme con tal familiaridad, había comprobado que la gente no me recordaba y
yo era el único consciente de éste ciclo.
—Pensé
que jamás volverías a hablarme —en cuanto le dirigí la palabra, la vida volvió
a su rostro y se dibujo en él una sonrisa burlona— ¿Seguirás diciendo que no
tienes otros motivos?
—Tengo
uno —comencé a decir— preguntarte: ¿Por qué estamos atrapados en el último
sábado de Julio? Las lluvias de agosto ya se vienen ¿por qué no elegir otra
fecha?
—Tal
vez te lo explique si me llevas a un lugar seco —alzó las manos y mostró como
estaba escurriendo— ¿qué tal tu casa? — actuó un poco más amistosa ésta vez y,
cómo no tenía a nadie más a quien pedirle ayuda, accedí a su petición.
—Sigues
sin decirme tu nombre— recordé mientras caminábamos bajo mi paraguas— ¿Quieres
que te diga nada más “chica” — dije para intentar racionalizar mi petición ante
una chica que siempre buscaba razones. Buscaba razones al grado de ser
irrazonable.
—¿Nombre?
No recuerdo tener uno —ella miró a su alrededor—. Nadie se comunica, ella está
interesada en él pero jamás le dirá nada— señaló a dos personas de un grupo de
amigos—, ella es golpeada en su casa, el maquillaje se ha vuelto tan moderno
que oculta heridas externas pero en su mirada se ven las del corazón.
Asentí
y me pregunté como lo sabía pero no dije nada.
—Fui
yo, así que no te preocupes, pero no recomendaría dejar esperando a una dama si
realmente quieres aspirar a ser un caballero ¿Durante cuánto tiempo me dejaste
plantada? Casi un mes, ya me siento vieja, mira que olvidar mi nombre…aunque
tal vez nunca me haya gustado, no quiero recordarlo, tendré que conseguir uno
nuevo.
—Lo
siento —preferí abstenerme de comentar sobre su lógica de su nombre.
—¿Por
qué? —nuevamente esa sonrisa que me daba ligeros arranques de querer golpearla—
Hiciste lo que cualquiera, eres humano después de todo.
—Pero
no lo correcto —añadí con el orgullo herido.
—¿Desde
cuando es correcto meterte en los problemas de una extraña? —ella bufó y se
rindió de hacerme cambiar de parecer acerca de mi estilo de vida— ¡Cómo sea!
Tengo cosas más importantes en que pensar, como un nombre ¿Ayudarás? La verdad
es que no recuerdo nada.
—Si
no recuerdas nada, creo que el nombre es lo de menos —critiqué.
—Excepto
cuando no —indicó sin hacerme mucho caso— ¿qué tal Virgilia? Seré la que te enseñe lógica para salir de éste
lugar.
—No
me gusta —corté— demasiado presuntuoso, estás tan perdida como yo y además de
todo ¿Cómo recuerdas literatura pero no tu
nombre?
La
única respuesta que obtuve fue una encogida de hombros.
—Muy
bien, pensaba ser Beatriz pero serías pésimo Dante así que me quedaré con
Veritas y te abriré los ojos a la cruel realidad—anunció mientras señalaba
dramáticamente.
—¿Por
qué todos tus nombres son presuntuosos? ¿Por qué no algo sencillo como Isabel?
—sentí cierta molestia al pronunciar ese nombre, era una molestia inexplicable.
—Sería
una injusticia —explicó— podría llamarme linda y no lo sería ¿o sí? —lo último
lo dijo en un tono juguetón, como mofa del cliché del tono seductor— Los
nombres deben hacer justicia a las cosas, por ejemplo tu nombre es estúpido
pero tú tal vez tengas esperanza ¿quieres otro nombre?
—No,
gracias —repliqué.
—Por
algo jamás dejarás de ser Isaías —se burló.
—No
me interesa dejar de serlo —contrataqué— ¿qué me hace tan tonto a tus ojos?
No
le di tiempo de responder, el deja vu me hizo entregarle el paraguas y caminar
en dirección a mi casa.
—Ésta
vez, sigue siendo mi dirección —me recordó y yo suspiré, regresé a su lado y
ella enganchó su brazo con el mio.
—¿Qué
tramas al establecer contacto cercano con una persona que te invita a su casa?
—dije para intentar obtener una reacción.
—Abusar
de tu bondad —y entonces recordé que era imposible vencerla en su propio juego.
—Eso
no es lo suficientemente claro —bien, podría ser un Isaías por ser tan necio
contra alguien aún más necio.
—Solo
un lugar dónde secarme y pasar la noche, no te hagas ilusiones —refutó.
—¿Pasar
la noche? ¿Por qué no en tu casa? —discutí.
—Sería
mala idea ir ahí —se tornó seria de pronto— primero debería acabar la escuela
de artes pero no es como si el tiempo fuera a avanzar de pronto.
—Y
no tienes dónde quedarte —adiviné algo agobiado.
—Exacto
—dijo sonriente— Afortunadamente un caballero heroico y estúpido cómo el solo,
dijo que haría lo que fuera por una extraña en problemas —acarició mi brazo.
—Está
bien pero buscarás alojamiento y trabajo lo más pronto posible —intenté no caer
en su juego.
—Tal
vez el domingo —se burló.
—¿Dónde
están tus cosas? —pregunté. No tenía pinta de haber llegado hoy a la ciudad.
—¿Qué
cosas? —preguntó haciéndose la inocente.
—¿Así
que solo traes la ropa que tienes
puesta? —pregunté algo frustrado.
—Y
algo de dinero —intento consolarme, no lo lograba.
—¿Qué
estudias? —pregunté al supuesto borde de las lagrimas.
—Diseño
—respondió.
—Al
menos no fue fotografía —suspiré sintiendo un mínimo alivio.
La
guie por los diferentes edificios que conformaban la zona de alojamiento por
estudiantes y cerré mi paraguas al pie de uno de los edificios.
—
Esa es mi habitación —Indiqué señalando una puerta en el segundo piso del
edificio— puedes entrar a darte un baño, solo abre la puerta cuando termines
para saber que puedo entrar.
—Si
señor —después de imitar a un soldado me arrebató las llaves y se internó
dentro de mi habitación.
Sería
una temporada incómoda. Si es que el tiempo se dignaba a avanzar.
Aun
así, las cosas ya no pintaban tan mal, al menos no era el mismo día aburrido y
solitario que llevaba repitiendo dios sepa cuantas veces. Las cosas habían
cambiado y parecía que para bien.
Veritas era difícil de tratar, pero una persona
divertida con quien conversar y que me ponía a prueba a cada segundo. Actuaba
despreocupada por la realidad en general y era algo que apreciaba, tan bien me
gustaría olvidar la situación en la que estábamos.
Después
conocería a más personas que, como yo, estaban atrapadas en ese día o al menos
eso era lo que pensaba.
Vaya, esto se esta poniendo confusamente interesante. Siempre tu fantasía urbana tiene que ser asi de una u otra manera, me gusta bastante. Y es que al final, siempre haces que todo encaje y es maravilloso XD
ResponderBorrarBueno, me gustan los personajes, en especial Isaias, creo que honestamente, yo trataria de hacer lo mismo que él. Me identifico. Ella en cambio, me huelo a que es una necia por que teme ser debil XD
Y me gusta como esta narrado, es casi a base de dialogos, pero para como lo veo, lo que cuenta es entender a los personajes y lo que piensan, para así entender en que estan metidos.
Solo señalaria que en la parte del nombre, cuando ella le dice que la dejo plantada un mes y demas, no se, creo que senti que estaba o fuera de lugar o que te comiste algun dialogo previo.
En fin, esta bastante bien carajo, no tardes ya tanto en transcribirla XD